Anteayer habló el Emperador. Sí, el Emperador del Mundo, Su Majestad George Bush, segundo de este glorioso nombre, bastante más bruto, hipócrita y mediocre que su padre, pero Emperador al fin, se dirigió ayer a todos nosotros, que, nos guste o no, somos sus súbditos.
Habló, ¿cómo podía ser de otro modo?, por CNN, la cadena mundial imperialista, la dueña única de la información mundial, la que intenta, a través de la desinformación y la manipulación permanentes disfrazadas de información objetiva, uniformar nuestro pensamiento para que todos los habitantes de la Tierra podamos ver el mundo con ojos estadounidenses, para que todos podamos ser fieles súbditos del imperio yankee.
Habló, ¿cómo podía ser de otro modo?, desde la sede del National Endowment for Democracy (Fondo Nacional para la Democracia), uno de los pilares institucionales de la dominación imperialista gringa, (financista y promotor por cierto de la oposición golpista y fascista que tenemos en Venezuela, y de diversos grupos derechistas y antidemocráticos en varios continentes); una de esas instituciones estadounidenses que a punta de presiones, mentiras y billete, imponen por doquier la idea de que los gobiernos de los Estados Unidos luchan por llevar la democracia al mundo y de que sus dirigentes tienen orgasmos repetidos de alta intensidad cada vez que alguien dice 'Democracy', democracia, palabra convertida por ellos, junto con Libertad y Paz, en las tres palabras más prostituidas y falsas que pueden pronunciar hoy los poderosos y los explotadores en este mundo de dominio imperialista, de mentira mediática, de hipocresía, de intereses mezquinos envueltos en grandes frases que ellos los estadounidenses y sus gobiernos tan bien han sabido construir.
Habló, ¿cómo podía ser de otro modo?, de Democracia, Libertad y Paz. De Democracy, Liberty and Peace. Con mayúsculas. No sólo porque así se escriben en inglés sino porque constituyeron el centro de su mensaje y porque se trató de la democracia, la libertad y la paz tal como las entienden los gobiernos de los Estados Unidos, esto es, como palabras grandiosas, mágicas, sagradas, con las que encubren toda la falsedad, la miseria humana y los intereses socioeconómicos de su política arrogante, prepotente, militarista e imperialista dirigida hacia la dominación y el saqueo de los pueblos del planeta.
Sí, el Emperador del mundo, con su pobre cara bovina de monosináptico, en su torpe inglés de vaquero tejano bruto e ignorante, nos habló de Democracia, Libertad y Paz. Habló en nombre de su país y su gobierno, por supuesto, país y gobierno que como sabemos están destinados a imponer el Bien en el mundo (a tiro limpio, si es necesario) porque ellos son los favoritos de Dios (del Dios verdadero, claro, no de esos 'ídolos' que adoran otros pueblos menos amados, o hasta odiados, por el Creador, como los musulmanes.)
Democracia. En nombre del país que a lo largo de décadas y hasta de siglos ha promovido conspiraciones y golpes de Estado en todo el mundo para impedir la democracia y para imponer dictaduras asesinas que sirvan a sus intereses; en nombre del país que sigue apoyando dictaduras genocidas sumisas a su hegemonía, Bush nos habló de Democracia y de cómo su lucha y la de los Estados Unidos es y ha sido siempre por la Democracia. Durante un siglo forjaron dictaduras en América Latina y pusieron a sus serviles títeres asesinos a la cabeza de gobiernos latinoamericanos. Desde hace más de medio siglo promovieron, apoyaron y forjaron dictaduras en los otros continentes: en España, en Grecia, en Turquía, en Arabia Saudita, en Irán, en Sudáfrica, en el Congo, en Indonesia, en Vietnam, en Taiwan, en Corea, en Filipinas, en Pakistán, y pare de contar. Democracy, Democracy, Democracy. Un disco rayado que pasa alegremente por encima de tantas mentiras, como si éstas pudieran borrarse en una suerte de exorcismo repitiendo con cinismo y descaro infinitos la mágica palabra democracia, prostituida como nunca por ellos y por sus siervos y sus medios desinformativos.
