Más de una vez vimos a través de la historia que partidos políticos y organizaciones surgidos del movimiento popular sufrieron luego una degeneración total. Sucedió en Venezuela, con Acción Democrática de Rómulo Betancourt; en Perú, con el APRA de Haya de la Torre; en México, con el PRI, etc. La socialdemocracia, que tendría que haber favorecido a las clases necesitadas a superarse, ayudaron a la oligarquía; estos partidos defendieron de hecho al capital usurpador, vendiendo a los pueblos, destrozándolos y empobreciéndolos. La traición, la corrupción y el narcotráfico enquistado en sus filas paralizo el desarrollo social. El verdadero carácter de la socialdemocracia, partidos cuya política se basó y se basa en la explotación imperialista de los países atrasados, se refleja más claramente en el hecho de que nunca tuvo influencia en los países de origen colonial.
El origen de la fuerza de los partidos social-demócratas, o más exactamente social-imperialistas, radica en la protección de la oligarquía, que a través del parlamento, el ejército, la policía y la prensa protege y defiende a la socialdemocracia contra todo tipo de movimiento revolucionario, incluso contra la critica revolucionaria. A causa de la agudización de las contradicciones nacionales e internacionales, se revelará de manera todavía más abierta y cínica esta ligazón orgánica entre los partidos “social-demócratas” y el imperialismo. Por eso nunca se concretaron las expectativas de una revolución; la economía socialista hubiera producido desde el comienzo todo lo necesario para satisfacer las necesidades de los pueblos.
Para Hugo Chávez, democracia-socialista significa el deseo de un país que era semi-colonial de escapar a la dependencia, de darles tierra a los campesinos y los indios, de elevar el nivel cultural y técnico del pueblo, acompañado con un programa de salud, educación y vivienda para todos. En otras palabras, los problemas democráticos son de carácter progresivo y revolucionario. Los pequeños rateros de la política creen que los problemas sociales se pueden resolver con charlatanería barata, con astucia, intrigas ocultas o engañando a la gente. Esos rateros de la época del punto-fijismo pululan en las filas del oposicionismo, sin embargo, el pueblo conoce la verdad y podrá resolver sus problemas sociales. Sólo unos lamentables charlatanes o los bandidos fascistas pueden hablar del irresistible llamado del imperialismo y entregarles nuestros recursos naturales y poner en sus manos nuestras vidas y las de nuestras familias; nosotros no tenemos la menor intención de dejarnos esclavizar por el imperialismo-fascista, porque somos dueños de nuestra Patria y responsables de la estabilidad de nuestras familias.
Compatriotas, los revolucionarios no somos unos politiqueros cómo los de la cuarta-república. No ambicionamos solamente tener más seguidores, más diputados, más periódicos y debemos todos apoyar la reforma Constitucional; todo eso hace falta, pero no es más que un medio. Nuestro objetivo es la total liberación material de los explotados por medio de la Revolución Socialista.
-Sí la Revolución nos toma por entero; pero en compensación nos da la mayor de las felicidades, la conciencia de participar en la construcción de un futuro mejor y de no vivir en vano.
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