INTROITO
Los humanos no encontramos ya como ofendernos, como insultarnos. Pareciera que ya los epítetos, sobrenombres, groserías, adjetivos descalificadores, etc., etc., se agotaron. Y lo que existe es un reciclaje, permutaciones, combinaciones, recombinaciones, de atrás pa’ lante, de alante pa’ tras, de lo tradicional. Solo es nuevo para los aprendices, los niños, los jóvenes. Y estos no aportan casi nada. Aunque en su propia jerga los adolescentes se insultan, y uno no entiende un carajo.
INSULTÍMETRO
La ofensa, el insulto, es altamente moldeable. Una misma expresión insultante, ofensiva, tiene “niveles”. Y el nivel expresado está en función de la provocación. No es lo mismo mentarle la madre a un vendedor de kino en el semáforo porque se atravesó, que mentarle la madre a Guaicaipuro Lameda el 12 de abril cuando el golpe de estado contra la Revolución Bolivariana.
Desafortunadamente quien paga el peo en el insulto más arrechante es la madre. Por supuesto, a aquellos seres a quienes parieron por el sobaco (todos los dirigentes altos y medios de la oposición) ese insulto no les hace mella, simple y sencillamente porque no tienen madre. Así que hay que buscar alguno más fuerte.
DICCIONARIO DE LOS INSULTOS
ZOOLÓGICO: Muchos humanos se creen el último refresco del desierto. “…Estamos en la punta de la pirámide ecológica…”, dicen. Y por eso consideran a los animales (y de paso, ellos se autoexcluyen) como “seres inferiores”, “bestias". Desde un punto de vista científico, la especie Homo sapiens, a la que pertenecemos, está incluida en el Reino Animal. Así que no sean pendejos los que piensan lo contrario.
A los militares golpistas los llaman “gorilas” ¿Cómo le echan esa tremenda vaina a estos primos primates? Está suficientemente demostrado que los gorilas (los animales, no los militares) son seres extremadamente pacíficos, familiares, cariñosos, bondadosos ¿ustedes creen que González González tiene alguna de estas cualidades? Así que tenemos que buscar otra expresión insultante para estos tipejos.
A los “soplones” les dicen “sapos”. ¿Cómo le echan esa vaina a los sapos, animales que lo único que hacen es comerse los zancudos y otros bichos que pican? Ni se meten con uno. Así que a buscarle otro calificativo a estos humanos llevaytrae.
Cuando Chávez dice “Águila no caza moscas” se está llamando a sí mismo “águila”, lo cual es verdad, y al mismo tiempo está llamando a la oposición golpista “moscas” (comemierda), lo cual también es verdad. Pero las moscas también ayudan a descomponer los tejidos de cadáveres, facilitando de esta manera el reciclaje de la materia orgánica, cosa que no hacen los golpistas. Por lo que debemos buscarle otro tipo de insulto a estos esperpentos.
Cuando se dice “Mikel de Viana, Baltasar Porras y Pedro Freites son unas serpientes venenosas”, se está diciendo una verdad, en el sentido que la serpiente venenosa actúa escondida, de sorpresa, y mata ipso facto. Pero la verdad es que las serpientes venenosas matan para comer, no por gusto. Tenemos que insultar a estos curejos de otra forma.
“Gusano” es muy utilizada para descalificar a muchas personas. Como dijo José Ingenieros “…Quien se arrastra como gusano no se puede quejar cuando lo pisen…“ (o algo así). Los gusanos cumplen un tremendo papel en el reciclaje de materia orgánica. Es cierto que son desagradables, en particular los que se ven en carne descompuesta, pero ellos no tienen la culpa.
Desde un punto de vista estrictamente zootécnico, solo aquellos animales superiores seleccionados genéticamente de manera “artificial” para matar (los casos de los gallos y perros de pelea, por ejemplo), matan porque tienen que matar. En la naturaleza eso no se observa. Por supuesto, hay casos como por ejemplo el del león que se “apropia” de una manada que lo primero que hace es “eliminar” (matar) a todas las crías. Lo hace por dos razones: una para que las leonas dejen de amamantar y así se encelen y él pueda preñarlas, y la otra para que la generación de relevo tenga exclusivamente su carga genética. Pero se puede decir con mucha propiedad que los animales no humanos no matan, ninguno, por placer. Matan por necesidad, alimentaria principalmente. Sin embargo, que llamen a alguien “tiburón” no es ofensivo, sino todo lo contrario. Por eso es que no me gusta que le apliquen un calificativo animal a un ser humano. No por éste sino por aquel.
