De cómo El Libertador dio un pase a la llanera a la nobleza peruana

El Libertador llegó al Perú por vía marítima. A diferencia de Neogranada y Venezuela, provincias agrícolas fundamentalmente, el Perú desde los primeros tiempos era un emporio de riqueza por sus minas de plata y oro. Por ser capital de un virreinato, tenía la pompa y magnificencia de la misma corte de Madrid, con grandes títulos nobiliarios, rituales y un visorrey, con trono y corte.

El Presidente del Perú, Marqués de Torre Tagle ofrece un suntuoso baile en el Palacio virreinal en honor del Libertador. A la hora fijada Sucre, impaciente, dice a Bolívar: Es la hora del baile, Libertador. Son las diez en punto. ¿Y qué? Siéntate y ponte cómodo... Torre Tagle aún no ha llegado, y eso no es casualidad ni descuido; lo está haciendo a propósito: si yo llego primero y lo espero, él será el sol del Perú y yo uno de sus astros... Tienes que aprenderte mejor el juego de los símbolos... Esta noche libramos nuestra primera batalla por el poder supremo con el Marqués de Torre Tagle, un noble virreinal que por lo poco que ví, sigue siendo el ejemplar más acabado del antiguo régimen... Esa noche, entre sonrisas y palabras cortesanas, Bolívar y Torre Tagle se disputan el poder supremo. De acuerdo a cómo se manejasen las cosas, Bolívar salía dueño de la situación, o se convertía en un general extranjero al servicio de Torre Tagle. El haberle obligado a esperarlo deshizo la primera argucia del noble peruano. Se reservaba, sin embargo, otra. En el gran salón del trono virreinal había dos asientos: El del Virrey y el de la virreina. Si Torre Tagle era el Presidente del Perú, era justo que ocupase uno de los tronos, dejando el otro libre al Libertador. Pero no; Torre Tagle, además de arrellanarse en el trono, sentó a su mujer a su derecha, actuando y procediendo tal como si fuesen una autentica pareja real hacia los cuales avanzaría el Libertador en medio de una doble fila de cortesanos. De esto se dio cuenta el Libertador apenas entró al salón del trono y el ujier voceó: Su Excelencia, Simón Bolívar, Libertador y Presidente de la Gran Colombia, General en Jefe de todos los ejércitos independentistas en el Perú...

Al fondo y de pie lo esperaban al lado de sus tronos el Marqués de Torre Tagle y su bellísima mujer. A ambos lados, cortesanos acicalados y enjoyados se inclinaban ceremoniosamente a su paso. El Libertador dijo para sí: La pimpinela que yo me meto por este callejón... Si el marquesito se las hecha de saporrabudo, yo soy toro corrido en siete plazas. El Libertador se encontraba en una situación sumamente comprometida; si accedía, reconocía una superioridad que no estaba dispuesto a aceptar; de negarse a prestarle el acatamiento, que le venía impuesto, hubiese sido una reacción impolítica y peligrosa. ¿Qué hizo el Libertador? Pues muy venezolanamente, tal como si hubiese estado en una fiesta familiar, comenzó a saludar a sus conocidos y amigos a uno y otro lado: Entre saludos, palmadas, apretones de mano, el Libertador reventó el canal cortesano por donde Torre Tagle lo quería obligar a transitar. Comprendiendo el Marqués que él y la marquesa, en aquella situación, eran los únicos airados, se hizo el loco, y con la mayor naturalidad se acercó donde estaba Bolívar detenido por sus amigos. Luego de saludarle le dijo: Venga conmigo Libertador, compartamos el trono de los virreyes... Y de esta forma el Libertador ganó su primera batalla por afirmar el poder en la tierra conquistada por España. Le faltaban muchos combates por librar: unos diplomáticos, otros militares, y muchos de intrigas palaciegas.

La situación del Libertador en el Perú no era precisamente la mejor. De una parte estaba el resentimiento del Marqués de Torre Tagle, el nuevo Presidente peruano, a quien Bolívar había puesto de lado; por la otra estaba el Vicepresidente Santander, opuesto a la aventura del Sur, y ahora muy herido en su amor propio al verse obligado a ceder ante las exigencias del Padre de la Patria. (El Marqués de Torre Tagle, murió en 1826, En la toma de la Fortaleza del Callao por el Ejército Libertador, último reducto español en nuestro Hemisferio).

