Palomas blancas de paz sin fronteras

La paloma es el símbolo de la paz. La paloma de Picasso, pintada por el genial maestro, sirvió como una bella alusión a la lucha contra toda forma de violencia. En el Pentágono y en la Casa Blanca, sedes respectivas del alto mando militar y de la Presidencia de los Estados Unidos, también existen "palomas", así denominadas para diferenciarlas de los "halcones". Las primeras representan a los partidarios de las guerras "ligth" y los segundos auspician invasiones sin andarse con muchos miramientos.

Tom Shannon, el subsecretario de Estado para América Latina, hace el papel de paloma, mientras su jefa, Condoleezza Rice, funge como halcón. El asunto resulta extraño, pero al menos en el plano de la ornitología tiene lógica, pues una paloma negra no deja de ser un fenómeno. Sin embargo parece absurdo que una dama adopte posturas belicistas cuando la mujer, por antonomasia, es la antítesis de la guerra.

Tal vez por lo de las palomas blancas fue que no figuró ningún negro entre la bandada artística que actuó en las afueras de Cúcuta. Ni siquiera un trigueño o un café con leche adornó la tarima instalada en el puente fronterizo. Y no es por falta de negros en Colombia y Ecuador, por no decir Venezuela, pues basta con ensamblar un equipo de fútbol, aún en la mismísima España, para que afloren los afrodescendientes.

Aparte de dicha salvedad, que no implica racismo por parte de los organizadores, otros aspectos causan extrañeza. ¿Qué diablos tienen que ver con la paz entre naciones bolivarianas los señores Alejandro Sanz y Miguel Bosé? Hasta donde yo sepa ninguno de los dos ha manifestado disgusto o rechazo hacia las manifestaciones de xenofobia que ocurren en España, donde los inmigrantes hispaneoamericanos son discriminados y, a veces, agredidos por gamberros fascistas, representativos de la mentalidad franquista que todavía impera en aquella región.

En cuanto a la paz "sin fronteras", es una clara alusión al TLC que tanto Uribe como George W. Bush aspiran que sea aprobado en breve.
Por fortuna ningún artista venezolano cayó por inocente en la estratagema. Ricardo Montaner siempre ha sido un mayamero sin vínculos con la gran patria de Bolívar.
augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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