A propósito de la muerte del cardenal golpista. Mensaje de Don Bosco al Cardenal Velasco y a los Salesianos

Publicado en enero de 2003 href="http://www.geocities.com/reinaldobolivar/DonBosco.htm">www.geocities.com/reinaldobolivar/DonBosco.htm

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Juan Bosco, fundador de la Congregación Salesiana, era hijo de una humilde familia italiana. Nació en plena restauración y división de Italia en 8 reinos. Huérfano de padre a los dos años, fue criado, junto a sus hermanos, por su madre y debió trabajar desde temprano para granearse sus estudios “Éramos campesinos que ganaban el pan de cada día, con el trabajo y el ahorro”. Don Bosco recordó siempre la frase clave de su madre para educarlos “Acordaos de que Dios te ve hasta vuestros pensamientos”

Don Bosco cuenta que su infancia se desarrollo en medio de las calamidades naturales, inseguridad y la escasez de alimentos “Mi madre alimento la familia, mientras tuvo con qué hacerlo”. La vocación hacia los niños y jóvenes de Juan Bosco, sin duda está cimentada en su vida de luchas para superarse. Ir a la escuela en sus tiempos, era todo un sacrificio para un niño pobre. Su primera clase escolar fue a los 9 años. Tuvo el pequeño que costearse sus estudios. Para llegar a la escuela caminaba kilómetros descalzos para conservar al máximo sus zapatos. Soportó y venció con sus méritos la discriminación a la que pretendieron someterlo los maestros (sacerdotes) en el primer colegio.

Cuando decide ser sacerdote Juan sabe lo que significa el servicio pastoral: “Tienes obligaciones gravísimas. Al levantarse de la mesa, después de comer o cenar: yo he comido, pero ¿Y mis fieles? Tienes que dividir con los pobres lo que posees…Quiero entregar toda mi vida a los jóvenes”. En sus estudios y en su ejercicio cultivaría su vocación con la mayor frescura y energía, De joven fundo un club juvenil al que llamó “Sociedad de la Alegría” donde privaban las virtudes y los deberes escolares y “ser alegres”.

Siempre serán estos los principios orientadores del sacerdocio de Don Bosco y las enseñanzas que trasmitirá a los salesianos. Con una misión clara: los jóvenes más necesitados. No podría ser de otra manera, Juan creció entre niños y jóvenes necesitados que para hacerse un camino digno tenían pelearlo. Comprendió que su deber era la defensa, promoción y ejecútese de los derecho humanos como la educación, la alimentación, la vivienda, la recreación, entre otros. A ello consagró su vida en todo tiempo, en guerra y paz, en hambre y epidemias, contra políticos, contra poderes económicos, contra la propia jerarquía católica. Todo con caridad y dulzura, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Sales. Y cumpliría a cabalidad sus normas de vidas.

Fundó oratorios, internados infantiles y juveniles, clubes deportivos... Para las niñas formó la congregación de las Salesianas hijas de María Auxiliadora a través de una humilde y gran mujer llamada María Mazzarello. La prioridad eran los más pobres, los abandonados a quienes por ningún motivo podían faltarle sus sagrados derechos.

No quiere decir esto que el revolucionario sacerdote no estuviera pendiente de lo que pasaba en su país. Antes bien estaba muy claro de que no podía dejar envolver sus ideales sociales en los estériles debates políticos “Dejar de lado la política” dijo en 1848. Y lo decía porque la ayuda y la atención a los niños y jóvenes pobres no podía someterse a las simpatías por uno u otro bando, o a las convicciones personales de un obispo o sacerdote. El tiempo no se detiene y como bien diría más de 100 años después la Madre Teresa de Calcuta “No puedo perder 5 minutos en hablar de política, se me puede morir un pobre en el hospital”.

Para expandir su acción, en 1854, funda los Salesianos “Se nos ha propuesto hacer, con la ayuda del Señor y de San Francisco de Sales, una prueba de ejercicio práctico de caridad con el prójimo”

En esas palabras queda sintetizada la misión de los salesianos y las hijas de María Auxiliadora.

Seguro estamos que los llamados hijos de Don Bosco, conocen más fondo la biografía del gran santo juvenil. Sería bueno que en estos días le den un repasito y frente al Sacramento del Altar o una imagen de San Juan Bosco, se hicieran un examen de conciencia sobre su participación en el actual momento que vive Venezuela. Sobre todo Ignacio Velasco firmante del decreto de disolución del Estado y dando discursos incomprensibles muy alejados de su formación salesiana. Y también esos sacerdotes y esas monjas salesianas que cierran las puertas de sus colegios olvidando que Don Bosco, autor del método salesiano de estudio ni los peores momentos de su vida y del país dio la espalda a los más pequeños.

