Cartas de Pedrito y Pedrito al Niño Jesús


La Navidad tiene más altos que bajos. Hasta las tristezas de diciembre y las
llorantinas de fin de año son recordadas con nostálgica alegría. Forman
parte de de los vínculos que la humanidad va tendiendo entre razas,
religiones y clases sociales.

La Navidad es cosa de niños.

De las tradiciones más genuinas, la preferida de los chipilines es la carta
al Niño Jesús. Es la única misiva que se hace sin haber aprendido a leer ni
a escribir —Ni por quien la envía ni por quien la recibe—. Pero ambos la
comprenden de pi a pa. Claro, a veces, sea por la premura, el correo, o por
remitentes con el mismo nombre, suceden pequeñas confusiones. Como las que
les narró a continuación.

En un lugar del oeste de Caracas, posiblemente en El 23 de Enero, un niño de
apenas unos 6 años de edad ha garabateado su cartita, la cual para estar
seguro de que llegará a su destino, recita a su siempre ocupada mamá.

Querido Niño Jesús.

Este año la maestra dijo que me porte bien. Yo creo que sí. Si tienes tiempo
me gustaría que me trajese un trompo, una perinola, un juego de metras de
las de colores y un papagayo con los colores de la bandera.

Con mucho cariño, tu amiguito

Pedrito

— ¿Oíste Mami?

—Sí mi niño, sí ¿Y de verdad te portaste bien este año?— Le preguntó
juguetona, pellizcando maternalmente las mejillas del chico que por toda
respuesta le obsequia una cristalina risa como de cascada, a la que ella
inevitablemente se une.

La primera parte de esta escena se repetía, con sus bemoles, en Este de la
ciudad. Rodeado de la tranquilidad de las solitarias calles de la Lagunita,
otro muchachito seis añero dictaba a su institutriz privada su pliego de
peticiones navideñas.

—Escriba más rápido señorita Rotermayer ¿Acaso no sabe usar bien esta Petium
IV?

Ciudadano Niño Jesús

Su Despacho

A la lista que anexo con algunos equipos necesarios para mi recreación,
sírvase despachar una Laktop de última generación equipada con webcam a fin
de poder intercambiar con mi padre, cuando se ausenta del país por viajes de
negocio.

Sin otro particular

Pedrito



Hemos de aclarar que pesar que en su casa la servidumbre lo mentaba Pedro
Júnior, en el colegio todos lo llamaban Pedrito, de allí que la institutriz
no reparó mucho en la manera como suscribió la carta y a causa del
aburrimiento que aquello le producía no la leyó en voz alta, sino que
sencillamente la dobló y la introdujo en un sobre que enseguida laqueó. No
imaginaba la incrédula educadora que tal desliz sería la causa de un
incidente celestial.



Muy temprano, en la mañana del 25 de Diciembre, aún con el frío de la
madrugada, Pedrito el del 23 de Enero se encontró debajo de su cama con una
elegante caja. La abrió de prisa. En ella se encontraba una impactante
computadora portátil. Pedrito corrió a la habitación de su mamá quien
asombrada del acontecimiento aconsejó al chiquillo esperar a que saliera el
sol y llevar el regalo equivocado a la plaza para que lo intercambiara con
algún amiguito.



Un poco más tarde al otro extremo de Caracas, Pedro Júnior caminó hasta el
árbol de nieve, buscó en el lugar destinado para su obsequió y se topó con
una bolsa típicamente decorada.

—Padre mío qué son estas cosas. Dónde está mi laktop.

Los padres del chico no encontraban palabras para expresar su asombro. Cómo
la madre del muchacho era una dama caritativa, ordenó a uno de los chóferes
que llevara a Pedro Júnior a algún sitio popular para que donase esos
objetos.

El Niño Jesús que fue advertido del error por uno de los angelitos de la
guarda, decidió aprovechar la coyuntura para corregir el entuerto.

Una hora después, cuando el lujoso auto procedente de Lagunetica daba vuelta
en Caño Amarillo, Pedro Júnior gritó

—Para, para Juan José, aquel muchachito lleva una Pc portátil igual a la que
yo solicité.

El carro se detuvo. Pedro Júnior bajó con la bolsa en la mano y sin
preámbulo alguno le dijo al chico —que como habrán adivinado no era otro que
Pedrito el del 23— que la laktop pertenecía a Pedro Júnior.

—Pero si te la doy, sino la cambio, yo me quedo sin regalo—Advirtió Pedrito.

—Bueno, entonces te la canjeo por los juguetes de esta bolsa—Y sin más le
entregó el paquete y se retiró al carro con el artefacto tecnológico.

Pedrito de inmediato sacó los juguetes. Su rostro se iluminó. Lo primero que
probó fue la perinola. Con apenas seis añitos, era un maestro. Acto seguido
hizo bailar el trompo. Pedro Júnior, que nunca en su corta vida presenció
tales prodigios, aprovechando que el chofer se tomaba una rica chicha,
volvió a bajar del oscuro automóvil.

—Oye niño

—Me llamo Pedrito ¿y tú?

—Pedro Ju…Pedrito, me dicen Pedrito. Mira ¿Me enseñarías el funcionamiento
de esos instrumentos?

Entonces los Pedritos pusieron rodilla en tierra y jugaron a las metras:
Uñita y bolao, zaqui…Se sentaron al borde de la acera y Pedrito el del Este
logró ensartar tres veces las perinolas. No aprendió a bailar el trompo,
pero Pedrito el del 23 se lo puso en la mano, y Pedrito el de la laktop
aprendió la palabra “serenito”. Y para cerrar en grande, elevaron juntos
papagayo tricolor, casi alcanzando los bloques de la Cañada.

—Ya vamos niño Júnior. Su padre acaba de llamar por el celular.

—Bañado en el sudor del 23, Pedro Júnior se contagió de la risa de catarata
de Pedrito y mientras la ventana refulgente del vehículo subía
automáticamente, él agitó sus manitos en señal de adiós.

Media hora después entraba en su regia mansión.

—Pedro Júnior—Dijo su madre.

—Prefiero que me digas Pedrito mami.

— ¿Qué tienes?... Ya veo que recuperaste la Pc. No entiendo tu cara de pocos
amigos.

—Mamá, quisiera escribir una carta al Niño Jesús.

—Señorita Rotermayer—Llamó la señora.

—Yo mismo mami..

—Pero, será a los Reyes Magos. Ya el Niño Jesús pasó. Y ¿Qué quieres? ¿Ir a
Orlando?

—No mamá. Quiero decirle al Niño Dios que el próximo año me voy a portar muy
bien para que me traiga un trompo, una perinola, un juego de metras y un
papagayo tricolor.





Deseo a todos mis Hermanos Latinoamericanos que disfrutemos de la Navidad
2003 que hemos conquistados a pulso y que en el 2004 obtengamos nuevas
realizaciones revolucionarias.

Para continuar con el Libertador hacia la mayor suma de felicidad posible

Reinaldo Bolívar

reibol@cantv.net



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Reinaldo Bolivar

Investigador, fundador del Centro de Saberes Africanos, vicecanciller para África

 reibol@gmail.com      @BolivarReinaldo

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