Aunque la República Bolivariana de Venezuela fue fundada sobre la base de la continuidad milenaria de la herencia autóctona indígena -a la que históricamente se agregaron las aportaciones africanas y europeas-, es bueno no olvidar que América Latina fue colonizada e invadida en medio de un gran un genocidio de cerca de 100 millones de seres humanos: 80 millones de indígenas -desde la invasión hasta hoy-, sumados a cerca de 20 millones de africanos/as, quienes vendidos/as y tratados/as como piezas de esclavitud, murieron tanto en el trayecto oceánico como a causa de crueles maltratos y múltiples enfermedades.
Hacer memoria de las atrocidades cometidas por las deshumanizadas "bestias" que invadieron estas tierras hace más de 500 años en nombre de la "religión" y la "civilización", es como "ver la herida" para sanarla mediante la verdad histórica y traer la luz a la Conciencia, para con ello superar la oscuridad de la ignorancia sobre la Dominación, cuyo origen se ha venido apoyando en la "veneración de lo foráneo", particularmente de lo Europeo "Hispánico":
Los Pueblos Indígenas intentaron ser aniquilados en forma despiadada por los invasores, ya que para intentar "escarmentarlos":
- Los torturaron: Les cortaban miembros (dedos, manos, ojos, lengua, orejas, pies, etc.), los freían vivos en aceite caliente mientras los colgaban de cabeza, los empalaban (pues les introducían una asta puntiaguda por el ano que les atravesara la columna), los enterraban vivos, arrojaban a animales rabiosos (perros, jabalíes, caimanes), amarrados los arrastraban con caballos,...
- A una mayoría de las mujeres indígenas las desterraban o las violaban, incluso colectivamente.
- Los asesinaban: los degollaban y fusilaban, les cortaban las cabezas para colgarlas de postes, los descuartizaban amarrando cada uno de sus miembros a caballos que los jalaban, los ahogaban -pues para buscar perlas en el fondo del mar les amarraban piedras a la espalda. Incluso tales castigos hicieron que pueblos enteros de indígenas se suicidaran colectivamente.
- Muchos pueblos perecieron por hambruna al despojárseles de su tierra, enfermedades (algunas traídas de Europa), y de tristeza ante la desintegración de sus familias por la trata esclavista de seres humanos.
Estas atrocidades están bien documentadas. Ya en 1551, el Obispo de Chiapas, Fray Bartolomé de Las Casas, en un tratado llamado "De la destrucción de las Indias Occidentales por los Castellanos" calculó que en 40 años sus compatriotas habían degollado a 40 millones de indios. Magnitudes similares ha calculado el antropólogo Robert Jaulin, y Eduardo Galeano -para mayor información, de éste último creador se puede consultar "Las Venas Abiertas de América Latina" y "Memorias del Fuego".
Los/as sobrevivientes Indígenas fueron condenados/as a la Esclavitud (a través del vasallaje tras un Endeudamiento "de por vida", que los(as) convirtió en la mano de obra "gratuita" o abaratada), en Haciendas con un régimen derivado de las Encomiendas donde el patrono se creía "dueño de los indios", o fueron despojados y luego desterrados/as a lugares muy reducidos en tamaño o ecológicamente estériles.
El agravio contra los Pueblos autóctonos incluye aquella Bula Papal con la que Alejandro VI Borgia repartió éste Continente entre España y Portugal, sin preocuparse de lo que sobre ello pensaban sus poseedores/as originarios/as, a quienes se les castigó mediante "Requerimientos" de sumisión en nombre de una pretendida 'Evangelización' al "Occidente".
Pero tan, o más importante, que la "positiva" exactitud de la cifra del genocidio contra los Indígenas, es realizar el desagravio a éstos Pueblos Indo-afroamericanos (Indígenas y Afrodescendientes) por tanto mal ejercido contra ellos/as por parte de las elites mantuanas criollas y sus oligarcas descendientes.
En ese sentido, algunos Evangelizadores hicieron un arrepentimiento público por su relación con tales tragedias, tras elaborar un documento llamado "Reflexiones sobre el Gran Jubileo del año 2000: "hay que revivir los aspectos oscuros de nuestra historia... tener el coraje de reconocer los errores (...) ¿Cómo permanecer en silencio ante tantas violencias perpetradas en nombre de la fe?", comentaba y preguntaba el actual Papa Juan Pablo II, tras hacer acto de constricción ante 140 Cardenales (revista Cambio 16, 20/06/1994, artículo "Mea Culpa"), ante hechos tales como las Guerras de Religión, la Inquisición, las violaciones de Derechos Humanos".