Libertad. En nombre del país que a lo largo de siglos ha sido forjador de dictaduras y masacrador de pueblos enteros, o cómplice de gobiernos genocidas serviles al poder yankee, Bush II nos habla de libertad. En el siglo XIX los estadounidenses le arrancaron el territorio de Texas a México para imponer en él la esclavitud. Cuando el pirata Walker, gringo esclavista que llegó a ser presidente de Nicaragua a mediados del siglo XIX, se apoderó de ese país centroamericano lo primero que hizo fue restablecer la esclavitud abolida desde la Independencia. Todo en nombre de la Libertad. Claro, ¿por qué asombrarse? ¿O es que los Estados Unidos han hecho alguna vez algo que no sea en nombre de la Libertad? En nombre de esa misma Libertad los gobiernos de Estados Unidos han sometido y aplastado a pueblos enteros y condenado a los patriotas que se les han resistido como enemigos de la libertad. Como intento escribir un corto artículo y no una enciclopedia en varios tomos sobre los crímenes cometidos por los Estados Unidos en nombre de la libertad no diré más nada al respecto, no hablaré de linchamientos de negros, ni del Ku Klux Klan, ni del maccarthismo, ni de Vietnam y Camboya. Me limitaré a recordar el reciente genocidio que Reagan, otro adorador de la Libertad con L mayúscula, promovió en Centroamérica y que no estuvo lejos del medio millón de muertos; claro, todos indios, todos campesinos, todos pobres, todos ellos gente que no entiende lo que es la verdadera Libertad, esa que defendieron ayer los Polk, los McKinley, los Taft, esa que defienden hoy los Carter, los Reagan, los Clinton y los Bush. Hoy, lamentablemente, a otros pueblos brutos que tampoco entienden de libertad, como los afganos y los irakíes, los Estados Unidos se la están imponiendo como debe ser, a punta de bombardeos, invasiones, misiles, tanques, soldados asesinos, allanamientos, y matanzas de población civil.
La paz. ¿Y la Paz, la Paz con P mayúscula? En eso los Estados Unidos son una verdadera autoridad mundial. La Paz ha sido su bandera. Paz y sólo paz. Un jodedor podría decir que cuando los cañones yankees disparan el ruido que se oye no es ¡pam, pam, pam! sino ¡paz, paz, paz! Bush II nos habla de paz en nombre del país más militarizado y belicista del mundo, el que tiene hoy el más alto presupuesto militar de la historia humana, el único que ha arrojado impunemente bombas atómicas sobre poblaciones civiles, el que ha llevado a todas partes la guerra, las conspiraciones, el sabotaje y los atentados para asesinar a gobernantes que les disgustan, el que ha hecho guerra bacteriológica contra diversos pueblos (China, Cuba), incluyendo a los propios negros e indios norteamericanos, el que tiene bases militares en más de 140 países del mundo, el que invade y asalta naciones a cada paso en los cinco continentes, el que chantajea y amenaza a los demás a cada instante, el que contando sólo desde la Segunda Guerra Mundial ha invadido o enviado sus marines o soldados a intervenir en China, Grecia, Filipinas, Corea, Irán, Guatemala, Líbano, Vietnam, Camboya, Laos, Zaire, Cuba, República Dominicana, Indonesia, Angola, Nicaragua, Yemen, Grenada, Libia, Afganistán, Panamá, Irak, Somalia, Yugoslavia, Colombia, de nuevo Afganistán y de nuevo Irak. En nombre de ese país militarista, invasor y genocida el Emperador Bush nos habló anteayer de paz, de la paz que los Estados Unidos llevan al mundo y quieren para el mundo, de la paz que van a imponer al mundo así haya que masacrar a buena parte de sus habitantes para lograrlo.
¿Y que dijo, es decir, que ordenó el Emperador? Su discurso fue largo y trató en detalle de diversas cosas. Resultaba claro, por el uso de ciertos conceptos complejos y expresiones nada simples, que fue hecho por sus asesores, porque no creo que el modesto y cirrótico cerebro del pobre Bush le permita comprender algunos de los conceptos que mencionó. Pero no importa, es su discurso. Y lo que cuenta es que en esencia se trató de una escandalosa combinación de mentiras y cinismo digna de ser estudiada como modelo de discurso falso en una Escuela de Periodismo.
