Alfonso Fernández reconoció que desde el lugar donde se encontraba grabando no tenía forma de hacer contacto visual con la Avenida Baralt. También dejó constancia en sus declaraciones que la voz que se escucha en la grabación (afirmando que "estos asesinos descargan sus pistolas sobre marchistas indefensos, entre ellos mujeres, niños y ancianos") no era su voz, porque él mandó las imágenes grabadas con sus asistentes a la planta de Venevisión.
El video grabado por la periodista Delvalle Canelón, luego de ser mostrado fugazmente el día 12 de abril, se mantuvo oculto por el canal Globovisión. En ese video se ve a algunas personas acostadas en el puente, protegiéndose de los disparos y se aprecia la Avenida Baralt completamente vacía y tres ballenas de la Policía Metropolitana desde donde los efectivos del cuerpo policial hacían los disparos hacia el puente.
En las audiencias públicas del juicio que se les sigue a las personas que disparaban desde Puente Llaguno, ha pasado una gran cantidad de testigos tanto civiles como policiales, y todos coinciden en señalar que ninguna marcha llegó a las cercanías de Puente Llaguno ese día; y en cambio, las pruebas de balística indican que quienes se encontraban en ese lugar fueron sometidos a una fuerza de fuego desproporcionada: por cada cinco tiros que se hacía desde el Puente, cien caían sobre las personas que allí se encontraban.
Sin duda, muchas personas se preguntarán ¿qué importancia pueden tener las declaraciones de estos periodistas sobre los videos difundidos de los sucesos del 11-A? Para responder esa interrogante, se hace necesario revisar algunos de los hechos que se desencadenaron a raíz tanto de la difusión como del ocultamiento de éstas y muchas otras imágenes, así como las opiniones y comentarios que las acompañaron.
La difusión u ocultamiento de información dio lugar, por ejemplo, a que cuatro ciudadanos fuesen señalados, acusados, detenidos, torturados, difamados, sometidos al escarnio público y sus familias quedaran indefensas, producto de los continuos comentarios que aseguraban que los disparos de los acusados estaban dirigidos a los participantes de la marcha opositora. Estas personas dejaron de tener nombre, sus derechos fueron pisoteados por los medios comerciales de difusión masiva los cuales los presentaban y presentan como "los pistoleros de Puente Llaguno".
De nada sirvió que se comprobara que la mayor parte de las víctimas de ese fatídico día, fueron quienes se agruparon alrededor del Palacio de Miraflores en apoyo al Presidente Chávez. Tampoco sirvieron las declaraciones hechas en la Asamblea Nacional, por Henry Vivas, comisario de la Policía Metropolitana, reconociendo que la marcha opositora del día 11-A no llegó a las inmediaciones de Puente Llaguno.
La difusión u ocultamiento de información, las opiniones y los comentarios sobre los sucesos del 11-A, no sólo afectaron la vida de algunas personas como vimos, esos hechos unidos a otros permitieron que se legitimara públicamente un golpe de Estado. Fueron las "informaciones" proporcionadas especialmente por la TV las que crearon las condiciones para que los militares aparecieran en las pantallas desconociendo la debida subordinación que deben tener al poder civil. De conocimiento público es -después de las declaraciones de otro periodista, Otto Neustand (CNN)- que el pronunciamiento de los militares fue grabado antes de que se produjeran las primeras víctimas.
Aunque nada ni nadie podrá borrar los dolores por los vejámenes sufridos, las víctimas de estos atropellos tienen derecho a que se administre justicia por parte del sistema de justicia venezolano.
Del mismo modo que los ciudadanos acusados y difamados merecen justicia, el pueblo todo también la merece. El Fiscal General y el Tribunal Supremo de Justicia deben continuar las investigaciones para que se diluciden los sucesos, y se señalen las responsabilidades de personas e instituciones. Justo sería revisar, por ejemplo, la actitud demostrada por el conductor de un programa de TV el día 12 de abril, en la cual le solicitaba a los televidentes que si conocían, si sabían dónde se encontraban "tales" personas, pronunciando a su vez una serie de descalificativos, los denunciara. Las horas de horror y sufrimiento vividas tienen unos autores, la cuota de responsabilidad que cada uno tenga debe ser establecida y asumida, esa la única forma de que pueda haber justicia, que se siente un precedente para que no vuelva a repetirse ¡nunca más lo vivido! Esa es una tarea, una tarea de todos.
Otro aspecto que es conveniente recordar, porque también se ve afectado por el reconocimiento hecho por los periodistas, es el otorgamiento del Premio Rey de España. La razón dada por el jurado para otorgar este premio, según un despacho desde Madrid publicado en la versión digital de El Universal, el día 28 de noviembre fue la siguiente: <
La información que recibieron los lectores de la edición impresa de ese periódico el día viernes 29 de noviembre, en uno de los párrafos que informa sobre el premio obtenido dice lo que sigue: <
Sin embargo, lo que no señala la edición impresa de ese día, que si está en la edición digital del día anterior, es que uno de los miembros del jurado que otorgó el premio es el doctor Miguel Enrique Otero, propietario de diario venezolano El Nacional. ¿Casualidad? ¿Por qué no se informó de estos a los lectores de la edición impresa?
A través de las informaciones se conoció en el momento mismo que se desarrollaron los dolorosos sucesos de abril, que uno de los gobiernos que se apresuró en reconocer el régimen de facto que se estableció por breves horas fue el de España. Posteriormente también se supo que en suelo español sostuvieron reuniones varios de los personajes involucrados. Si varios periodistas han declarado que se manipuló y ocultó información sobre los sucesos de Puente Llaguno, eso lleva a preguntarse ¿entonces, qué premió el Premio Rey de España, otorgado al periodista de Venevisión, Alfonso Fernández
El reconocimiento de la manipulación y ocultamiento de información comienza por arrojar la luz de la verdad sobre algunos de los dolorosos sucesos, pero eso es sólo el comienzo, la punta del iceberg, lo principal está oculto todavía. La importancia del reconocimiento de la manipulación y ocultamiento de la información contenida en los videos, radica en que se demuestra que a algunas personas se les condenó públicamente con pruebas falsas, y a la vez, es una esperanza porque anuncia que las compuertas hacia el establecimiento de justicia comienzan a abrirse.
Las decisiones que tomen los organizadores del Premio Rey de España, ahora que se reconoce públicamente la manipulación del video, indicarán qué premió el Premio Rey de España.
Pero queda abierta la discusión sobre el papel que cumplieron y cumplen tanto dueños como conductores de programas de opinión y periodistas de los medios comerciales de difusión masiva del país, en la situación política que enfrenta hoy al pueblo venezolano.