"Para terminar con la pobreza, hay que darle poder a los pobres", afirma categóricamen-te el Presidente Chávez en toda oportunidad en que puede dirigirse a su pueblo o en cualquier tribuna internacional donde le corresponde hablar. "Pueblo y Fuerzas Arma-das son los pilares de la Revolución Bolivariana", sostiene el conductor del proceso revolucionario más importante de las últimas décadas.
En 1998, pese a que los medios masivos de comunicación y los partidos tradicionales cerraron filas contra el candidato bolivariano, no pudieron impedir su contundente triun-fo en elecciones populares. El pueblo venezolano se había pronunciado, tras 40 años de bipartidismo, corrupción y entrega. El modelo neoliberal había colapsado y las víctimas de las históricas jornadas del Caracazo se reivindicaban con el triunfo del comandante, que seis años antes se había levantado en armas contra ese mismo modelo.
Un nuevo reagrupamiento de fuerzas había nacido y los tradicionales "amos del valle", la oligarquía venezolana, comenzaban a prepararse para la resistencia. Las fuerzas de la contrarrevolución decidieron no dar tregua al nuevo gobierno y comenzaron sus accio-nes antidemocráticas el mismo día en que Chávez era electo por su pueblo.
Primeros intentos de frenar la Revolución Bolivariana.
Un grupo de trasnochados militares estaban preparados para impedir el acceso de Chá-vez al gobierno si el resultado de las urnas le era favorable. La asonada se preparaba desde el Estado Carabobo, pero la contundencia del triunfo electoral fue tal que inmovi-lizó a los golpistas. Primer intento de golpe fascista derrotado por la avalancha de votos; la intención de "matar la Revolución antes de nacer" fue defenestrada.
Los conspiradores entonces analizaron que era posible "domar" al comandante, ganarlo a los intereses oligárquico con "cantos de sirenas", rodearlo, adularlo, recomendarle ministros y funcionarios, convencerlo de que no había otra forma de gobernar que no sea con las fórmulas neoliberales. Poco tiempo duró la ilusión: "Chávez es un necio", comentaban, "no entiende razones", "insiste en transitar el camino revolucionario". El segundo intento de frenar la Revolución Bolivariana, por la vía del "encantamiento", también fracasaba.
Es así que la oligarquía entendió que "la cosa iba en serio" y que Chávez no era uno de esos políticos que llegaba con un discurso popular y una vez en el gobierno producía un giro de 180 grados para capitular con las clases dominantes. La nueva Constitución y los triunfos electorales que se sucedieron al 6 de diciembre de 1998 confirmaban la ad-hesión popular al gobierno bolivariano. Chávez cumplía con las promesas de campaña y avanzaba en la revolución pacífica y democrática. La oligarquía comienza a ponerse nerviosa.
Tercer intento: el Golpe de Estado.
Tal vez el hecho puntual que motivó la decisión de acelerar el Golpe de Estado fascista fue la implementación de las Leyes Habilitantes. Estas fueron sancionadas por el go-bierno anunciando avances sobre áreas, hasta entonces, rigurosamente controladas por la oligarquía: las finanzas, el petróleo, la tierra y la pesca. La Revolución se profundiza-ba, cada paso que daba el gobierno en beneficio del pueblo y la Nación desesperaba a los representantes del antiguo régimen. Estos, respaldados desde el exterior decidieron actuar.
Con una campaña como nunca antes vista en ningún lugar del mundo, los medios de comunicación se lanzaron desfachatadamente a propiciar el golpe. La oposición, abro-quelada tras esta campaña mediática, quedó conducida por los sectores más extremistas. La conspiración se puso en marcha y la historia ya es conocida por todos: el breve "gobierno" de Carmona y el triunfo del pueblo contra los golpistas, el rescate del presidente constitucional y la reafirmación de la alianza pueblo-ejército.
Es allí, en esas jornadas históricas del 13 de abril de 2002 donde la Revolución sale for-talecida. La oligarquía, sufre su tercera derrota consecutiva. Se rompe la unidad de la oposición y los sectores fascistas quedan al desnudo, se separa a la cúpula del generala-to comprometida con el golpe, y se reafirman los dirigentes y militares fieles a la demo-cracia y la Revolución. La solidaridad internacional se acrecienta significativamente, la opinión pública mundial abre los ojos y comienza a entender el proceso revolucionario. El Golpe de Estado había desenmascarado las verdaderas intenciones de la oposición.
El cuarto intento fascista.
Concientes que la vía militar estaba vedada para la oligarquía dado que tras el golpe los bolivarianos pasaron a controlar todas las áreas estratégicas de las Fuerzas Armadas ubicando en los altos mandos a militares democráticos y revolucionarios, el objetivo elegido fue el sabotaje económico. Forzar el colapso en la producción petrolera, princi-pal sostén de la economía venezolana, para forzar así la renuncia de Chávez. PDVSA, la empresa estatal encargada de la explotación y comercialización del petróleo fue el cen-tro de ataque.
