Los gobiernos imperiales de los EE.UU., no tienen amigos, sino socios. No
tienen principios, sino intereses. Meta que logran con la palanca más
poderosa del mundo: las fuerzas militares. El aparato militar mundial
norteamericano, organizado con base en comandos estratégicos, actúa en
cualquier parte del planeta a su entera discrecionalidad. Para los halcones
que gobiernan hoy en Washington, el mundo es su teatro de operaciones y zona
militar propia.
El plan maestro VC 2020, los documentos Santa Fé, los planes del Comando
Estratégico del Sur (Plan Colombia, Plan Nuevos Horizontes y Plan
Dignidad), las maniobras tácticas conjuntas con fuerzas de países
latinoamericanos, como por ejemplo el ejercicio Águila III (8 de octubre),
todos responden a la concepción estratégica del dominio imperial. No por
mera casualidad el gobierno de Bush ha incrementado la ayuda militar a
Latinoamérica, restando la de programas sociales. Para el año fiscal 2004,
cuyo ejercicio se inicia el próximo 1 de octubre, a Colombia le asignaron
US$ 553 contra US$ 136 de inversión social. En México se duplica la ayuda
militar al pasar de US$ 27 a US$ 52. Perú recibirá 10% más que el 2003, para
ubicarse en US$ 71. En Ecuador el incremento va de US$ 30 a US$ 49. Brasil
recibirá US$ 21. Panamá US$ 14.
Esto obedece al paquete de intereses vitales, definidos unilateralmente
desde la cúpula de la Casa Blanca. Tres de ellos son suficiente para
relacionar la estrategia de dominio y el avance arrollador de sus planes
militares: (i) prevenir la aparición de coaliciones regionales que sean
hostiles a EE.UU., (ii) asegurar el acceso incondicional a los mercados, a
los suministros de energía y a los recursos estratégicos, y (iii) garantizar
la libertad de los mares, vías de tráfico aéreo, espacio sideral, control de
la información y de las comunicaciones. Intereses que demandan la libre
acción de sus organismos de inteligencia, la CIA principalmente, en todos
los espectros y dimensiones de las naciones latinoamericans.
Preservar sus intereses vitales es cuestión doctrinaria de su ambición
imperial. Dentro de ella se inscriben los conceptos estratégicos de guerra
preventiva, proyección de poder, presencia de ultramar y dominio
territorial. Todos enfocados a determinar que el peligro más serio que
atenta en su contra es a lo que denominan las "amenazas asimétricas". En el
contexto de su seguridad nacional, la asimetría se refiere a la acción que
el oponente presenta para maximizar su ventaja, lograr la iniciativa, ganar
la mayor libertad de movimiento y explotar las debilidades del imperio.
Amenaza asimétrica es para ellos, la ofensiva de los palestinos; la nueva
guerra de guerrillas en Irak; el terrorismo (definición arbitraria acorde al
marco conceptual buschiano) y la conciencia ideológica. También es amenaza
asimétrica, la emancipación de los pueblos, el desarrollo avanzado de los
países que forman parte de su mercado y la instauración de sistemas
políticos diferentes a los sugeridos para la región.
Las fuerzas militares son el poder que invade territorios, aniquila
gobiernos y reprime al pueblo. Pero no doblega la voluntad del pueblo. Los
planes militares para la América latina son asimétricos. Ya lo ha dicho con
profunda concepción revolucionaria Fidel Castro: "los EEUU., olvidan lo que
Antonio Maceo advirtió y que hoy cobra más vigencia que nunca: Quien intente
apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no
perece en la lucha. Más de 40 años de fracaso tras fracaso debiera
persuadir a cualquier gobierno de EE.UU., de que las más sofisticadas armas
no podrían aplastar la resistencia de nuestro pueblo, que de antemano sabe
qué táctica debe utilizar y qué formas de lucha emplear para anular hasta
reducir a cero la superioridad tecnológica del atacante"
Postura irreductible del pueblo cubano que defiende con conciencia su
tierra, su soberanía, su libertad, su capacidad para autodeterminarse. Esto
es igual para los pueblos del resto el continente y, muy especialmente, para
Venezuela si se pretende aplicar la fuerza militar para arrebatar el proceso
revolucionario.
izarraw@cantv.net
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