En los titulares de algunos medios impresos del día de hoy, resalta la utilización de verbos en futuro. Esta práctica, muy utilizada con mayor profusión últimamente, indica que no se está cumplimiento con el papel de informar, sino de difundir interpretaciones sobre lo que piensan pasará a futuro, tanto los editores de estos medios (quienes deciden qué es lo más resaltante que va a ser destacado en el titular), como algunos actores, general y particularmente contrarios al proyecto humanitario que lidera el presidente Hugo Chávez, quienes con bastante regularidad aparecen visibilizados y promocionados en la primera página de estos medios masivos.
Algunos de los titulares que presenta hoy la prensa presenta a sus lectores son:
El Nacional: “El cierre de un diario será el próximo paso del gobierno de Chávez”; El Nuevo País: “Después de Saddan vendrá Hugo Chávez”; El Universal: “Presidente del BCV advierte amenazas a la autonomía”; Así es la Noticia: “Gobierno corroe a la FAN”. En los programas de opinión televisivos matutinos destacaban temas: ¿Realmente se está cubanizando al país? (Primera Página – Televen), y entrevistas a “los allanables” (24 Horas – Venevisión- Napoleón Bravo)
Desde el punto de vista ético y periodístico, esta práctica es condenable. La función de la prensa y de los medios de comunicación en general es informar plural y verazmente, sin representar interés específico alguno, ni dirigir la opinión pública a través de presunciones sobre el futuro sin tener basamentos comprobables, sólo por razones políticas. Los medios deben ofrecer todos los ángulos de la noticia, para que sea el pueblo venezolano el que pueda con mayor información formarse una opinión con respecto a los temas de interés nacional.
Esta práctica mediática objetable de algunos medios de difusión masiva venezolanos, en la cual confunden el rol que deben jugar y dejan de lado su responsabilidad social por intereses políticos y económicos, ha sido señalada por diferentes organizaciones relacionadas con el mundo periodístico tanto nacionales como internacionales. Este sábado, el director ejecutivo de las Américas de la organización Human Right Watch, José Miguel Vivanco consideró que los medios de comunicación venezolanos en general, salvo contadas excepciones, han jugado un rol que ellos mismos reconocen como "de carácter político", en los sucesos del 11 de abril y los días posteriores. Consideran que la actitud de los medios al adoptar una posición de abierta oposición, con una misión de carácter político específica, no contribuyen a permitir un diálogo nacional, un debate de altura y más objetivo en relación con lo que ocurre en Venezuela.
Hasta Jorge Fascetto, presidente del Instituto Internacional de la Prensa (IPI), organismo que reúne a varios dueños de medios internacionales, hoy presente en nuestro país, admite que el silencio que guardaron estos mismos medios masivos y sus principales directores, respectivamente Henrique Otero, Rafael Poleo, Andrés Mata e Ibeyise Pacheco, sobre el golpe de Estado de los días 12 y 13 de abril, se sintió como “un silencio cómplice”.
Pero mientras a nivel internacional se les condena, en Venezuela esos mismos medios continúan descalificando a los ciudadanos conscientes que, cansados de ese papel político y muchas veces antidemocrático que están jugando, se atreven a cuestionarlos, a solicitarles mayor objetividad, o que “digan la verdad”. A estos ciudadanos los descalifican tildándolos de “chavistas” o “círculos pagados”.
Esta práctica de resaltar en primera página opiniones sesgadas de terceros sobre el futuro del país, se evidencia hoy con motivo de la presencia en nuestro país de una misión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y el Instituto Internacional de la Prensa (IPI). A pesar de que el objetivo declarado de esta misión es respaldar el proceso de diálogo e insistir en la importancia que tiene el respeto de la libertad de expresión para garantizar la estabilidad de la democracia, el diario El Nacional destaca las declaraciones de Jorge Fascetto, presidente del IPI, dueño director de varios medios de comunicación en Argentina, quien haciendo uso de la libertad de expresión que reina en Venezuela, califica al presidente Hugo Chávez de “dictador disfrazado de demócrata” , (hasta comparándolo difamatoriamente con Juan Domingo Perón, Alberto Fujimori y Alfredo Stroessner), y lanza irresponsablemente sus proyecciones sin pruebas: “Venezuela va camino a Cuba” (sabiendo que no hay medios cerrados, periodistas presos, ni concesiones canceladas, sino que, al contrario, gozan de una gran libertad que les permite a los opositores para expresar sus diferencias y hasta, de manera antidemocrática y anticonstitucional, hacer continuos llamados a la intervención de la Fuerza Armada para que se “pronuncien” y den un golpe de Estado por parte de algunos de ellos, violando todas las leyes vigentes de la República) o “Venezuela terminará como Argentina” (obviando que, a diferencia de Venezuela, en su país se aplicó al pie de la letra el paquete neoliberal del Fondo Monetario Internacional – que la oposición venezolana también respalda- y hoy vive la peor de sus crisis económicas por causa de ello).
De esta forma, mientras se resaltan opiniones y proyecciones terroríficas, la población pierde la oportunidad de debatir sobre la violencia real, que existió ( y que tuvo su cenit el 11 de abril con la utilización de francotiradores al parecer por parte de sectores golpistas, para justificar la pretendida “renuncia “ de un presidente legal y legítimamente electo por la mayoría de los venezolanos), y la que existe y ha estado caracterizada en estos últimos meses por la provocación persistente hacia la FAN para que se pronuncie y dé un golpe de Estado, el asesinato de dirigentes campesinos del MVR en el Zulia, la aparición de paramilitares en videos organizados por periodistas o apoyados por el paramilitar colombiano Carlos Castaño, y hasta las agresiones a periodistas (inclusive de medios estatales) que han tenido causas no debatidas pública ni honestamente por los medios comerciales.
Esta violencia, que es comprobable, sólo es tomada sesgadamente o de manera parcial por los medios.