Decía el profesor Erasmo, que él era maestro de profesión y médico de corazón, y estaba tan convencido de eso que se la pasaba diagnosticando a todos cuantos veía, y en la escuela donde daba clase en vez de enviar tareas a los muchachos, le mandaba notas a sus representantes recetando a sus alumnos, en esas notas decía el profesor Erasmo cosas como éstas: a Roberto le duele la cabeza cada vez que tiene que leer, tal vez necesite lentes y en efecto esa era la cura de Roberto, a Maria le da mucho sueño en clase tal vez tenga un poco de anemia o sufra de jaqueca, y así cada día con su profesión de médico frustrado el profesor Erasmo se la pasaba dando recetas y diagnosticando enfermedades, algo así tal vez, sea el caso del Diputado Capella, quien es Ingeniero de profesión pero tal vez psiquiatra de corazón, pero a diferencia de mi profesor Erasmo, cuyo objetivo era ciertamente el bienestar y la mejoría de todos y en especial de sus alumnos, Capella sin embargo comienza con muy mala práctica de sus dotes de siquiatra, en primer lugar por que utiliza la opinión pública o los medios de comunicación para dar a sus pacientes el diagnóstico, o tal vez es un nuevo modelo en el ejercicio de la psiquiatría, que ha cambiado el consultorio y el diván por estudios médicos a distancia cuyo diagnóstico el paciente y familiares conocerán a través de los medios de comunicación.
Sin embargo en el campo de la política esta práctica no es nueva, todo aquel que se sale de los patrones establecidos, siempre encontrará un adversario que lo tildara de loco, por ejemplo Jesucristo, ese que se dijo era el hijo de dios, vivió llevando a todos su palabra, enfrentando al imperio romano y tuvo la locura de morir por nosotros, loco fue don Quijote el de la mancha, y nuestro Bolívar ese que tuvo la osadía de enfrentar al imperio español y darnos la libertad, loca fue Manuela, su siempre compañera, quien tuvo la locura de apartarse de su rol de mujer que el momento le imponía y con la magia de su locura fue junto a él al campo de batalla, locos los poetas y cantores que denuncian la injusticia y le escriben y le cantan a la vida, cuantos siquiatras frustrados diagnosticaron por ejemplo la locura de Gandhi, del Che, de Marx, de Cervantes, de Fidel, de Chávez y de todo aquel que se aparta de lo establecido y asume la osadía de defender sus ideas y luchar por ellas.
Loco, según el Diputado Capella es hoy el diagnóstico de Calos Giménez, cuya locura es salir a denunciar el complot que se preparó en su contra, qué locura atreverse a pelear con el poder establecido, con Luisa Estela y su tribu judicial, que locura la de Carlos desenmascarar a la Comisión de Contraloría que Fraguó un expediente malicioso en su contra impulsado por los intereses de algunos diputados, qué locura pedir un derecho de palabra ante la intocable Asamblea Nacional y hacer público su locura de defenderse. Tal vez son esos los elementos que Capella toma para determinar en Carlos Giménez su locura, esa que los cuerdos tanto temen y los desequilibra, o como dice mi camarada Freddy ese buen amigo de locos sueños libertarios, en su obra. Discurso de un loco en el templo de los cuerdos, “ustedes saben que el loco anda siempre dormido entre los laberintos que el cuerdo cree nunca podrá descifrar para entender el mundo. No hay cosa más temible que cuando un loco se despierta pensando que su dolor es la libertad que le falta” será por eso que Carlos aun conserva el respaldo de su gente, de los muchos y es atacado por el poder representado en los pocos, será por eso que ganaste en casi todos los batallones del PSUV, será que le contagiaste tu locura a todos, o será que todos estamos locos, o simplemente Capella se equivoco de diagnóstico.
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