Hace apenas unos dos días publicamos una agenda de la oposición que habíamos recibido de una compatriota, en la cual, de modo fehaciente se denunciaba un conjunto de acciones destinados a provocar una confrontación violenta que conduzca, mediante un conjunto de factores externos e internos a pronunciamientos militares y a intervención, -diplomática o directa- de los Estado Unidos en el desenlace de la situación.

Algunos de nuestros compatriotas se adscribieron a la duda o la incredulidad. No obstante no pertenecer, probablemente por experiencia antes que por sabiduría, a quienes embisten a la primera provocación o comienza a desgañitarse gritando que se está cayendo el cielo porque una estrellita de anime me golpeó la cabeza, tampoco creo prudente obviar la calaña histórica de la oligarquía y su faz más diabólica: el fascismo, y, queramos o no, ese es justamente el adversario al cual estamos enfrentando.

De modo que me estoy dando a la tarea de estar con mucho cuidado leyendo y analizando el conjunto abrumador de sucesos que se están precipitando y qué, por lo menos, nos debe mantener a todos más avivados y dispuestos que cuando fuimos víctimas del interminable golpe, que tuvo su cenit el 11 de abril de 2002, pero que no ha descansado en ningún momento.

Por ejemplo, la compatriota Doris, autora de la “agenda golpista de la oposición” enumeraba los siguientes movimientos:

1. Acciones violentas de calle, incluyendo invasiones, para escandalizar y calentar el ambiente con víctimas mortales tanto de gente del proceso como de la oposición.

2. Campaña abierta de asociación del proceso venezolano con el “castro-comunismo”, la guerrilla colombiana, movimientos terroristas internacionales y narcotráfico.

3. Destrucción total de la credibilidad de los poderes del Estado. (Asamblea, Tribunal Supremo, Fiscalía, Defensoría del Pueblo, etc.).

4. Invocación a organismos internacionales para producir un ambiente previo similar al que se creó contra Noriega en las semanas previas a la invasión de Diciembre de 1989.

De acuerdo con esto, veamos los últimos acontecimientos:

• El cura Calderón es “secuestrado” en su hacienda del Táchira. Todos los medios y políticos se adelantan a señalar el carácter político de tal “secuestro”. (Las comillas las he colocado después de ver al Fiscal General dar una completa explicación de los detalles, lo cual me hace concluir que estamos ante un “secuestro”. (por lo menos raro).
• Un representante de la Embajada de EE. UU., conmina a resolver prestamente el secuestro de este connotado “político” (De nuevo las comillas porque, al menos yo, hacía rato que no sabía nada del mentado curita Calderón)
• Julio Borges denuncia a todas las agencias de noticias nacionales, internacionales y marcianas que “había sido secuestrado por los chavistas en Margarita”.
• El Diario 2001 le dedica un titular de ocho columnas a la acusación generalizada de cuanto pasa en el país, en el cual hubo 600 secuestros entre 1982 y 1999, afirmando “EL GOBIERNO ES CÓMPLICE”.
• Hipólito Mejía, presidente de Dominicana, que habría de tener un poco más de prudencia pues se beneficia de petróleo barato y a crédito lo mismo que los otros signatarios del acuerdo de San José, prácticamente llama al Presidente Chávez loco, pues afirma: “Chávez tiene síndrome de CAP”. (Cuando las gallinas cantan como gallos, algo se traen)-
• Carlos Andrés Pérez, dice en Dominicana, (según lo coreaban llenos de inmensa alegría en Primera Página por Globovisión): “el que mate a Chávez merece una condecoración”.
• La afable y diáfana SIP, otorga un premio a los periodistas venezolanos por: “su heroica resistencia a los ataques del gobierno venezolano”.
• John Walters representante del Departamento de Estado realizó las siguientes afirmaciones: “según informaciones de prensa el gobierno venezolano no hace nada contra narcotraficantes ni guerrilleros colombianos”.
• William Ojeda, aparece denunciando que: El Consulado cubano está repartiendo visas venezolanas a cubanos y que él lo vio, pero que además, lo intentaron secuestrar quién sabe si con las mismas intenciones que contra el curita Calderón.

Álvarez Paz afirmando que conoce los escondites de gente del terrorismo internacional (arabe) en el oriente de Venezuela.

En fin compatriotas, que sin tener el ánimo de alarmar, -en el sentido de poner nervioso a nadie- sí que debemos estar muy despiertos para no permitirles actuar impunemente. Ya sabemos que el 11 tuvo su 13, pero no es menos cierto que ese 13 fue fundamentalmente reacción popular, casi espontánea y afortunadamente incruenta. Pero lo cierto es que nunca debió darse el 11. Más aún, que habiéndose dado el infausto acontecimiento no han debido quedar con su fortaleza intacta para repetir el super golpe de diciembre y enero y peor aún, que hayan continuado dando “golpes” sin descanso hasta lucir con capacidad cierta, hoy mismo, de provocar un disgusto mayúsculo, del que después seremos víctimas todos en un país que no merece tal destino.