Por lo visto la victoria de España sobre Alemania al disputarse el campeonato de fútbol, fue aupada con entusiasmo por miles de venezolanos cuya vocación debe inclinarlos al masoquismo. Se trata de dos países que acaban de aprobar en el Parlamento Europeo una ley que estipula que los inmigrantes latinoamericanos serán tratados como lacras sociales.
Que en Alemania perviva cierto racismo no es descabellado pues hace algunas décadas aniquilaron a millones de personas por el delito de no ser arios y nazis. Pero en España, donde hace 500 años la sangre judía y la mora se añadió a la de los pueblos ibéricos para amalgamar su estirpe, resultan idióticas las discriminaciones, así la Inquisición siga presente a través del Opus Dei.
A partir de entonces los hispanos llegaron a América y no para mejorarnos la raza. Si a ver vamos, las hembras que ganan los concursos mundiales de belleza no son catalanas o gallegas, sino criollas, con su toque indígena y africano, aliñado con porciones latinas.
Desde siempre me cayeron bien los inmigrantes italianos que llegaban a Caracas sin una puya en el bolsillo, al igual que portugueses y españoles, contra los cuales jamás ví que se cometieran desaires en razón de su origen, pobreza o escasa educación.
Pasó el tiempo y por fortuna las naciones europeas salieron de la miseria y la devastación provocadas por las guerras y muchos de sus nativos regresaron a sus lares tras haber prosperado entre nosotros.
Nadie les prohibió que sacaran las fortunas hechas en este país, así como tampoco se les impedía o impide enviar remesas a los suyos.
Por desgracia muchos latinoamericanos, incluyendo algunos nativos, han decidido emigrar por razones económicas y, en el caso de ciertos sifrinos, hasta políticas. Lo increíble es que en España los reciban con desagrado y los sometan a vejámenes que ahora incluyen leyes discriminatorias y absurdas.
Para colmo, mientras ellos deportan al Ensamble Gurrufío (como ocurrió en Las Canarias), aquí reciben a Alejandro Sanz como un ídolo cuando viene a despotricar del Presidente Chávez.
Definitivamente hay personas que añoran los maltratos, como decía Ciliberto que le ocurre a las mujeres.
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