Apenas habló de América Latina; y a Cuba, obsesión de todo gobierno estadounidense, sólo la mencionó de paso, cuando habló del Eje del Mal que en su opinión integra la isla caribeña junto con Irán, Zimbabwe y Corea del Norte. Pero a propósito de Cuba y en medio de su sarta de mentiras dijo una gran verdad, seguramente sin darse cuenta. Dijo que en Cuba había luchadores de la libertad que estaban presos y a los cuales se torturaba violándoles sus derechos humanos. En efecto, en Cuba, en territorio cubano, en Guantánamo, en ese trozo de tierra cubana que los Estados Unidos le arrancaron a la isla hace más de un siglo, permanecen prisioneros unos seiscientos talibanes o presuntos talibanes. No olvidemos que esos talibanes fueron exaltados hace unos años por Reagan, entonces Presidente de los Estados Unidos, y por su vicepresidente Bush, padre del actual Emperador, como 'luchadores de la libertad' e invitados a la Casa Blanca. Ahora son enemigos del imperio y por eso se les encarcela y se les tortura, violándoles todos sus derechos humanos y negándoles incluso la condición de prisioneros de guerra.
Pero esto fue un mero detalle. El discurso estuvo centrado en el Medio Oriente, preocupación central del Imperio en el momento actual. Habló Bush sobre todo de Afganistán, de Irak, de Palestina, del mundo árabe en general. Dijo que el Medio Oriente sufrió por años dictaduras, y sólo le faltó decir que esas dictaduras fueron impuestas por los marcianos y no por los Estados Unidos. Habló de los crímenes cometidos por esas dictaduras, crímenes en los que estuvieron también involucrados los marcianos, porque lo que es la CIA y los militares estadounidenses nada tuvieron que ver en ello. Dijo que algunos líderes palestinos (Arafat, aunque no lo mencionó) eran obstáculos para la paz, pero olvidó decir que el que sí es un auténtico promotor de la paz, el ángel mismo de la paz, es Sharon, al que pronto deberían darle el correspondiente Premio Nóbel para que lo comparta con ese otro genocida y criminal de guerra que es Kissinger, sionista como él para más señas. Dijo que el mundo musulmán no era del todo refractario a la democracia, porque Turquía era un país democrático (sería interesante preguntar lo que opinan los opositores al gobierno turco, los presos políticos, los manifestantes asesinados en cada protesta y sobre todo lo que opina la minoría kurda; pero eso son meros detalles sin importancia cuando se trata de un gobierno amigo.) Dijo que en países como Egipto y Arabia Saudita se dan pasos firmes hacia la democratización. (Seguramente algún asesor le sopló que la dictadura asesina de Mubarak, que tiene 21 años en el poder y que es uno de los regímenes más represivos y dictatoriales del mundo, está pensando reducir la cifra de presos políticos en un 1%, o en lugar de torturar a los presos con corriente eléctrica piensa matarlos a palos, lo que es ecológico y resulta más barato; y que la tiranía fundamentalista saudita ha decidido en lugar de decapitar a las mujeres acusadas de adulterio cortarles sólo una mano, o coserles la vagina). Dijo, por último, que los pueblos del Medio Oriente se merecen gobiernos responsables, es decir, que se merecen gobiernos sometidos a los Estados Unidos,(aunque dado el sometimiento actual de esos gobiernos, dado su servilismo ante los Estados Unidos, no se entiende bien lo que quiso decir, si es que la idea es convertirlos abiertamente en provincias gringas, como su gobierno está intentado hoy en Irak).
