Para quienes creen en la utopía

Un Cerro llamado Libertad

Una vez lograda la cima sintió su alma libre. Se extendía a sus pies todo el valle de Aragua y la brisa refrescaba el sol inclemente. seis horas, siete minutos desde su casa hasta la cima de este cerro; el cansancio había desaparecido y la euforia le embargaba. A lo lejos, Maracay y al otro lado el mar. Abajo, el rancho que habitaba. Pero, no importa la miseria cuando se logra algún objetivo. Y su razón estaba aquí, en esta cima que domina a los débiles. Ni un alma cerca, nadie que le joda la paciencia. Ya deben estar allanando el rancho y mi mamá debe estar arrecha. La petejota buscando por el barrio a Pedrito y al Moisés. Nadie les manda a pendejos y no pararle bola cuando dijo que se piraran pa’l cerro. Anoche estaban hasta el culo y no lo quisieron escuchar. Dame lo mío – les dijo. Agarró la mochila con el biyuyo, cuatro tabacos, dos botellas de agua, una par de panes con diablitos, el hierro y las ganas que tenía de perderse en el cerro. Aquí no se compra un coño, eso lo sabe. Pero la petejota va a tener que echarle un camión de bolas pa’ encontrarlo. Pedrito y Moisés deben estar llevando vergajazos pa’ que digan donde está… Pero, esos panas son calidad y no lo sapean a uno así no más…

Mi mamá si tiene bolas – Piensa mientras el humo le envuelve el cerebro. La vieja le puso Simón como El Libertador. El lo recuerda y lo reprocha. ¡Que bolas! – susurró con el sol a cuestas. A los diez años le enterró un cuchillo al padrastro; a los once midió su valentía con cuatro coño e’ madres que lo querían violar en el retén. Dos terminaron en la enfermería con las tripas colgando y los otros dos le reventaron la quijada y le jodieron el culo a fuerza de empujones; a los quince mató a los que lo violaron y salvó a Pedrito de una cogida segura; a los diecisiete el prontuario no cabía en la gaveta del Inspector Sánchez y se le ocurrió agregarle una hoja más atracando a una vieja en Las Delicias. Y le pusieron Simón como El Libertador… ¡Que bolas! – La voz salió gruesa, con arrechera…

La vieja salía del banco con la cartera apretada en el pecho. Moisés le tiró el pitazo desde la esquina de Wendy’s y Pedrito se ocupó de trancarle el paso cerca de la trompa del carro. Simón tensó la cara, los músculos, las piernas y el culo, que eso también se aprieta, y… ¡Esta vaina es un atraco, nojoda! – Así le enseñó el viejo Raúl; él que está en Tocuyito. El otro le debe una, ¡ay cuando lo vea! La vieja empieza a temblar, pero no quiere soltar la cartera. Se le engrinchan las ganas y los ojos se le pelan. Le acerca el cañón de la 38 a la cabeza y… ¡Suelta la mierda esa o te quiebro, vieja cabrona! – Eso también se lo enseñó el viejo Raúl. Simón lo recuerda clarito, como una lección necesaria pa’ que las vainas salgan del carajo. Pedrito le lanza un empujón y la pega del carro. Sabe que Simón no se anda con vainas; lo conoce bien y lo respeta. Le arrebata la cartera de un jalón y dice bajito… Tranquilo, panita. Ya tengo los biyuyos – Pedrito lo agarra por la franela y corren hacia el carro que Moisés maneja con destreza. Solo un grito de auxilio apenas llega cuando enfilan hacia La Cooperativa. Las risas de Pedrito y Moisés suenan demasiado, mientras Simón aguanta el temblor que le jode después de estos peos. Laberinto de calles, el carro que abandonan y a correr, nojoda, que los tombos ya suenan… ¡Por el río, coño! – Grita Simón. Todos allí no habrán visto nada, no habrán escuchado nada y ¡ay, coño, si dicen algo!...

Las nubes le protegen del sol y el sopor de la hierba le duerme las manos. La brisa alegra sus recuerdos. Saca la 38 y la arropa con los dedos… Ese Saúl está loco e’ bola – balbucea con la lengua dormida. Saúl lleva dos meses hablando con él. Le habla en un idioma que no conoce. Solidaridad, lucha social, trabajo para el barrio, círculo bolivariano. Es el único que le habla de frente y sabe que no le teme. Para Simón esto es raro y se siente raro. Está acostumbrado a empuñar un arma y su lenguaje exige, no negocia. Pero, Saúl es su pana desde carajito cuando se paseaban por Parque Aragua pa’ joder al más pintao. Un día Saúl le dijo… Panita, hasta aquí llego yo – Simón se arrechó con él y no entendió esas vainas de organización popular, lucha revolucionaria y otras vainas que no lograba asimilar. Luego, bajo ese manto animal de supervivencia, Saúl se convirtió en su punto de encuentro con la vida. En ese escondite real donde no tenía los dedos crispados cerca de la 38. Trataba de justificar sus entuertos y Saúl se los desarmaba. Hurgaba en su rompecabezas violento y fue allí donde se asomaron sus primeros sueños particulares… ¿Sabes que me gustaría hacer, panita? Me gustaría subir ese cerro para ver de qué tamaño es la libertad – Saúl lo dejó. Había mucha miseria en su vida y allí, en ese instante, estaba un Simón que no conocía el sol. Estaba ese Simón que había estado preso. El Simón que creía muerto y enterrado… Debe ser fino estar allá arriba solo y sin ningún tombo que te quiera encanar – Los ojos de Simón brillaron y Saúl se sonrió esperanzado. Pero, el olor a verdad es implacable y Simón tiene que mantener su reputación. Se levantó de un salto y algo le dijo que corría peligro… Ese cerro sirve es pa’ enconcharse – dijo, justificando el alerta. Dos días después estaban atracando a la vieja en Las Delicias…

Enciende el segundo tabaco y la tarde se hace presente. Estaba en lo cierto; respiraba libertad. Hace fresco, casi frío, casi tiembla y recuerda los coñazos, el retén, la violación, los atracos, los compinches, esta vaina que está fumando pa’ rescatar la valentía. Recuerda a Saúl; envidia su libertad, envidia su lucha… una lágrima brota y el cansancio a los diecisiete es muy arrecho. Ya no pelea con el miedo ¿Para qué? Aquí se ve todo claro. Se ven a lo lejos otras nubes, otras cosas que jamás imaginó… La vieja tiene razón… Me llamo Simón.







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Mario Silva García

Comunicador social. Ex-miembro y caricaturista de Aporrea.org. Revolucionó el periodismo de opinión y denuncia contra la derecha con la publicación de su columna "La Hojilla" en Aporrea a partir de 2004, para luego llevarla a mayores audiencias y con nuevo empuje, a través de VTV con "La Hojilla en TV".

 mariosilvagarcia1959@gmail.com      @LaHojillaenTV

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