La prensa de hoy coincide en resaltar como la “noticia” más importante una interpretación a la respuesta que dio el Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, a una pregunta sobre la participación de los miembros activos de la Fuerza Armada Nacional, en los procesos que se inician en Venezuela para revocar de sus cargos -democrática y constitucionalmente- a quienes fueron electos en cargos públicos por votación popular.
Forzar a través de la insistencia a proporcionar una respuesta para enseguida destacarla a grandes titulares demuestra que los medios como voceros de los grupos contrarios al Gobierno Nacional, toman cualquier pretexto para transformarlo en noticia que sirva de propaganda al tema que tengan de moda o les abra una veta para cambiar de giro.
Concretamente, tanto la publicación como la manipulación de las respuestas del Fiscal, puede tener dos interpretaciones o un doble propósito: por una parte, tener un argumento para convencer a los militares para que acudan a firmar; pero también, y fundamentalmente, atribuirle otra intencionalidad al hecho de que lo hagan: el símbolo de que los militares desconocen la línea de mando que están obligados a respetar, pues el Comandante en Jefe de las FAN es el Presidente de la República.
De acuerdo a la nota publicada por El Nacional, hoy martes 21 de octubre: “Después de mucha insistencia periodística y su renuencia a utilizar el término ´firma´, Rodríguez aclaró su punto de vista: ‘El asunto no se puede ver aislado del contexto. El militar activo está vinculado a un conjunto de normas relacionadas con la jerarquía, la subordinación y la disciplina. El hecho de que tú puedas administrar ese voto pasivo no debe romper con esos tres elementos”.
Lo que el autor de la nota no aclara es cuáles preguntas respondió el Fiscal al formular su punto de vista. No queda constancia en esa nota de las preguntas formuladas al alto funcionario, antes de destacar las palabras del fiscal sólo se limita el autor a realizar algunos comentarios previos.
Seguidamente en esa misma nota, a la respuesta del Fiscal se incluye la siguiente pregunta: “-En este caso, ¿es posible que los militares firmen a favor del revocatorio presidencial sin menoscabo de los principios de jerarquía, subordinación y disciplina?” A lo que el Fiscal respondió: “-Sí, sí, como no.”
La nota en el diario El Universal de hoy, 21 de octubre, anota: "la Constitución les otorga la condición de electores pasivos y, por tanto, ellos pueden manifestar su voluntad, siempre que eso no implique intervenir en la organización o en la promoción del acto de recolección de las rúbricas necesarias".
Citar textualmente algunos párrafos de estas notas tiene el objetivo de respaldar los comentarios que se entregan a continuación.
En primer lugar, hacer notar la excelente construcción de la pregunta que publica la nota de El Nacional, si esta pregunta fue espontánea, realmente merece un premio. Contrastando con ella se encuentra la falta que comete el autor de la nota al responder una de las interrogantes básicas, ¿dónde? él hace referencia al evento en el cual se encontraba el Fiscal al proporcionar sus opiniones, pero no dice algo tan simple como, que ese evento se celebraba en la sede del máximo tribunal.
En segundo lugar, señalar que tanto los titulares, el desarrollo y el título de la nota en el caso de El Universal, al entrecomillarlos, buscan dar la impresión que son palabras textuales del Fiscal. Al revisar las pocas citas textuales de las declaraciones, no se encuentra en ninguna que el Fiscal haya dicho, por ejemplo “no violan las normas” como dice el titular de El Nacional. Estas expresiones forman parte de las interpretaciones que se hacen de sus respuestas.
Otro aspecto interesante de observar es el comienzo de las notas dedicadas a este tema:
“A diferencia del presidente Hugo Chávez, el fiscal general”... (El Nacional)
“Aunque su criterio es contrario al del Presidente Chávez y el oficialismo”... El Universal
La coincidencia en este análisis, podría dar a pensar que “obedecen a una misma directriz”.
