Venezuela en 2007 amaneció con un Presidente recién reelecto por seis años, en la cúspide de su poder político y con renombre internacional.
El fenómeno Chávez despierta pasiones contradictorias: unos lo adoran como al líder predestinado, otros lo aborrecen como a un ser nefasto.
La realidad no es ni la que creen sus hinchas ni la que afirman sus detractores. Se trata de un orador carismático, intuitivo y sortario, audaz y en extremo parlanchín, que dice en voz alta lo que piensa, ganándose la confianza de muchos mientras crea problemas diplomáticos. Nadie duda que tenga buenos deseos, pero también se sabe que los deseos no empreñan.
En lo económico, el país mantuvo el ritmo de crecimiento mediante la distribución del ingreso petrolero entre la población, con énfasis en los más pobres. Disminuyó el desempleo y hubo un aumento descomunal del gasto privado, sobre todo en bienes como automóviles y aparatos. El sector comercial vendió a más no poder.
Por desgracia, hubo desabastecimiento de algunos alimentos.
En lo político, Chávez planteó la creación del Psuv mediante la disolución de los partidos que lo apoyan. La tesis provocó la separación de Podemos, mientras el PCV, PPT y otros optaron por conservar perfiles propios a pesar de algunas deserciones. La disolución del MVR sin haber creado la nueva estructura fue un craso error.
El Presidente propuso además una reforma constitucional con modificaciones de fondo y variadas y galimáticas alusiones al socialismo. La confusión imperó en diversos sectores.
Finalmente el NO ganó el referendo del 2-D, constituyendo el primer revés electoral en el récord de Chávez.
En lo internacional, el Presidente de Colombia recurrió a la mediación del nuestro para obtener la liberación de los secuestrados de las Farc. Cuando Chávez empezó a robarse el show, Uribe se echó para atrás de manera grosera y arbitraria.
Al final el criollo mostró la habilidad e inteligencia que saca a relucir en momentos cruciales y se impuso como un factótum para el logro de la paz en Colombia.
Ciertamente perdió una batalla interna, pero en lo internacional ganó fama de demócrata y su prestigio es mayor que nunca.
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