Luego del fracaso del paro general convocado por la burocrática y delincuencial Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), la oligarquía lanzó una feroz ofensiva contra la empresa petrolera. Nuevamente la heroica acción del pueblo y las Fuerzas Armadas defenestraron la criminal acción. PDVSA se recuperaba así para el país y su gente; la contraofensiva popular culminaba en la renacionalización de la estratégica empresa. La oligarquía venezolana y los agentes foráneos que apoyaron el sabotaje sufrieron su cuarta derrota.
La conspiración sigue...
¿Cuál es el camino actual elegido por la contrarrevolución? Todo indica que la acción desestabilizadora está definida hacia el "golpe institucional". Concientes que las Fuer-zas Armadas han sido depuradas de sus elementos fascistas y que PDVSA está en ma-nos del gobierno bolivariano, el recurso esgrimido ahora es atacar por el franco del Re-feréndum revocatorio. Esta figura, que fue incorporada a la Constitución aprobada por el pueblo en diciembre de 1999, quiere ser aprovechada por la oposición para instalar en la sociedad venezolana y en el marco internacional, una discusión falsa, argumentando que una vez cumplido la mitad del mandato el presidente debe convocar a elecciones. La idea es bombardear a la opinión pública -fundamentalmente en el plano internacio-nal- con la posición que hasta que no haya referéndum revocatorio Chávez está usur-pando el poder. Los medios de comunicación masivos, en manos de la oligarquía, nue-vamente pasan a ser el principal poder de fuego de esta falsa como perversa argumenta-ción.
La cuestión es simple, para que haya referéndum revocatorio es necesario cumplir con una serie de requisitos que impone la ley, como asimismo ajustarse a la reglamentación que tendrá que disponer el Concejo Nacional Electoral, como también entregar una can-tidad determinada de firmas que avalen la necesidad de implementación de la revocato-ria. Luego de esto, si se cumple con todos los requisitos, recién se podría convocar al referéndum y en última instancia las urnas darían el veredicto.
Los pasos, por lo tanto, son:
1) Nombramiento del nuevo Comité Nacional Eelectoral.
2) El nuevo CNE tiene que reglamentar la convocatoria a Referéndum.
3) A partir del 19 de agosto, se abre el período para la presentación de firmas pi-diendo el referéndum revocatorio.
El actual CNE está invalidado por el Tribunal Supremo para recibir dichas fir-mas. Pero la oposición sostiene que el actual CNE puede recibirlas.
4) La oposición debe conseguir 2.540.000 firmas solicitando referéndum revocato-rio. (Estas firmas deben ser presentadas ante el nuevo CNE y reconocidas como válidas por dicho organismo)
5) Si se cumplen los pasos anteriores el CNE convocará a referéndum.
6) Para que el referéndum sea válido tiene que asistir a votar un 25% del padrón, de aproximadamente 12.720.000 electores. Es decir 3.180.000 de personas aproxi-madamente.
7) Para que sea revocado el mandato de Chávez, la oposición tiene que conseguir un voto por el sí igual o mayor que los votos que sacó Chávez en el 2000. Esto es: 3.757.773 votos o más.
Todo señala que, de darse los pasos legales, la oligarquía sufriría una nueva y contun-dente derrota, ya que la inmensa mayoría del pueblo venezolano sostiene la Revolución Bolivariana y a su presidente Chávez.
La oposición entonces, pretende confundir, quedar ante la opinión pública como "vícti-ma" del autoritarismo chavista, para así sensibilizar a sus aliados externos dándole ele-mentos para que asuman una posición aún más agresiva con respecto al gobierno legí-timo bolivariano. Con argumentos falsos, la contrarrevolución pretende instalar una matriz de opinión basada en que: "el gobierno impide una salida democrática a la cri-sis". Ahora, el problema es que para que esta argumentación tenga algún sentido, es necesario demostrar que hay una crisis, que se atraviesa por una etapa de "Falta de go-bernabilidad".
En síntesis, la maniobra antidemocrática de la oposición es la siguiente:
1. Convencer a un sector de la ciudadanía, a través de los medios masivos de co-municación, que Chávez tiene el "mandato vencido" y debe convocar a eleccio-nes inmediatamente, más allá que ello viole el derecho constitucional.
2. Una vez instalado el tema de la "ilegitimidad" del presidente Chávez realizar to-do tipo de acción desestabilizadora (hechos de violencia, desabastecimiento, sa-botaje, terrorismo, etcétera), a fin de pasar a la segunda etapa: solicitar la renun-cia con el argumento de la "falta de gobernabilidad".
3. De no prosperar esta maniobra, recurrir a todos los foros internacionales para pedir, lisa y llanamente la intervención militar extranjera.
¿Magnicidio?
