Me van a disculpar, señores golpistas, pero tienen la derrota pintada en la cara y, ¡Coño!, no se por que presiento que están asistiendo al entierro más miserable de sus vidas. No solo me alegra verlos derrotados, por que con ustedes no podemos ser magnánimos ni mucho menos olvidar que siempre han sido la sombra de un país que ha querido cambiar en paz; si no que creo que a este túnel de impunidad en el que ustedes nos metieron a coñazo limpio, comienza a llenarse con la luz de una salida victoriosa. Aplastantemente victoriosa. Hermosamente Victoriosa.
Hemos activado el referendo revocatorio de una partida de manganzones, golpistas e hipócritas apátridas para barrerlos de unos cargos que pertenecen al pueblo; cosa que ustedes a todas luces y por los resultados que han obtenido hasta ahora, no podrán emular. Y ahora, no vamos a descansar hasta ver en la cárcel y pelearle a ese pobre tribunal supremo que se hizo el miope cuando aquí hubo un golpe de estado, que se activen los juicios en contra de esos representantes de la Coordinadora Democrática y a sus patronos fascistas, los dueños de los medios de comunicación privados, a quienes no les tembló el pulso para asesinar a nuestra gente.
En el segundo día de ese velorio mafioso, en el que le sobran los bolígrafos y las trampas, y que contrasta vergonzosamente con la demostración que dimos los bolivarianos la semana pasada, ustedes, ¡Y desde ya lo anuncio!, no serán capaces de admitir que solo han sido una partida de vagabundos que han engañado a un pequeño sector de la población y han gastado un cuantioso montante de recursos, que se pudieron haber utilizado en el pago honrado de impuestos, de salarios, de utilidades y beneficios sociales de aquellos que dependen económicamente de su poder económico, sin contar con las inversiones que se han negado a inyectarle al país y se han llevado al exterior. No tendrán la gallardía, por que esa palabra no existe en el escaso vocabulario que utilizan para joder, de echarse a un lado para permitir de una vez por todas, que esta nación se enrumbe al cambio definitivo que este hermoso pueblo está forjando con sangre.
Cuanto ego malgastado, cuanta estupidez demostrada y cuanta mierda nos ha echado. Siempre negándose a la existencia de esa mayoría que se jode en las calles. Han ignorado al protagonista principal y creyeron que podían seguirlo engañando con cuñas ridículas, aderezadas de musiquita subliminal y hasta han utilizado a esos pendejos asalariados, artistas que nunca debieron pronunciarse, para hacer culebrones que reflejaban barrios que solo están en la mente de otro asalariado, el guionista que vive en el este a costa de manipulaciones.
El poder los cegó y no han podido detener este inmenso mar de cambios que se mueve en las calles, que baila en las avenidas, que disfruta cada victoria, que con su lenguaje coloquial les grita en la cara - “¡No me vas a seguir jodiendo!” – Ese que sale en la madrugada, rumbo a una oficina, a un taller, a una panadería, a una fábrica y que el patrón lo chantajea para que traicione a un país ¿De verdad creían que todo un pueblo se podía chantajear? ¿De verdad estaban convencidos de enlodar a todos los venezolanos y que ellos se quedaran tranquilos, sin sacar esta casta arrecha ¡Nojoda! Que les va a escupir en la cara la victoria popular?
Ese pequeño sector idiotizado y mediatizado que hoy les respalda, también va a despertar y va a entender donde está la razón y se va a avergonzar de esa burda cofradía que ustedes montaron para desestabilizar y no permitir que el país avanzara económicamente. Es probable que algunos entierren la cabeza y se dediquen a vivir en paz. Pero, habrán muchos que se van a integrar a esta gran mayoría y comenzarán a exigir justicia; igual a esa justicia que nosotros hemos estado exigiendo y que sabemos está muy cerca.
Señores golpistas: Sus días están contados
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