Hasta hace aproximadamente 4 meses atrás, la estrategia comunicacional implementada a través de los medios escritos y audiovisuales privados de Venezuela, estuvo orientada casi exclusivamente, hacia la exacerbación emocional de la población de las clases media y alta, pretendiendo activarles el miedo y la rabia, como soporte a la ejecución de acciones violentas en las calles o como soporte para la aprobación de acciones terroristas y de desestabilización.
Esta tendencia sigue presente en los mensajes que difunden los medios, pero con menor intensidad en la repetición y menos exceso en la fabricación de imágenes aterrorizantes.
La prueba de la ineficacia de estos métodos para producir un clima de desestabilización social, y la develación de la forma en que operan (uno de los casos emblemáticos lo constituye la demostración de su utilización en la construcción de un hecho noticioso fraudulento durante los sucesos de Puente Llaguno el 11 de abril 2002), ha obligado a la la incorporación de los medios de difusión masiva en una nueva estrategia mas indirecta y que persigue la obtención de objetivos políticos a largo plazo. Esta estrategia se podría resumir en la promoción mediática de la decepción y la anomia, dirigida hacia todas las poblaciones, pero con ciertos matices:
* Hacia las bases populares, se dirige principalmente la promoción de la decepción, responsabilizando a la acción de Gobierno por las patologías sociales que enrealidad son de carácter estructural. En este caso, la línea estratégica de los medios es la “amplificación comunicacional” de su interpretación particular de la pobreza y sus manifestaciones correspondientes, y la presentación de las mismas como “evidencias” del fracaso de los planes sociales del Gobierno Nacional.
* Hacia las clases medias y altas, principalmente hacia el sector juvenil, los medios están fomentando la anomia, a través de la promoción del irrespeto a cualquier norma, sea esta familiar, de convivencia social o política. Además, se está fomentando la percepción distorsionada de la realidad, a través de la profusa difusión de mensajes sobre hechos parciales, presentándolos como la realidad predominante.
La estrategia mediática para generar decepción se materializa a través de la difusión cartelizada de mensajes que responsabilizan al Gobierno Nacional por: la ineficiencia de las Instituciones del Estado, la ineficiencia de los servicios públicos, el hambre y la pobreza, la delincuencia, el desempleo y las ocupaciones ilegales a la propiedad privada presentadas como “invasiones”. La primeras planas de los diarios, los programas de opinión y los noticieros, cada vez dedican mayor espacio, tiempo y reiteración, a la descripción de los “efectos de la pobreza”.
En cuanto a la anomia, Emile Durkeim precisa:
"El concepto de anomia es tan viejo como el de sociología. De hecho, fue el padre de esta disciplina Emile Durkheim quien lo acuñó, para designar a una situación en la que el individuo, y por extensión los conglomerados sociales, desconocen las normas y actúan a la libre, a menudo cometiendo infracciones y delitos. La anomia no es una protesta, sino un modo de hacer las cosas para ciertos individuos.
En la anomia, las pautas de comportamiento son negadas, o mejor dicho no existen para el individuo, quien realiza su voluntad independientemente del costo que eso implique para los que lo rodean.
La anomia tiene una relación inversamente proporcional con la sensación de seguridad. Esto es, a mayor anomia menor sensación de seguridad, y viceversa. Un ser anómico no siempre será un delincuente, pero hay muchas probabilidades de que lo sea. Por lo tanto, requiere de la atención del Estado, mientras más temprano mejor".*
* http://www.segured.com/article.php?sid=52
Estas citas de la descripción del concepto de la anomia de Emile Durkeim nos aclara la comprensión del objetivo a largo plazo de los medios venezolanos. La estrategia mediática promotora de la anomia y de la percepción distorsionada de la realidad, se materializa a través de la difusión de mensajes publicitarios, programas de variedades, programas de opinión y noticias, tanto impresas como audiovisuales, que presentan: hechos decadentes y bizarros, mendicidad, drogadicción, prostitución, inseguridad vial, sexo desenfrenado e insaciable, exhibicionismo, irreverencia e insolencia. A modo de ejemplo, podemos mencionar los mensajes presentados por los programas: Chatódromo (RCTV), Ají Picante (RCTV), 100% Venezuela (Televen), Ver para Creer (Venevisión), South Park (Puma TV), Al Rojo Vivo (RCTV), DDT (Puma TV).
La suma de mensajes destinados a generar decepción y anomia, además de pretender que las personas culpabilicen directa y únicamente a la actual gestión de gobierno de todos los problemas sociales, busca en el fondo "dirigirlas" políticamente, al censurarles el análisis de las verdaderas y múltiples causas estructurales de la pobreza, y censurarles el debate de las ideas para superarla. Así, los medios de difusión masiva sustituyen la reflexión crítica sobre los temas sociales, promocionando visiones limitadas de los mismos que a su vez les permiten difundir valores consumistas e individualistas.
El análisis de procesos estructurales como la desigualdad, la exclusión social, las inequidades y las injusticias sociales, así como sus orígenes en el seno de un sistema capitalista y neoliberal, quedan invisibilizados y por tanto censurados por los llamados “medios de comunicación social”, que usando su poder de masificar determinadas interpretaciones de la realidad política, protegen al sistema económico hegemónico atacando al Estado y a los gobiernos de turno, amparándose para ello en el “derecho a la libertad de expresión” –ejercido como el derecho a darle la libertad de expresarse sólo a aquellos cuyos mensajes favorezcan a los intereses económicos de los propietarios de tales medios-, sin ningún control por parte de los pueblos y del Estado de Derecho.
La promoción o inducción de un estado de decepción ante “promesas incumplidas” y de irrespeto a cualquier norma, pretende generar incertidumbre e inseguridad permanente en la población.
Esta es una estrategia con consecuencias a largo plazo, que pretende lograr la asociación de este estado de incertidumbre e inseguridad social, con la gestión gubernamental.
El objetivo político tras esta nueva estrategia mediática, es tratar de disminuir el apoyo de las bases populares al proceso bolivariano y fortalecer la percepción de “caos social” en las clases medias, para incidir sobre sus decisiones electorales y abonar el terreno para el rechazo electoral del Gobierno Nacional en el 2006.