En el último Aló Presidente Chávez comentó que en Santo Domingo se conspira para
asesinarlo. "En la República Dominicana se conspira contra Venezuela. Se está prepa-rando un magnicidio. Así se lo he dicho al presidente dominicano (Hipólito Mejía), porque si somos amigos tenemos que demostrarlo", dijo Chávez por radio. "Si aquí se preparase un magnicidio contra el presidente de la República Dominicana y yo no hicie-se nada para impedirlo, sería indigno. Así se lo he dicho al gobierno dominicano", con-cluyó el gobernante. Chávez explicó que el magnicidio "se está preparando en las afueras de Santo Domin-go". Es de suponer que apoyado y financiado por el ex presidente Carlos Andrés Pérez, que reside en ese país.
Sin duda que, sectores extremistas de la oposición tienen incorporada esta posibilidad: provocar la guerra civil a partir del asesinato de Chávez y solicitar directamente la in-tervención militar norteamericana. Este sería un recurso extremo de la oposición, pero teniendo en cuenta el carácter fascista y criminal de un sector vinculado al terrorismo contrarrevolucionario, no es descartable que se estén produciendo preparativos en esa dirección.
Las fuerzas populares.
Ante este panorama de sucesivos intentos fallidos por quebrar el proceso revolucionario, analizaremos ahora qué sucede en el campo de las fuerzas populares, sus avances y re-trocesos como asimismo sus perspectivas.
Un amplio conglomerado de fuerzas selló el triunfo popular del 6 de diciembre de 1998. En él confluían sectores de diferentes procedencias y tradiciones y a él también se su-maron elementos oportunistas condescendientes con la política continuista.
Cuando hablamos del segundo intento por quebrar el proceso revolucionario no cabe dudas que la firmeza de Chávez y de una vasta capa de la dirigencia bolivariana fue suficiente para desbaratar el plan. No obstante un sector, que podríamos denominar de "militares neo conservadores", hasta ese momento partidario del bolivarismo, fue gana-do por los cantos de sirena de la oposición. Arias Cárdenas y un grupo de sus seguidores engrosó las filas reaccionarias, depurando así al movimiento bolivariano de una franja hostil a la Revolución. La oposición "ganaba" nuevos adeptos, pero más ganaban las fuerzas revolucionarias al sacarse de encima un factor disolvente y capitulador. Las elecciones del 2000 para la primera magistratura de acuerdo a la nueva Constitución, enfrentó a Chávez con Arias Cárdenas, el triunfo del primero fue categórico.
El frente antineoliberal se depura nuevamente.
Siempre que hay dos bandos enfrentados y uno de ellos triunfa sobre el otro hay un ga-nador y un perdedor. Las fuerzas antidemocráticas vienen sufriendo derrota tras derrota; las fuerzas populares han salido fortalecidas en diferentes aspectos. Uno de ellos es la depuración de sus propias filas.
Si el segundo intento oligárquico por quebrar la revolución se llevó a los militares neo conservadores para bien del bolivarismo, el tercer intento golpista, a partir de la implan-tación de las Leyes Habilitantes barrió con un sector sumamente peligroso para el pro-ceso. Desenmascaró a los sectores "modernizadores", aquellos que se habían sumado al bolivarismo pero no para llevar la Revolución hasta sus últimas consecuencias, sino mas bien para imponer una suerte de reformas superestructurales de corte institucional. Luis Miquelena, antiguo y experimentado político de la izquierda venezolana, traicionó los postulados revolucionarios. Quien había sido un hombre fuerte del seno de la revolución no aceptó la endereza del presidente Chávez y se sumó a la desesperada actitud de la oposición acompañando la aventura golpista. El movimiento bolivariano seguía despe-jándose de los sectores que en sus filas boicoteaban el proceso de transformaciones y la oposición "ganaba" un cadáver político.
Es así que las fuerzas populares, hoy depuradas de sus sectores más conservadores, se encuentran en una situación de sumo compromiso y entrega. No solo porque han ganado en conciencia revolucionaria y protagonismo, sino que también han aprovechado los triunfos singulares frente a la contrarrevolución allanando el camino a la profundización del proceso bolivariano.
La Revolución hoy.
Venezuela avanza a paso firme hacia la consolidación de un auténtico poder popular. Cada medida que toma el gobierno revolucionario encuentra a la oposición golpista más desarticulada y dividida. El pueblo movilizado, junto al ejército bolivariano es la garan-tía de la continuidad del proceso revolucionario. En esa dirección, tanto el Plan Robin-son (campaña de alfabetización), como el Mercal (sistema de mercados populares con fuerte presencia de las Fuerzas Armadas) y el Plan Barrios Adentro (asistencia médica a los sectores más desposeídos) mantienen a las fuerzas populares en estado de permanen-te despliegue y motivación.
La oposición antidemocrática, si bien sigue acechando al proceso bolivariano, no se encuentra en la mejor posición. Pero será necesario neutralizar a los sectores más ex-tremistas, que en su situación actual de desesperación e histeria intentarán medidas ex-tremas. Es hora de seguir en permanente estado de alerta y movilización y acompañar al presidente Chávez en todo momento, avanzando con él en la materialización de esa clara manifestación: "la pobreza se termina, dándole poder a los pobres".