No tengo nada en contra de las flores de papel lustrillo. Tampoco en contra de las manualidades de cartón ó una receta de cocina que le enseñe a mis hijos a no ponerle tanta sal a las comidas. Mucho menos puedo estar en contra de alguna recomendación para pintarse los labios con un lápiz Berol para ahorrarse una platica y evitar esos gastos arrechísimos en las perfumerías. Nunca podría estar en contra de un programa que sirva para bajar la tensión de los televidentes. Pero, lo que no puedo entender es que un programa de este tipo dure tres horas y ocupe un espacio que podría ser utilizado en programas de opinión mucho más importante que un compendio de manualidades.
Guillermo García Ponce, en la película “La Revolución No Será Transmitida”, nos revienta el alma con una frase lapidaria: “Los Adversarios eran muy poderosos. No tuvimos tiempo de organizar una política comunicacional…”. Cada vez que puedo y por que tengo el privilegio de tener esta película en mi computador, la repito y la repito y la repito, tratando de grabarme esa historia donde nos vencieron durante unas horas por ser extremadamente ingenuos. Emociona ver como el pueblo, de manera corajuda, le da un final feliz a los eventos del Golpe de Abril y que esos eventos hubieran quedado grabados para la historia, a fin de tener un documento que nos recuerde los errores cometidos. Esta película muestra hasta el hueso nuestra estupidez comunicacional y una ingenuidad criminal que pudo evitarse ó, por lo menos, que se notara algún proceso de rectificación en los medios del estado, conducentes a enmendar los errores cometidos.
Las cuatro jineteras saben que tenemos un hoyo enorme en cuanto a la malicia informativa y aprovechan esta falla por todos los flancos. Globovisión está todo el día desinformando, manipulando y arreglando pequeñas actuaciones lloronas de algunos cabrones para transformarlos en problemas nacionales, mientras en Venezolana de Televisión están pasando como carajo se hace una tarjeta de cumpleaños en papel albanene. No pongo en duda la calidad revolucionaria de Jesús Romero Anselmi, pues supongo que existe la disposición de salirle al paso a este problema con todos los hierros. Pero, en lugar de gastarse tres horas matutinas usando peguitas, cebollas, tomates, papelillo y demás destrezas manuales, que pueden presentarse en una hora, se utilizarían las dos restantes para hacer programas de opinión prestos a desmentir a los fascistas en su terreno. Es tan frustrante ver como Globovisión cubre las noticias para sesgarlas, mientras en VTV, que se supone debería estar contrarrestando los ataques reaccionarios, sale una muchacha muy bonita, muy coqueta, muy modosita y sonriente, hablando de cómo se ve mejor una sombra en los ojos de color morado para una noche tan linda como esas… ¿Qué vaina está pasando? ¿Dónde están los cambios que se prometieron para modernizar el canal y agilizarlo a favor de la revolución? ¿No me digan que la vaina se va a quedar en cambiar unos cuantos escenarios y colorín, colorado, este cuento se ha acabado?
Hay algo que quedó muy claro después del golpe de Abril 2002. Venezolana de Televisión es un problema de seguridad de estado. No solo debe ser protegido ante un eventual ataque terrorista que, dicho sea de paso y por la política de seguridad que tiene es en extremo vulnerable. También se tiene que impulsar una política comunicacional permanente las veinticuatro horas del día. Hay que comprar equipos, contratar reporteros, colocar nuevos moderadores de verbo implacable en programas nuevos de corte informativo. Hay la necesidad de ir tras los mentirosos que han estado falseando las informaciones, para desmentirlos inmediatamente ante la opinión pública. La creación de un nuevo programa que se dedique a verificar toda esa basura informativa que los medios privados le inyectan a la población venezolana, podría ser un punto de arranque para combatir a estas jineteras que solo habrán de cesar en su empeño, cuando vean a la población metida en el estadio universitario esperando a ser fusilada por uno de sus recomendados “democráticos”.
En Venezolana de Televisión hay gente combativa. Eso no lo dudo. Pero, ¿Cómo podemos combatir con las manos atadas? ¿Cómo crear una televisión que se ponga a la par de las golpistas, si no existen recursos y no se hacen los cambios para que el estado tenga un medio eficaz para combatir la mentira? Van a cumplirse un año y medio desde que el bandido Enrique Mendoza y su policía pretoriana cerró a VTV. Después de aquel glorioso rescate de Venezolana de Televisión, mucho se habló de cambios que eran necesarios. Hoy, lamento decirlo, seguimos teniendo el programa con las mismas manualidades, ocupando tres horas preciosas y sin la posibilidad de ocuparlas en cuestiones más urgentes. La excusa sigue siendo la misma: “Tenemos que tener una programación variada que preserve a la teleaudiencia”. Mientras, Globovisión, Venevisión, Radio Caracas Televisión y Televén, están atacando continuamente sin que exista alguien que le de un parao al golpismo. Enfrentamos una pelea desigual ¡Son cuatro contra uno, coño!... Y no me vengan con que Venezolana de Televisión está en primer lugar de audiencia. Eso ya lo sé y no justifica que sea mal utilizado el canal. Más bien obliga a acelerar los pasos para que los canales golpistas cierren su programación o subsistan con las donaciones de los disociados sicóticos.
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