LA INSULTOLOGÍA
Aparentemente los insultos/ofensas varían según el grupo social. Pero lo que sí es común es que la gran mayoría de estos insultos/ofensas tienen que ver con los genitales, la actividad sexual, etc. Por ejemplo “motherfucker” es una expresión altamente insultante entre los gringos. Vuelve a aparecer la madre. No hay una equivalente en español. “Hijo de Puta” (“son of a bitch”) pretende alcanzar el mismo nivel insultante, pero no. En este caso yo me opongo a utilizar esta expresión para insultar a un congénere. La prostitución (adulta) cuando se ejerce con conocimiento de causa, como es en la gran mayoría de los casos, es una actividad extremadamente inteligente por parte de quien la ejerce. Como ahora existen los “putos” a lo mejor aparece la expresión “hijo de puto”. No me parece correcto burlarse de las putas. Así que no estoy de acuerdo con llamar a las televisoras privadas venezolanas “jineteras” (“putas” en cubano). Eso es un insulto para estas mujeres, que aparte de ejercer una actividad económica como cualquier otra, se arriesgan no solo a un embarazo no deseado sino algo más grave aún como los son las enfermedades venéreas. Y dígame el SIDA. No creo que exista alguna profesión más riesgosa para la salud que ésta.
La expresión “coñoemadre” tiene un alto contenido insultante, pero no me gusta porque allí está mi mamá que no tiene la culpa.
Otros insultos menos ofensivos pero no por eso despreciables, son “marico” (“marisco” en cumanés) (homosexual masculino), o “marimacha” (lesbiana), que tampoco son válidos hoy día porque esas preferencias sexuales ahora son aceptadas como algo natural. “Careverga” haciendo alusión a que la cara del aludido parece un pene. No hay uno equivalente para el género femenino (en Cumaná dicen “carepepita”, pero más bien en tono jocoso). “Mamagüevo”, o su equivalente en ingles “coksucker” o “dicksucker”, conllevan un insulto bastante fuerte, denigratorio. Pero volvemos a caer en lo mismo: las preferencias sexuales son genéticas, por lo que no podemos insultar a alguien por eso. La expresión en inglés “fuck you”, es tan extremadamente popular que ha perdido su “peso” insultante (en realidad es “I fuck you”: “…yo te poseo sexualmente, lo quieras o no…”). No tiene equivalente en español.
De las “actividades” de los seres humanos consideradas como “indignas”, las más populares son “asesino” y “sádico”, pero se utilizan muy poco para insultar a alguien. “Chulo”, “ladrón”, también son expresiones que se utilizan eventualmente como insultos.
PROBLEMA
Entonces ¿Cómo carajo insultamos a los que están contra la Constitución Bolivariana? (me refiero a los y las que quieren acabar, como sea, con ella y con nosotros los bolivarianos). Yo propongo “Fascista”. Yo creo que esta expresión recoge todo lo bajo que puede llegar un ser humano: racista, egoísta, terrorista, golpista, materialista, aprovechador, embustero, parásito, ladrón, chulo, sinvergüenza, corrupto, explotador, tramposo, deshonesto, sin sentimientos, degenerado, (iba a decir “coñoemadre”, pero me acordé), etc., etc., etc. Un fascista mata por gusto. Mata por gusto. A quien sea. Bien sea de un balazo o propiciando un paro como el de diciembre-enero. Ahora imagínense a González González, Carratú Molina, Guaicaipuro Lameda, Enrique Mendoza, Leopoldo López, Alfredo Peña, Carlos y Juan Fernández, Pedro Carmona, Carlos Ortega, Luis Miquilena, César Pérez Vivas, Henry Ramos Allup, Felipe Mujica, Leopoldo Puchi, Leopoldo Castillo, César Miguel Rondón, Roberto Giusti, Alejandro Armas, Ezequiel Zamora (el del CNE), Gustavo Cisneros, Alberto Federico Ravell, Patricia Poleo, Martha Colomina, Orlando Urdaneta, Ibeyise Pacheco, Carlos Molina Tamayo, Baltasar Porras, Pedro Freites, Mikel de Viana, el difunto Cardenal (que espero esté en el infierno), David de Lima, Manuel Rosales, Salas Rohmer, Rafael Marín, Julio Borges, Enrique Capriles ¿Son fascistas o qué? ¿Cuántos epítetos le caben a cada uno? Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez. Dígame Víctor Hugo de Paola. Fascistas. Pedro León Zapata, Cecilia Sosa, Ángela Zago, Pedro Penzini Fleury. Agregue usted amigo lector los faltantes. Vulgares delincuentes. Tendrán que irse de Venezuela. Aquí no los queremos.
CODA
Pero la expresión “fascista” como que no insulta mucho. No me parece. Estos tipejos son tan desviados que muchos de ellos se sienten honrados por tener esa manera de pensar. ¿Entonces? Anoche pensaba y pensaba. ¿Algo que destruye, que corroe, lentamente, y que al final mata? Algo que nadie lo quiere. “…coño, Un cáncer…Eureka…”. Yo propongo en consecuencia que cuando hablemos por ejemplo de Globovisión, de TalCual, de Baltasar Porras, nos refiramos a ellos como “un cáncer (y) fascista”. Parece redundante, ¿no?
Luis Rivero Badaracco.
LGRIVEROB@CANTV.NET
Maturín, 6 de Octubre del 2003.