Siempre ha sido costumbre en mi, escribir papelitos, notas y hasta si se quiere testamentos, quizás buscando, plasmar en algún lugar, lo que considere no deba olvidar.
Jurungandito, encontré, esta nota, que por la fecha y por los últimos acontecimientos ocurridos en el país, quiero compartir, para que jamás olvidemos, quienes han sido los enemigos de la Patria.
“ Hoy 25 de Diciembre del 2002, cuando todo el país ha sido sometido al mas brutal sabotaje, de los mas elementales servicios básicos de supervivencia, seguridad y defensa, cuando nos han privado de los mas sagrados derechos de todo ser humano, como son su alimentación, sus modos de vida y hasta sus creencias, por parte de un grupo de personas, que nos avergüenzan ser llamados venezolanos, que puedan seguir usando el mismo gentilicio, de tanta gente honesta y buena, que solo sueña con una esperanza de justicia y que estos aberrantes personajes, no aceptan compartir con sus semejantes, nada de lo que fue siempre, solo de ellos, han vendido su patria y su alma a intereses foráneos, con tal de poder mantener intactos sus intereses.
La sana ambición de todo ser humano, por ser productivo no puede convertir a un ser, en un mercader de la vida de sus semejantes.
Me asombra oírlo, como invocan a Dios y decir actuar en su nombre y a la vez no tener temor al mismo Dios, cuando tratan de asesinar a todo un pueblo, con tal lograr sus objetivos. No tienen idea, ni siquiera teórica de lo que es el humanismo, la sensibilidad, el amor al prójimo, así no lo conozcan o así sea su propia familia la afectada. Solo el hecho de ser de su misma especie y tener conciencia de que sufren, padecen, luchan, tienen hijos, se enferman, ríen, lloran, viven o mueren, también tienen madre, padre, hermanos, sobrinos, tíos abuelos, primos al igual que ellos. Que tristeza tener que vivir todo esto, para poder entender, a la descomposición a la que hemos llegado.
Hoy, a mi tristeza, a mi asombro a mi incomprensión, se suma otra tristeza, otro dolor, que puede parecer insignificante, hoy se me murió mi guacamaya, otro miembro mas de mi familia, que nos brindo alegrías, compañía y el ejemplo vivo de la gran obra de Dios: La naturaleza. Alguien podría pensar que es absurdo, en estos momentos que vive el país, preocuparse o dolerle una guacamaya, pero lo absurdo es no entender, que cuando existe algo mas, debajo de la carne y de los huesos, la vida, hasta de un simple animalito, también nos duele y tiene el mismo valor.”
Busco, con estas “insignificancias” si se puede usar el termino, mantener en la memoria de los venezolanos, primero: Lo que hemos tenido que vivir, por personas quienes no tienen nada debajo de su piel y de sus huesos y segundo: que si no luchamos por lo que creemos, serán estas mismas personas, las que rijan los destinos de nuestra Patria.
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