El General Sucre, le dice al Libertador, malas noticias, señor. El depuesto Presidente Riva Agüero se ha declarado en rebeldía contra vos. En combinación con la flota peruana se ha declarado Presidente y desconoce al gobierno central de Torre Tagle, acusándoos a vos de traidor y tirano... Si Riva Agüero ha actuado de esta forma, algo oculta en la manga. Vamos a ponerle un peine. Consígame, general Córdoba, aquellos mapas que abandonamos para la campaña del Norte y llámenme al cholo Bustamante... Cuando le llegan noticias de parte de Bustamante, les dice aquí está la prueba de lo que sospechaba. Riva Agüero es un traidor que cuando dio el paso de alzarse, ya estaba en connivencia con los monárquicos. Un correo suyo fue interceptado por los nuestros y mírenme lo que envía al general español: Los mapas que le pusimos como peine. Vean lo que le escribe (Muy pronto lograré convencer a mis hombres que ante la tiranía de Bolívar es mil veces preferible el gobierno de su majestad).

Enviare estas pruebas a la oficialidad patriota de los ejércitos del Norte. Ocupaos que hoy mismo salga hacia allá un parlamentario de confianza. Tal como lo calculó el Padre de la Patria, Riva Agüero fue depuesto, y no fue fusilada por sus hombres por solicitud expresa del Padre de la Patria. El depuesto presidente fue expulsado del país y el Libertador, gracias a su habilidad, además de engrosar sus filas con el ejército en rebeldía, dejaba el camino expedito para que Colombia le siguiese enviando tropas y más tropas. La traición de Riva Agüero no fue la única. El 1º de enero de 1824 se encontraba el Libertador al borde de la muerte en Pativilca, a causa de un tabardillo. Un oficial le dice: No quiero ser portador de malas nuevas; pero la guarnición argentina del Callao ha entregado la fortaleza a los españoles. Nos han traicionado, y los granaderos de los Andes han seguido el ejemplo de los rioplatenses... A los pocos días el general argentino Necochea le comunica con voz grave al Padre de la Patria: Lima ha caído en poder de los españoles, y el culpable es Torre Tagle... Le interceptamos una comunicación donde se prueba su connivencia con el ejército español del general Canterac, aparte de haberle salido al encuentro para presentarle sus parabienes... El Congreso, antes de disolverse, depuso al traidor Torre Tagle y os ha elegido Dictador del Perú... Con la caída de Lima y El Callao, los patriotas sólo dominan una pequeña zona costera del Perú septentrional y los españoles tienen la cabeza de puente para que desembarquen los veteranos dispuestos a rescatar el imperio perdido. El Libertador sólo cuenta con el ejército de su Patria para imponer la libertad, y el Vicepresidente Santander, con razón o sin ella, se muestra cada vez más remiso a continuar enviando tropas de refuerzo. La situación del Padre de la Patria es desesperada. Su estado físico es lamentable a causa de la enfermedad y de los sufrimientos morales. Apenas puede mantenerse en pie. Todos ponen en duda su sobre vivencia. Su médico, el doctor Joaquín Mosquera, le pregunta entre conmiserativo y afable: ¿Y ahora qué piensa hacer, general? Bolívar fija en él sus ojos febriles; con tono enérgico y vibrante le responde: ¡Triunfar, amigo Mosquera! ¡Triunfar, triunfar y triunfar! Pero ¿Cómo haréis tal milagro, Excelencia? El Libertador decidido: Pediré más soldados a Santander. En tres meses tendré un ejército. Ascenderé la cordillera y venceré a los españoles.

Palacio de Gobierno de San Carlos en Bogotá. El Vicepresidente Santander, rodeado de sus ministros, lee una carta del Libertador: ¡Escuchad lo que dice el general Bolívar! “Sí me enviáis tropas, la consecuencia será la libertad. “El Libertador cree que yo soy Dios y puedo decir ¡Hágase!, y ya está. De modo que pide sin piedad armas y hombres, y lo peor es que don Simón recibe toda clase de aclamaciones, en tanto que los peruanos no reconocen los esfuerzos del gobierno colombiano. Ni Bolívar ni los venezolanos son populares en el Perú. De la misma forma que es indispensable analizar lo que sucedió en la vida de Bolívar hasta su retorno a Colombia en el año de 1826. Ahí esta la clave de su grandeza y de su tragedia, y también la de Venezuela en sus relaciones con los países hermanos.

“Hacia Venezuela están volviendo de nuevo las miradas y los oídos todos los pueblos del Hemisferio”. ¡Somos la voz de América!


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Manuel Taibo


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