“Se fue la luz, que viva el subdesarrollo”
(Rubén Blades)
Hoy he comprendido lo poderosa que es la oposición venezolana. Aún no salgo
de mi blackout. Y eso que ya en el programa “Petróleo en movimiento” de
David Paravisini, los oyentes lo habían advertido: Los carmoniacos preparan
un “golpe eléctrico”, están metidos en Cadafe y en Edelca. También la pagina
de www.soberania.info. Van a apagar la luz, ya ensayaron en Yaracuy y Maracaibo.
Pero no puede ser. No es igual dejarte sin gasolina que dejarte sin
electricidad. Como vas a ver la televisión, ellos sin TV no son nada. Son
como becerro sin vaca.
Pero ante mis ojos apareció la cruda realidad. Miles, ¡Que dijo miles!
millones de personas marchando por la autopista.
¿Caracha negro. Estos carmoniacos nos engañaron. Dijeron que la marchononon
para entregar las firmas fantasmas de SUMATE era el 20 de agosto. Pero lo
están haciendo el 14. Debe ser para celebrar la sentencia del TSJ que
declaró el vacío de poder el año pasado. Contrale ahora si nos fregamos.
Molleja e marcha, parece que llega hasta La Guaira porque allí veo unos
barquitos. ¿O será Puerto Cabello?
Pero no había duda, la “G” amarilla del canal 33, era lapidaria. Millones de
personas marchaban por toda Venezuela.
?Carajo, lo que falta son los cohetones y los cacerolazos. Se burlaron de
nosotros, estaban escondidos y ahora salieron. Es su venganza por los que le
hicimos el 12 y el 13 de abril.
Entonces apague el televisor y llamé a mi mamá. “Vieja los carmoniacos
tomaron las calles. Dieron el golpe eléctrico”, lo están pasando en
televisión.
Pero muchacho tonto, tú no ves que eso es Nueva York. Hay un apagón en
Estados Unidos y Canadá. Y no fue Osama Bin Laden y creo que tampoco es
culpa de Chávez.
A pues madre mía. Cuántas veces debo decirte que esos son países
industrializados, desarrollados. Ahí no se va la luz. Tienen todo cubierto.
Se consumen el 80% de la energía aunque son el 5% de la población, nada les
falla. Los apagones solo ocurren el campo, y en los cerros de Caracas. En
Nueva York no puede haber apagón, a menos que sea por un minuto para
homenajear a Celia Cruz, porque Nueva York es la capital de la Salsa.
Es allá chico. Fíjate bien.
Entonces la lógica vino en mi auxilio. Es cierto. Si tengo la televisión
encendida quiere decir que hay luz. Jejeje. Qué pena. Pero no podía creer
aquello. Puse CNN, BBC, ABC, FOX, CNBC (algunas de las cadenas de USA
aparecía con la pantalla a rayas a colores, evidentemente no tenía corriente
eléctrica), y confirme la noticia: Blackout en New York, Toronto, Ottawa,
Cleveland, Detroit y Toledo. Era de tarde, como las 14 horas de Venezuela.
Más tranquilo, me dispuse a saciar mi morbo de televidente. Morbo bien
cultivado en mí desde niño por nuestro canales televisivos que me
acostumbraron a deleitarme con escenas sangrientas, cuerpos de delincuentes
abaleados, accidentes automovilísticos, “Laura en América”, “Ocurrió Así”,
“El Chivo Criminal (¿o es Archivo?), “Cristina”, “Alerta”, “24 horas”, y un
sin fin de películas xxx y de gente cayéndose a tiro limpio.
Mamá nunca había visto tanta gente junta. Mira como están esas autopistas,
full. Mira como caminan por el puente. Mira la cola para subirse a los
barquitos. No puedo creerlo: están diciendo que Estados Unidos no tiene
leyes que regulen la modernización de las conexiones eléctricas. Qué no han
invertido en infraestructura hace décadas.
Yo pensé que eso nada más pasaba aquí hijo mío.
Aquí hay algo raro mamá. Aquí hay gato encerrado.
A pues Juanacho, va a empezar con tu pesimismo. Tú eres más pavoso que los
que todos los días mandan 10 correos con “Alerta, hay viene el golpe”, o los
que siempre con la excusa de para “que sepan por donde andan”, mandan email
con el titulo de “Los que escriben los escuálidos”. Ya basta Juanacho.
No mamá. Déjame pensar y te dijo. No me como ese cuento del apagón y que no
le estén echando la culpa a nadie. Hasta dicen que es una lección para el
futuro. Y eso de que el Presidente designado Bush se haya dirigido al país
que lo escuchó con radiecitos de pilas y casi lo aplaudió, que va mi amor.
Eso me huele a montaje para subirse la popularidad.
A pues Juanacho, esos señores para elevar las encuestas tiran bombas
inteligentes de 800 toneladas sobre los países y sólo causan daños
colaterales. Ponme a mí la novela “Ojo de agua” y anda ver la televisión en
tu cuarto.
Le hice caso a mi progenitora nada más en lo último. Me fui a mi aposento.
Pase una y otra vez los canales. Entrevistas, imágenes de colas y el gentío
en las calles del norte. Pero hasta había gente que saludaba a las cámaras.
El Alcalde y el Gobernador de Nueva York opinaban, sin demasiada congoja,
“que vamos a ganar esta batalla”. No hablaban de víctimas ni ascensores
cerrados ni incendios. Hasta que a eso de las 19 de Venezuela, empezó a
llegarles la luz. Fue en ese momento cuando di con la clave.
Mamá, mamá. Es un ensayo, es un ensayo.
Cállate Juanacho que parece que Leonor al fin se va acostar con Ricardo…
Es un ensayo. Un simulacro. Los carmoniacos no están dando un aviso clarito
Acuérdate que Juan Fernández trabaja en USA ganando miles de dólares,
mientras los ex gerentes pelabola de PDVSA venden sus souvenir en el mercado
de los corotos. Esos tipos se infiltraron en la compañía que monopoliza la
energía en esas ciudades y para demostrar su fuerza le bajaron el encendedor
la cuchilla pues. Y todo eso con la complicidad del gobierno usiático (de
USA), porque esos carajos con tal y de sacar a Chávez para quedarse con el
petróleo son capaces hasta de cortarse el agua por tres días. Siempre eligen
a Nueva York para sus maldades porque allí viven puros latinos, negros y
asiáticos. Ahora sí nos fregamos mamá, si le cortaron la luz a 30 millones
de personas en dos países tan fuertes como Canadá y el todopoderoso Estados
Unidos que quedará para la pobre Caracas. No jodimos mamá.
Mijito por Dios, tú piensas que ese pueblo neoyorquino se va a calar eso.
Caramba Juanacho tú pareces hijo de Marta Colombina.
A no mamá ya empezaste con tus ofensas.
Y verdaderamente ofendido me fui para la calle a advertirle a la gente. Pero
los muy, muy lo que hacen es reírse.