¿Qué se puede regalar a quien lo tiene todo? Me refiero al auténtico potentado y no al que aparece en público con corbata Luis Vuitton y zapatos de Gucci, como un nuevo rico cualquiera.
¿Qué le podríamos regalar al binacional venezolano-gringo Antonini Wilson? Un Ferrari, en su caso, es llover sobre mojado. Más atractivo resulta un cupo para el programa de testigos protegidos del FBI. Este simpático procedimiento le brinda inmunidad para mentir a mansalva y hundir a cualquiera de sus socios; le otorga una nueva identidad, todos los pasaportes que quiera y, si lo cree necesario, le financia una cirugía de cuerpo entero que le quite unos kilos y le cambie la facha de gordo golillero.
Así en el futuro lo podrían volver a emplear en operaciones de guerra sucia. Vender máquinas truqueadas de votación, troqueles para documentos de identidad o armas para cuerpos policiales, que incluya bazucas, tanquetas y otros equipos básicos.
Cambiando de tercio, ¿qué más se le puede regalar a un banquero venezolano o al accionista extranjero de un banco criollo? Estos privilegiados siempre han tenido buena leche. ¿Acaso no bastan las emisiones de bonos que acapararon bajo la mirada complaciente de Sudeban y otras autoridades "sin bólicas"? Al efecto lo mejor será no ponerse a inventar. Basta con lanzar nuevas emisiones de bonos oficiales con precios de dólar subsidiado para que se forren con todos los millones que puedan depositar en el extranjero. Dicha sea la verdad, a los banqueros españoles el comunismo venezolano y las amenazas de Chávez los tienen pelando (o sea, pelando los dientes de contentos).
¿Y qué más se le puede regalar a Nixon Moreno? Ya goza de títuloyfama.Ahoralopodríancandidatear para gobernador. Claro está, si logra salir de la Santa Sede.
¿Qué regalarle al grupo de revolucionarios margariteños que, en un comunicado publicado hoy en este diario, se sublevan ante las injusticias que condujeron a la derrota del 2D? Para los neoespartanos bastaría con motivar el interés del presidente Chávez hacia Margarita y Coche, Antillas que, por lo visto, no calzan los puntos de Cuba en las preferencias del comandante.
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