Las “hordas” arroparon con su manto rojo a esa plaza que convirtieron en bastión de la mentira. Acaso limpiando la miseria que persiste en la exclusión; quizás recordando que pudo ser peor, si seguían jugando con la paciencia de un pueblo harto de insultos. El caso es que la arroparon y no hubo mercenario que pudiera evitarlo… La mentira tiene patas cortas y esta tierra es de todos ¿Cómo evitar que sucediera? ¿Con que moral se pueden proteger las maniobras fascistas?
Sin embargo, los medios arremeten un día después con una foto de la virgen decapitada. Nadie vio cuando pasó; nadie tiene pruebas concretas del sacrilegio y del sacrílego que le desprende la cabeza a una virgen que pusieron para defender sus actos inquisitorios y que representaba el más reaccionario discurso fascista. Pero, una fotografía del diario El Universal o una grabación de Globovisión podría despertar el fanatismo del ultraje que ellos mismos han preparado. La pimienta a este nuevo bodrio viene de la mano de Baltazar; ese curita que ha estado calladito en la Conferencia Episcopal, esperando la oportunidad de agitar a sus fieles seguidores en una Cruzada Cristiana oscurantista que permita acabar con esos “pata en el suelo”, seguidores del diabólico instalado en Miraflores… Pero, no ha pasado nada… Porque nadie les cree… Porque a Baltazar se le acabó el vino y el pan de esa fe que nació en Belén… Porque a Baltazar de vaina le guinda un crucifijo de oro en el pecho…
¿Baltazar habrá olvidado que esa virgen fue profanada desde el mismo instante en que fue colocada por aquellos que ordenaron la ejecución de los caídos el 11, 12 y 13 de Abril? ¿Baltazar habrá olvidado que en los sótanos de esa plaza, se planificó la muerte de unos soldados, mientras arriba se oraba, se colocaban flores y se instaba a los asistentes a exterminar a sus hermanos? ¿Baltazar habrá olvidado que en los análisis de sangre que se le practicaron a los heridos, viejos, adultos y niños del caso Goveia, se encontraron signos de haber ingerido drogas y que todo indica que fueron suministradas colectivamente para mantener en estado de alterado éxtasis a los concurrentes? Cosa rara y peligrosamente sospechosa, este olvido de Baltazar… En ese monumento a la vergüenza, se utilizaron los ritos religiosos y el símbolo de una Virgen para excluir a todo un pueblo que habita en los cerros. Se construyó una iglesia clasista para hablar de un Cristo totalmente divorciado de las clases populares. Frente a la imagen de esa virgen, se sembró de odio a una clase media que se ha embrutecido con el goteo de barras y estrellas subliminales, preparándolos para una confrontación que nunca vino y que los tornó en paranoica secuencia de ataques a negritos, morenos y despreciable racismo a quienes por años fueron su servicio o su vigilancia… ¿Habrá olvidado Baltazar que reeditaron el mismo sentimiento de los amos de la colonia, que recelaban de sus esclavos si algún cimarrón, a unas leguas de la plantación, quería romper las cadenas de la opresión? ¿Habrá olvidado Baltazar, que no es la primera vez (ni será la última) que un pueblo dignifique su condición y reclame lo que por derecho soberano es de su propiedad?
A la virgen la decapitaron ellos; necesitaban otra muestra de barbarie para desatar otro ciclón mantuano. La barbarie no se viste con ropa de clase, no come en lujosos restaurantes y no sabe que el luto es una cuestión de “Jai Clas”. La barbarie no vive en el “Contri” y mucho menos se codea con una virgen blanca. La barbarie come empanadas de “pescao” con el hambre vulgar de los excluidos, mientras ellos las comen con el apetito curioso de los que hacen turismo de aventura. Por eso, la barbarie, es un artículo de primera necesidad en un reducido sector que desea, acaso permite y se hace el ciego, ante la profanación intencional de una virgen… Entre ellos, no tan inocente, el curita Baltazar… Pero, el ciclón mantuano se mantuvo en reserva y dejó que las hordas acabaran de quitarles de encima esa vergüenza. El mismo Leopoldo López, que se aventuró a proclamar una “tolerancia” que nunca ha practicado, respiró aliviado cuando vio que se caía el monumental fracaso de la indignidad instalado en Altamira… “Que sean ellos y no nuestra derrota evidente” – Pensaría el alcalde. Esa mancha fascista no se borra fácilmente y hay que buscar nuevas razones para continuar conspirando. Baltazar le haría el favor, declarando estupideces en Globovisión…
El delincuente perfecto no existe. Detrás de una ventana siempre hay alguien que lo descubre; incluso, hay quien sirve de cómplice y no puede callar la boca. Este acto de profanación tiene a un culpable y pronto se sabrá quien dio la orden para decapitarla. Así pasó con ese video de un supuesto bolivariano con franela roja y una HK en la mano; muestra borrosa intencional efectuada por un profesional de Globovisión para que no reconocieran al “bolivariano” de marras. No pudieron callarlo, como tampoco se callarán los cómplices de los que ordenaron decapitar a la virgen… Baltazar lo sabe y se hace el pendejo… Baltazar les prometió una confesión gratis y la absolución sin mediación divina; todo sea por rescatar aquellos valores que instalaron a una amante en Miraflores… Baltazar promete la vida eterna, porque necesita las cámaras de Globovisión… A Baltazar le interesa una virgen decapitada y no porque la profanen; más bien por que él será colocado en el pedestal de la virgen profanada… Baltazar maneja muy bien el verbo de las profanaciones; no olviden que estaba sonriendo el 12 de Abril cuando profanaron la Constitución de la República de Venezuela… ¿Quién más que Baltazar puede absolver a los que explotan y acuden llorosos a confesar sus pecados?...
Cuando se sepa quien fue el profanador ¿Baltazar será capaz de acompañarlos en un acto de excomunión pública?
No lo creo…
Baltazar dejó de creer en su Cristo de oro y no le quita el sueño una virgen de yeso con la cabeza en el suelo… Pero, ese Diablo zambo le quita el sueño a cualquiera.
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