Los propósitos ocultos que contienen las técnicas propagandísticas y de manipulación informativa que utilizan los medios de difusión al servicio de los grupos contrarios al Gobierno reflejan un origen común, la conducta dirigida, deformadora y mañosa, característica de estos sectores: Sólo hacen referencia al referendo para revocar al Presidente de la República, ocultando que también, del 21 al 24 de noviembre, se recogerán firmas para “activar” procesos revocatorios contra gobernadores, el alcalde mayor y diputados a la Asamblea Nacional que “saltaron la talanquera”.
La manipulación continúa cuando señalan que el éxito del “reafirmazo”, jornada de recolección de firmas para solicitar el referendo revocatorio del Presidente, será el verdadero referendo revocatorio. Esa técnica de propaganda pretende confundir a sus simpatizantes haciéndoles creer que FIRMAR es lo mismo que VOTAR.
Esto se constata en las numerosas y repetidas manipulaciones difundidas masivamente por los medios privados. Por ejemplo, en Reporte de hoy martes 21 de octubre se señala que “Los analistas del Gobierno ven dos salidas en caso de que las firmas contra el Presidente se conviertan en revocatorio de hecho:” Este argumento busca dar la impresión de “triunfo” a sus seguidores y reafirmar la tendencia a confundir la recolección de firmas (que puede fracasar en su objetivo) con los votos del verdadero revocatorio.
Televisoras quieren que las vuelvan a querer.
La pérdida de “rating” por parte de los canales comerciales de la televisión venezolana, tiene realmente preocupados sus dueños. El uso que han hecho de sus señales desde hace casi cuatro años como “máquinas de guerra” para agredir psicológicamente a la población y derrocar al Gobierno, se les ha revertido en menor sintonía y menor credibilidad. La gente ve menos horas de televisión al día y cuando lo hace, selecciona muy bien la programación que va a presenciar, cuidándose de eludir los venenosos programas de opinión, “pseudonoticieros” y programas de variedades infantilizantes.
Los números ya están en poder de las propias televisoras, por lo que han ideado una manipuladora estrategia para lograr que el televidente vuelva a sintonizarlos, aumente el número de horas ante el televisor, recupere la confianza en su programación y por tanto, vuelva a ser víctima de sus mensajes desestabilizadores. Tal estrategia consiste en recordarle a los televidentes adultos con capacidad de decisión política, que en el pasado la televisión “era buena y de calidad”, que los adultos de ahora, niños de antes, disfrutaban de “Batman”, “Mi Bella Genio”, “Hechizada”, “Super Agente 86”, “El Chavo del 8”, los musicales de Renny Ottolina, las telenovelas de Orlando Urdaneta, las travesuras del Topo Giggio y de ingeniosos comerciales como los de Henry Stephen anunciando la cera con limón. Resulta hasta divertido observar como Venevisión, por ejemplo, transmite todos los días, varias veces al día y durante varias horas, capítulo tras capítulo del “Chavo del 8”
La constante mención a los “50 Resteados”, “50 y Pa´ la Cola”, refiriéndose a los cincuenta años de historia televisiva y publicitaria, pretenden reactivar el lazo afectivo que los adultos de hoy establecieron con el “mago de la cara de vidrio” durante su infancia.
La retransmisión de estos viejos programas y la estimulación de la añoranza de la infancia, tienen como objetivo que el televidente venezolano olvide el papel psicoterrorista que desempeñaron las empresas de televisión comercial el año pasado robándose la Navidad, sirviendo como soporte audiovisual a las operaciones militares y de sabotaje, transmitiendo propaganda subliminal e implementando operaciones de “lavado de cerebro”.
Obviamente, los publicistas y estrategas comunicacionales de las corporaciones televisivas, no se han enterado que la mayoría de la población adulta ya es consciente del rol ideologizante y transculturizador que ha desempeñado la televisión comercial en la formación del imaginario colectivo y que ha aprendido analizar críticamente los mensajes que difunde. Por supuesto que hay un cambio entre la televisión de ayer y la de hoy: la de ayer seducía para comprar, la de hoy conspira contra el Estado y manipula al televidente para desestabilizar.