Reconocer dichos pecados equivale a percatarse de que era un error la justificación que los produjo: un error creer que todos los demás estaban en el error y por eso debían ser "traídos a la verdad" -lo que incluía "traer" a los animistas creyentes en seres y divinidades ancestrales. Reconocer dichos pecados equivale también a realizar una solicitud de perdón ante las acciones criminales cometidas como entidad colectiva a fin de ejercer el Poder para controlar los cuerpos y las almas, para lo cual recurrió al manejo de la justicia (al usar la persecución, tortura, hoguera y asesinato), de la enseñanza (al abusar de la propaganda y la censura) y de las distintas violencias (en las "bendecidas" Guerras).
Para que no haya alguien que pueda engañarse creyendo que tales métodos "salvajes y bárbaros" de exterminio, ejecutados por tales invasores, quedaron allá en el más olvidado ayer, es importante recordar que tan solo en el siglo XX pasado -desde 1900 hasta 1999-, los Pueblos Indígenas fueron sujetos a la atroz violencia e indefensión con la anuencia de los Gobiernos del Puntofijismo:
- Los asesinaron: fueron muertos en emboscadas (Valle de caño Vera- Wanay), envenenados con vidrio molido (en el Hato La Rubiera en Apure), los descuartizaron (Haximù en Amazonas), "cazados como animales" (el terrible "Goajibear" de algunos ganaderos contrarios al pueblo Hiwi - Goajibo) por parte de Terratenientes "terrofagos" y mineros transnacionalizados (Garimpeiros). También fueron acribillados por traidores a su pueblo (la Guardia de CAP asesinó un grupo de Wayyu un fatídico 12 de Octubre)
- Los contaminaron: en el Zulia (lago de Maracaibo y Sierra de Perijà), en Bolívar (El Abismo, Los Pijiguaos, el Caronì), en el Delta Amacuro (Caño Manamo), en Amazonas.
- Los invadieron: les colocaron cercas electrificadas a sus territorios ancestrales (Sierra de Perijà, Goajira), fueron "Reducidos" por Misiones fundamentalistas (extranjeras o nacionales), o mediante inconsultos proyectos desarrollistas originados en el Plan "Conquista del Sur" del primer mandato de Rafaél Caldera (como el caso del Plan para la Reserva de Imataca en Bolívar, con la anuencia del Cordiplan de Teodoro Petkoff).
- Los desconocieron: un Consejo Municipal negó la existencia de los Ka`riñas de una Comunidad de Aguasay (Anzoategui) ya que pretendieron quitarles la tierra que les pertenecía originariamente -incluso bajo un título Real-, al presuntamente "convertirlas" en Ejidos municipales.
El saqueo de las riquezas y tierras existentes en tierras originarias y ancestralmente Indígenas ha sido el individualista interés por el cual grupos de invasores "criollos" han agredido a tales pueblos autóctonos. Tan sólo como un ejemplo de muchos similares, hay que recordar que los indígenas Barì de la Sierra de Perijà poseían ancestral y colectivamente un territorio de 16.000 Kms² en el año 1900 (según R. Lizarralde). Posteriormente entre Hacendados, Colonos de empresas trasnacionales (petroleras, carboníferas, madederas) y misiones fueron despojando a los/las Barì de su territorio, perdiendo gradualmente un 12 % (1920), 3 % (1930), 23 % (1940), 14 % (1950), 14 % (1960), 21 % (1970), hasta que en 1983 ya dicho territorio media 1.900 Kms² (un 12 % del original), despojándoseles del 88 % del territorio que habitaban.
El Estado etnocida del Puntofijismo perpetuó el Crimen de destrucción de los Pueblos Indígenas para "permitir" la despoblación de su territorio, puesto que, al igual que sus ancestros Colon-izadores, no consideraban al Indígena como ser humano, como gente, como pueblo; al contrario, lo consideraban como un animal semi - humano, irracional, "salvaje y bárbaro", incivilizado y sin cultura, por lo que en forma discriminatoria, fascista y "racista", aplicó la ideología de la "Tierra de Nadie" (Terra Nulius), engañándose al creer que en las tierras ancestrales "no había nadie" y que todo ello era "monte y culebra".
Reconocerse como miembro/a de la ancestral y extensa familia Afroindígena, es "desmontar" la Historia Universal y Nacional reciente, la cual nos pervirtió la Conciencia para que -en el decir de Itala Scotto- percibiéramos "los años vividos a la defensiva, para no ser confundidos con los Indios... el Tiempo dedicado a 'disfrazar su cuerpo'..."("Los Cuchillos de la Ausencia", 1991).
Este es un momento histórico de sinceración del Pueblo Venezolano al lograr re-encontrarse con sus raíces originarias, sustentadoras de una historia Milenaria, pues la sangre de los comunes Antepasados Indígenas y Afrodescendientes, la cual regó los surcos de esta Tierra, hace renacer en el Pueblo digno el gran espíritu comunitario, así como la Lucha y Resistencia por la Vida.