En Irak, justamente, estuvo centrado su discurso. Ni una palabra, por supuesto, sobre la heroica y creciente resistencia irakí contra los invasores norteamericanos. Esos no son patriotas, son terroristas. Lo mismo, por cierto, decían los nazis de los resistentes franceses durante la Segunda Guerra Mundial. Ni una palabra sobre el pantano en que se ha metido su gobierno atropellando a un país soberano con pretextos mentirosos para apoderarse de su petróleo y pasando para lograrlo por sobre todo el ordenamiento internacional. No, sólo se habló de la derrocada dictadura de Saddam Hussein (otra dictadura que se impuso con el apoyo de los marcianos, que al parecer nos tienen invadidos), de que los que se oponen a la labor de los Estados Unidos en Irak son agentes de Saddam y terroristas de Al Qaeda (en 1943-44, los nazis decían que los resistentes franceses no eran tales sino agentes de Stalin, los comunistas, y espías ingleses, los gaullistas, porque el pueblo estaba con ellos). Bush aseguró que el pueblo irakí los apoya (cipayos y traidores a su país los hay en todas partes pero son siempre una escuálida minoría) y que incluso les pasa información (sin duda información falsa porque la buena se la pasan a la resistencia, ¿o es que se le olvidó cómo de vaina no matan en Bagdad al genocida de Wolfowitz, al que pelaron por una ventana en el Hotel Raschid?).
Pero más allá de detalles, el Emperador proclamó que los Estados Unidos defienden la democracia en Irak, que como siempre ellos se sacrifican por la democracia, la paz y la seguridad del mundo libre (¿vuelve el viejo lenguaje de la Guerra Fría?). Dijo que llevar la democracia al Medio Oriente era crucial para el futuro de la Libertad, con L mayúscula por supuesto, y de vaina no dijo que lo era también para el futuro de los Estados Unidos, cuyo sacrificio por la 'libertad' irakí (y la afgana) les permitirá controlar prácticamente casi todo el petróleo del Medio Oriente, vital para la supremacía militar y política estadounidense y para poder mantener su régimen de saqueo del planeta, de destrucción ambiental y de consumo desenfrenado e irracional de riquezas naturales. No olvidó pasarle la mano por el lomo a Karzai, su perrito faldero, su servil empleadito petrolero premiado con el gobierno de Afganistán. Garantizó, en un esfuerzo para autoconvencerse de ello, que los Estados Unidos saldrán airosos de Irak. Y terminó con un encendido y reiterativo discurso acerca de la paz, la libertad y la democracia, cuyo pestilente olor a falso y a viejo imperialismo colonialista resultaba difícil de disimular: habló de la estrategia idealista (!!) de Estados Unidos en el Medio Oriente para llevarles la libertad y mediante ella la paz, gritó que el llamado de nuestra era el logro de la libertad y garantizó que los Estados Unidos trabajaban para diseminar la libertad (y de paso unos cuantos miles de muertos renuentes a ella). Esa tarea es difícil, añadió, pero los Estados Unidos no temen asumirla. Poco le faltó para recitar (seguramente no lo conoce) el viejo poema imperialista de Kipling sobre la 'carga del hombre blanco', compuesto para legitimar la invasión y conquista gringa de las Filipinas en 1898. Y dio fin al discurso, como era de esperarse, con el consabido y fundamentalista God bless America! Lo único que le faltó después de este discurso fue prometerle a sus oyentes diplomas de tarados firmados por él y distribuidos a través de CNN o de las embajadas yankees a lo largo del planeta.
Así pues, con la bendición de Dios y con el poder de sus tropas desplegadas por el mundo, con la ayuda del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la Organización Mundial de Comercio, con la complicidad de la ONU y de las potencias europas, con el apoyo de todos los explotadores y de quienes les sirven, el Imperio nos promete más libertad, más democracia y más paz. Ya conocemos la receta. Y para los más jóvenes, allí están Afganistán e Irak. Allí están el ALCA, el Plan Colombia, el Plan Puebla-Panamá. Allí están las bases militares gringas en Colombia, Ecuador y Panamá, allí están las maniobras militares conjuntas, allí está la ratificación del llamado Pacto de Río. Democracia y más democracia, libertad y más libertad, paz y más paz. Preparémonos entonces para más opresión, más injusticia, más pobreza, más miseria, mas represión, más guerra, más manipulación y más mentira. Preparémonos entonces para luchar contra todo esto, para luchar contra el dominio mundial de los Estados Unidos y de las minorías nacionales que los apoyan a lo largo del planeta. Si creemos que en verdad otro mundo es posible tenemos que luchar por él, como ya vienen haciendo los pueblos de América Latina y como hace hoy el pueblo heroico de Irak. Y si queremos luchar por él tenemos que oponernos a la dominación imperialista, colonialista y arrogante de los Estados Unidos y a la soberbia genocida de Bush y su gobierno.
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