Ahora que al fin ha llegado al poder un gobierno con compromiso social, con el compromiso de liquidar al viejo sistema Punto-Fijista. Esa liquidación nos lleva a una reforma. Y acaso más radical que lo que nos proponíamos. O aún más allá de lo que pensábamos. Hay que seguir; pero sin descuidar el seguir combatiendo contra la Oligarquía Radical. Hay que impedir que levanten cabeza esos partidos, que llevaron por caminos de providencial perdición aquél fatídico dúo, Betancourt, Caldera. Esos partidos que se proponían ser el sostén del poder personal. Esa supuesta democracia lo que nos dejó es miseria y la miseria ha sido la escuela de nuestra enseñanza pública. Esa democracia de la pobreza, es la que han cultivado esos partidos. Venezuela estaba degradada mentalmente, se mascaba la corrupción y con ella la frivolidad.
Imaginanse muchos que el paso del estado de capitalismo burgués al de socialismo ha de ser un salto brusco, una especie de golpe de magia, algo sorprendente e inesperado que nos coloque de la noche a la mañana en un mundo nuevo y que nos haga exclamar, frotándose los ojos: ¿Pero…es que estoy despierto o soñando? Los que tal imaginan ni tienen clara noción del proceso que estamos viviendo, ni ven lo que en derredor de ellos pasa.
El pueblo se va socializando poco a poco; cada día el socialismo consigue un triunfo sobre la vieja oligarquía esclavista. El paso del viejo sistema al nuevo es gradual y continuo. Los socialistas, lo hemos dicho más de una vez, el viejo soplo de la libertad se ha hermanado a las tendencias del pueblo, que está luchando contra la iniquidad social y la exclusión; queremos construir un nuevo modelo de país y la nueva organización se está haciendo. A diario se constituyen nuevas asociaciones, nuevas sociedades de resistencia, nuevos centros de acción; a diario entra una nueva ley soplo socialista, a cada nueva ley se observa un progreso en la manera cómo la opinión pública la recibe; a diario se oyen sin escándalo voces que hubieran sido sofocadas al punto hace menos de diez años.
Los socialistas no combatimos el capital, sino al Capitalismo Monopolista y usurero, nunca se nos ocurrió la simpleza de estimar inútil el capital, ni sostenemos que el trabajo sólo, sin capital, baste para la producción y el desarrollo. No somos tan ignorantes que creamos que se puede arar la tierra con las manos solas. Otra de las tonterías corrientes es la de decir que el socialismo destruye la religión, siendo así que va camino de convertirse en religión el mismo. No poca culpa de esta creencia tiene algunos “socialistas” que, erigiendo su individual criterio en norma general, sostienen muy serios que el socialismo es ateo. El socialismo no es ateo ni deísta. Otro de los innumerables disparates que se dicen a cuenta del socialismo, es uno de lo más entupido el de decir que no es más que una universalización del proteccionismo. Esto suelen decirlo los que aspiran a que no quede más protección legal que la de su Propiedad.
Todos los seres humanos tienen derecho a los medios de subsistencia y perfeccionamiento, ese derecho alcanza a todos y no todos gozan de él, añadiéndole que si todos de él gozaran entraríamos en pleno socialismo. Y así sucede con la propiedad privada; tiene, a ella derecho el hombre; pero no cada hombre. La propiedad es un robo, y el liberalismo es la esclavitud de los pueblos en desarrollo, los que ven claro la iniquidad de la explotación patronal, es porque el ideal por el que pelea el socialismo es el que ha de emancipar al pueblo Bolivariano
Empiezan los jerarcas de la Iglesia Católica, la Oligarquía Burguesa, y los grupúsculos que aun quedan de los partidos del punto-fijismo a preocuparse muy en serio de eso del socialismo y se valen de todo subterfugio para lograr demorarlo, detener su advenimiento y consolidación. Y comentan si esas ordas, tierrúos, socialistas consiguen que el Tribunal Supremo de Justicia, salga diciendo (como está acaeciendo en Argentina) que los muertos del 11 y 12 de abril 2002, y que mandar a matar al prójimo sin conciencia de las razones que para ello haya; hacer fuego sobre uno a quien no se conoce y sin saber por qué ni para qué, ni si tiene razón o no la tiene. Qué hacer fuego por obediencia es una verdadera atrocidad ¿Qué va a ser de nosotros?
Hoy los que preconizan que el socialismo ha de borrar toda libertad en el país, sin ver, ¡ciegos!, la potente y vigorosa libertad que está brotando al avasallador empuje del ideal Bolivariano.