"Con lo que tiene que ver con crear sociedades nuevas vamos a no
copiar los defectos (de otros) y tener muy clara la idea de que todo lo que
se haga en dirección al socialismo tiene que multiplicar la diversidad, la
pluralidad, y no negarla porque si no después se llega a los resultados que
conocemos".
La cita anterior corresponde a Eduardo Galeano, en entrevista que
hace poco le hiciera la periodista venezolana Marial Alcira Matute.
A estas alturas en Venezuela pululan los supercompatriotas y
archirrevolucionarios, dispuestos a descalificar a cualquiera que no piense
como ellos, o, mejor dicho, que no actúe como ellos (ya que a duras penas
piensan) y no repita al caletre los lineamientos que presuntamente emanan de
algún exponente infalible del dogma socialista.
Es ese precisamente el punto: el socialismo no puede ser dogmático.
Se trata de una teoría política, de un experimento social y no de una
religión con verdades absolutas cuya aceptación se vincula a los actos de
fe.
Desde mi posición como analista político, con acceso a la prensa y
a la radio, intento defender esta iniciativa revolucionaria y socialista con
un enfoque crítico, que contribuya a corregir algunos errores que siempre se
cometen en estas lides. Resulta que no hay procesos perfectos, impecables, y
casi siempre se debe recurrir a la vía del ensayo y la enmienda hasta dar
con soluciones viables para resolver los problemas populares en
circunstancias que siempre son diversas.
Por otra parte, poco haría si me empeño en predicarle tan solo a
los creyentes, es decir, a los ya inscritos en el PSUV. Supongo que la
revolución requiere que haya quienes lleven su mensaje a los que todavía
dudan de sus bondades e incluso a los que la adversan por diversos motivos.
Pretendo ubicarme en la misma posición progresista de articulistas
y expositores de la talla de José Vicente Rangel, que denuncia sin ambages
el problema de la delincuencia desbordada. No menos críticos son Eleazar
Díaz Rangel, Luis Britto García o Luís Fuenmayor Toro, sin dejar por ello de
ser revolucionarios probados y comprobados.
Las descalificaciones poco importan, son gajes del oficio.
augusther@cantv.net