Salesianos y Salesianas escuchen la voz de San Juan Bosco. Este es su mes. Recuerden que arriba hay un Dios que para abajo ve (Refrán popular)

Enero de 2003

Nota actual:

La Iglesia católica venezolana, con sus nobles excepciones, aunque lo nieguen los obispos, se ha puesto de espaldas a la voz del pueblo. En 1999, el Presidente Chávez, antes las constantes arremetida de la jerarquía católica afirmó «Ellos (los obispos) estaban allí cuando los presidentes se daban abrazos y levantaban la copa de vino y rezaban juntos. Sabían que esos presidentes estaban robando al pueblo, y los bendecían, bendecían el robo»?

La Conferencia Espicopal se reunió y lejos de reflexionar, arremetió contra el Presidente y sus ministros, y poniéndose por encima del mal y del bien, en el más claro ejercicio de soberbia, dijo en carta pública "Si esto se dice de la Iglesia, qué se puede esperar para el resto de las instituciones del país y para los ciudadanos individualmente". (25 de abril de 2000).

A partir de allí vinieron otros incidentes y una clara estrategia oposicionista de la Conferencia Espicopal seguida por los religiosos (los sacerdotes y monjas pertenecientes a ordenes como los jesuistas, salesianos, etc). Así aparecieron declaraciones del Rector de la UCAB, el señor Deviana; curas participando en foros públicos nacionales e internacionales en claro proseletismo político; llamado a protesta de la Asociación Venezolana de Escuelas Católicas; cierre de Colegios Católicos en paros políticos y lo peor de todo: el uso del púlpito, de la homilía dominical para crear divisiones entrenlos venezolanos, principalmente entre pobres y ricos. Lo más increíble, es que en esa carta pública, la Conferecencia Espicospal citama el Documento de Puebla de los Angeles. Una pieza de sabiduría, en la cual, los obispos reunidos en México, abogaban por los más pobres, en donde grabaron la frase "Ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres". Definitivamente, la jerarquía católica, encabezada por Velazco y Porras, no entendió la clave de Puebla. Si hubiesen tenido tiempo, si lo tuvieran, de analizar la Constitución Bolivariana de 1999, a la luz de Puebla, se darían cuenta que nunca como ahora, los pobres han estado mejor representados y con mayores esperanzas. Si lo hubiesen entendido no hubieran bendecido el pacto CTV-Fedecamara-TV para tumbar al Presidente; no hubiesen avalado el golpe de Estado con su firma y planificación.

En esa carta, todo un ejercicio de pedantería y alejamiento del pueblo y sus gobernates, los Obispos le hacían saber al Presidente, que sólo ellos podían interpretar las sagradas escrituras, y le prohibían decir que Dios estaba con su causa (la de Chávez). Olvidadaron que Voz del Pueblo es Voz de Dios.

Por ejemplo, a finales de la década de 1980, la Conferencia Espicopal de Venezuela, subrayó la necesidad de regular la actividad de los medios de comunicación. Y en Puebla, se hacen profundas críticas a los medios de comunicación, por el abusivo poder que tienen. Se realizan recomendaciones para que colaboren con la educación del pueblo y cumplan con su responsabilidad. Pero hoy en día, la Iglesia Católica Venezolana parece muda ante los abusos de la radio, prensa y TV. No condenó la actitud de los medios internacionales en la Invasión a Iraq y menos condenó a Estados Unidos, poniéndose, en ámbos casos en el lado opuesto a Juan Pablo II, quien predica por la responsabilidad social de los medios y ha condenado la masacre en Iraq.

La única verdad, de esa carta, fue el perdón que pidió Juan Pablo II, por los crimenes cometido en nombre de Cristo por los cruzados. Hoy queremos darle el beneficio de la duda a la Conferencia Espicopal, que se reune los próximos días. Le deben muchos pedidos de perdón al pueblo venezolano. Está a tiempo. El mensaje de San Juan Bosco es para todos los obispos. Es un llamado a la humildad y enrubar sus objetivos hacia los más necesitados, pero no haciendo proseletismo político y robando cámaras de TV, sino en el barrio, en el campo, sintiendo a la gente.



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Reinaldo Bolivar

Investigador, fundador del Centro de Saberes Africanos, vicecanciller para África

 reibol@gmail.com      @BolivarReinaldo

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