El segundo grado de la primaria

Recuerdo cuando Irene Sáez fue seleccionada por el presidente Chávez para competir por la Gobernación de Nueva Esparta.

Entre el dedo del comandante y los atributos de la Miss Universo, la candidata arrasó en las elecciones insulares con un apabullante 71% de los votos.

Por desgracia, tanta belleza resultó ser demasiado camisón para los margariteños, y la gobernadora, hastiada de las minucias insulares, se largó para Miami a parir un bebé Gerber, con derecho a la nacionalidad gringa, lo que le pareció más ventajoso que tener un ñerito alimentado con pepitonas y otros nutrientes afrodisíacos.

A la larga, el propio comandante se dio cuenta de los inconvenientes del sistema digital para la designación de candidatos, y finalmente optó por las elecciones primarias que se efectuaron ayer en todo el país y cuyos resultados constituyen un misterio a la hora de redactar esta crónica.

En vista de ello, una vez más haré uso de mis reconocidas facultades como clarividente y futurólogo para anticipar los hechos que, de seguro, tendrán una repercusión decisiva en las próximas elecciones nacionales del 23 de noviembre.

Bien sea porque Chávez se ha abstenido con buen tino de seleccionar sucesores o porque los funcionarios de su mayor confianza no tienen el carisma del comandante, hasta ahora en las filas del Psuv no sobresalen líderes de peso específico que sin el portaaviones presidencial puedan volar por sí solos. Por ello, es poco probable que muchos candidatos logren obtener más de 50% de los votos o sacar una ventaja de 15% sobre su contendor más cercano.

Así pues, de alguna manera esta elección primaria nos devuelve al viejo sistema de la escogencia a dedo, con la salvedad de que ahora los aspirantes que reciban el toque de gracia deberán figurar entre los tres más votados.

Por fortuna, en recientes declaraciones el máximo líder del Psuv informó que los resultados de cada elección se conocerán el mismo día, con lo que nos ahorraremos vigilias angustiantes. Lo que no entiendo es lo de las "condiciones revolucionarias" del seleccionado, pues, al menos en teoría, cada precandidato debe ser tan rojo rojito como el más pintado.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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