Los hechos corroboran la historia o la historia es corroborada por los hechos. La banalidad tomada para suspenderme el programa, no tiene el mas mínimo asidero. Por lo tanto tengo que llegar a la conclusión definitiva que fue una orden impartida a la directora de la radio, no fue un problema político lo que originó todo esto. Sencillamente un señor se sintió afectado desproporcionadamente en la denuncia cuando siquiera fue nombrado en forma particular, aunque el contenido de la misiva lo incluía en negocios en el IVSS. De tal manera que no hay otra justificación, mas aún cuando este señor, dice ahora que no conoce a Rafael Febles y nunca oyó el programa, de paso ignorando la sintonía de la radio de manera intencional.
El caso de la directora de la radio es de especial atención ¿Se esta gerenciando debidamente? ¿Se respeta la libertad de expresión? ¿Porqué el silencio de los moderadores a excepción de Ricardo Durán? Lo que pasa es la mas copiosa situación cuarto republicana. Quiero decirles que antes del golpe yo era la voz económica de la radio y semanalmente emitía unos micros y otros para el canal internacional. Sentía el respeto de las autoridades anteriores; desde Teresita hasta Ruiz, independientemente que hayan brincado la talanquera en los momentos difíciles. Cuando se actúa de manera visceral como lo fue mi caso cuando no se oyó mi versión, cuando fui afectado en mi libertad de expresión y acción, es cuando me pregunto si vale la pena el sacrificio para beneficiar a oportunistas y medrosos del poder. La verdad, estoy seguro, saldrá dentro de poco. A veces uno en las reflexiones, se pasea por muchas eventualidades. Creo y sigo al Presidente Chávez, al Vicepresidente Rangel, a Diosdado, a Iris, a Cilia, a Rafael Ramirez, a muchos diputados y diputadas y otros tantos. Pero, tengo que creer en quienes actúan solapadamente en el poder, beneficiándose de el, atropellando a la gente que hace criticas constructivas. Entonces ¿Dónde está la lectura del mensaje del Presidente?
Estoy seguro que Dios es grande y que ayudara para que este proceso se salve de la rapiña. No puede ser, que ocurran casos como el mío u otros similares. Yo haré, en primer lugar, lo que me dicte la conciencia. No sirvo para político por aquello de la hipocresía; por lo tanto no se tomar una posición política y utilizarla para presionar bajo el manto de un poder político. Mi caso ha provocado una solidaridad inmensa y la he recibido con entusiasmo y fortaleza. No puedo renunciar a mi reivindicación, por que creo no solo es mía. Es de todos aquellos que sintieron que les hablaba con franqueza, informando y enseñando, canalizando posturas ante las situaciones presentadas. Solo fui un comunicador sin serlo oficialmente.
Por último, quiero decirles que la decisión no es mía. La reincorporación no depende solo de mi. ¿Quien juzgará y decidirá? No lo sabemos. Siento un gran dolor y una gran decepción, no por el proceso que es infinito; si no por mucha gente que poco a poco se iría decantándose ante este tipo de situaciones. El ánimo tiene su límite. Si yo defendí y sigo defendiendo este proceso contra viento y marea, convirtiéndome, lo digo con humildad, en un punto de referencia del que hacer, de cómo soportar la impunidad imperante y de cómo luchar contra la guerra mediática, y se me paga de esta manera, entonces tenemos no solo un problema con los enemigos naturales de la revolución, si no con un enemigo más poderoso: La intolerancia de quienes dicen ser los aliados de la revolución.
Rafael Febles
ACTORES ECONOMICOS