La ONU, al Servicio de Bush

En la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han comenzado a escucharse los discursos de los presidentes de cada nación. El más importante, como suele suceder todos los años, es el pronunciado por el mandatario yanqui en turno por ser el personaje que determina sobre la economía y política mundial. EEUU, desde el fin de la primera guerra mundial, en los años veinte, se convirtió en el policía o gendarme del mundo por el hecho de intervenir en todos los países que, según ellos, ³ponen en peligro² los intereses de las empresas y los ciudadanos norteamericanos.

Tan grande ha sido el poder yanqui, que poco importa que su producción o su moneda se esté debilitando o viniéndose abajo; su enorme poder militar y nuclear ­que sobrepasa en mucho a cualquier grupo de países bien armados- le ha permitido desde siempre hacer de la ONU y de su Consejo de Seguridad, lo que le venga en gana: utilizarla cuando le conviene o hacerla a un lado cuando surge alguna oposición, tal como ha sucedido a partir de los años setenta, cuando China y una serie de países que recien se habían liberado, ingresaron a esa organización mundial.

La ONU surgió en 1945 al concluir la segunda guerra y, desde entonces, el gobierno de los EEUU la ha utilizado para imponer las políticas que en cada momento ha requerido. Los 197 países que pertenecen a la ONU (sin contar a 29 países no soberanos, ni a Taiwán, Timor Oriental y al Vaticano que no son miembros de la ONU) ­a pesar de significativas protestas que han manifestado a través de los años- casi nada importante ha hecho para frenar las amenzas, las intervenciones y las invasiones que durante casi seis décadas han llevado a la práctica los EEUU.

Podría demostrarse que después del presidente James Monroe, que en 1823 planteó aquella tesis, según la cual Estados Unidos no se inmiscuiría en los asuntos europeos, pero a su vez, vería con ³desagrado² cualquier injerencia europea en América, esa doctrina sirvió para encubrir la política de rapiña de los EEUU sobre sus vecinos de América Latina. Con la doctrina Monroe se sintieron dueños del continente y con todos los derechos para intervenir en cualquier país de la región para salvarla del ³comunismo² hasta los años ochenta y de lo que califican unilateralmente como ³terrorismo², posteriormente.

Dentro de ese contexto de dominación, cuando el gobierno invasor de Bush acude a la ONU a pedir a los gobiernos de los demás países que manden ejércitos de ocupación a Irak para respaldar a los norteamericanos o para que manden ayuda para la reconstrucción de aquel país destruido, parece claro que lo que el gobierno norteamericano busca es medir el grado de sometimiento e incondicionalidad de los demás países. Los gobiernos de países, tal como el de México, con gran temor a que sean castigados, apenas pueden balbucear con mucho miedo, algunas palabras para tratar de hacerse a un lado del problema.

Sin embargo a nivel mundial, a pesar de esa hegemonía norteamericana, están surgiendo importantes contradicciones interimperialistas que desesperan a las grandes empresas transnacionales yanquis y a su gobierno. Por un lado la vieja Europa, el Japón y China se han convertido económicamente en fuertes competidores de la dominación norteamericana tanto en la competencia mercantil como con la fortaleza de sus monedas. Por otro lado, en Latinoamérica países como Venezuela, Brasil, Argentina y Cuba están representando en estos momentos alternativas importantes de liberación nacional.

Da la impresión que la desaparición de la hegemonía yanqui es sólo cuestión de tiempo; de que la dominación norteamericana sobre el mundo no llegará a un siglo y que pronto se acabará para pasar a la historia. Quizá haya que esperar una década que es un tiempo corto para la historia pero muy largo para los pueblos que sufren miseria, hambre y opresión. Esperamos con esperanza de que los pueblos despierten a tiempo para no tener que soportar otro imperio. ¿De qué se disfrazarán los poderosos grupos financieros internacionales para seguir dominando y engañando a nuestros pueblos? ¿Dominará el imperio de la tecnología y de los medios de comunicación sin patria o personaje visible?

La ONU ­si no cambia de nombre- dejará de estar al servicio de un país imperialista en particular, pero los imperios sin cabeza visible impondrán su dominación. Seguirá siendo un organismo al servicio de los más poderosos, pero su edificio ya no será bombardeado por los defensores de Irak por estar al servicio de los EEUU, tal como sucedió hace algunos días en aquel país. ¿O es que antes de su retiro como país más poderoso de la tierra los EEUU se defenderán con todo, tratando de imponer una nueva conflagración mundial? ¿Qué significa la intensificación de la guerra israelí-árabe, las amenazas al llamado ³eje del mal² y la permanente capacitación de los ejércitos de gobiernos de Latinoamérica para reprimir las luchas sociales?





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Pedro Echeverría V. /Venezuela Unida


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