El gobierno de los Estados Unidos alega, tanto para consumo de criollos como de extranjeros, que las autoridades venezolanas son cómplices del narcotráfico. En esta materia tienen experiencia pues lo mismo hicieron en países como Colombia y Panamá con excelentes resultados: ambos fueron ocupados, por las malas o las buenas, con militares gringos.
Se trata de una de las acusaciones que justificarían una eventual invasión, la cual, junto al calificativo de terrorista, sustituye al comunismo como la máxima degradación que puede imputársele a un régimen indócil.
La mezcla de terrorismo y narcotráfico configura un nuevo delito contra la majestad del imperio: el narcoterrorismo. Esta felonía es tan horrible que no solo inculpa a quien lo practica; todo aquel que no acepte que la DEA y la CIA envíen sus agentes para corroborar la inocencia del país indiciado queda, ipso facto, incurso en actividades cuestionables.
La narcotización de Venezuela implica, en primer lugar, el ingreso de toneladas de drogas desde Colombia, ya bien sea a través de los paramilitares, de grandes nexos con Uribe, o por cualquier otro medio, sin descartar la participación de la CIA, tal como ocurrió en el caso de los "contras" en Nicaragua.
La droga introducida en nuestro país cumple dos funciones. Sirve para envenenar a nuestros jóvenes y corromper a las autoridades; la que sigue el viaje hacia los grandes centros de consumo nos califica como país-puente o complacientes con el narcotráfico.
Simultáneamente el empresario que no sea bien visto por el imperio puede ser acusado de lavado de dinero, con lo cual cualquier empresa se desmorona y sus depósitos en EEUU quedan congelados indefinidamente, mientras los accionistas ingresan a una lista negra.
Otros elementos narcotizadores son Globovisión y los medios de comunicación cuadrados con los adversarios de Venezuela, cuyos "globovidentes" revelan un alto grado de alienación, al punto de vivir en un país virtual, que solo existe en los programas desinformativos.
A todas estas la droga se consume en EEUU con el mayor descaro, sin escandalizar a nadie. Los malos son todos los demás, ellos son drogómanos inocentes.
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