Saludo al 1° de Mayo

Me entero con verdadera emoción, de que llegó el 1º. de mayo, aquel nuestro antiguo e histórico, Y digo nuestro porque me conté, en cierto modo, entre los que levantábamos banderas socialistas, tengo recuerdos de él, y sobre todo ¡Cuánto y cuántas veces lo recuerdo! En él hice mis primeras y mis más puras armas en pro de la causa de la emancipación de nosotros los trabajadores. No hay ninguna fecha de su conmemoración en la cual no haya participado de una manera u otra. ¡Siempre anónimo! Eran tiempos de juventud, para mí y para mis ideas socialistas. Dos juventudes que se completaban. Y eran tiempos idílicos. Se iba a su conmemoración por la lucha de clases como a una fiesta. Y la fiesta del Primero de Mayo, del mes de los trabajadores, era una fiesta primaveral y florida. Los burgueses miraban complacidos el desfile de la procesión obrera. Que se convertía en una procesión más. Ondeábamos las banderas al viento, bañadas en luz por la mañana, y por la tarde todo era festejos y celebraciones. Los tiempos empezaron a cambiar, con la llegada de la Revolución. Las gentes empiezan a percatarse de que la cosa va en serio. Y más que enserio. 

Vivimos tiempos de profundas pruebas. Y de pruebas que son experimentos. Se está probando la eficacia de ciertos procedimientos. Tenemos que poner las utopías a la prueba de la experimentación en vivo. Y la lucha no es ya un juego; es una realidad. Y una realidad que nos puede ser dolorosa. La fiesta, pues, del Primero de Mayo no tiene que ser una fiesta más, sino una lucha por nuestras reivindicaciones sociales, una lucha de clases, pobres contra ricos. ¡Quién nos diera a los verdaderos socialistas la juventud de hace cincuenta años! Pero... ¡no!, ¡no! Porque hoy que hemos perdido, él, los socialistas, y yo, ciertas ilusiones y esperanzas juveniles, ha sido para cobrar un sentimiento del deber. Ya no nos pintamos el fin de la jornada ni nos cuidamos de llegar a él. Sabemos que debemos avanzar, sea lo que nos espere, y avanzamos. Porque no avanzar es morir. Ahora que al fin han subido al Poder los socialistas revolucionarios con el compromiso de liquidar las responsabilidades IV republicanas y sus antecedentes y consiguientes, lo que equivale a liquidar la fatal irresponsabilidad, hay que ayudarles en esa tarea y no permitir que se duerman, y ello nos llevará a lo de la reforma constitucional, punto en que acaso algunos discrepábamos de los concentrados como quedó demostrado en el referendo del 2D. Esa liquidación nos llevará a la reforma. Y acaso más radical que la que nos proponíamos. O aún más allá que ella. Hay que ayudarles, sí; pero sin descuidar el seguir combatiendo contra el oposicionismo. Hay que impedir que levanten cabeza esos partidos que llevaron por caminos de providencial perdición aquel fatídico dúo; Betancourt, Caldera; esos partidos que se proponían ser el sostén del poder personal. Para bien de Venezuela, hay que acabar con esos partidos mal llamados históricos que se alternaban en el poder. Renace nuestro socialismo. ¿Renaceré yo?  

Salud Camaradas:

Hasta la Victoria Siempre.

Patria. Socialismo o Muerte.

¡Venceremos!

manueltaibo@cantv.net



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Manuel Taibo


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