Valencia, 27 de diciembre de 2003.- La Navidad del dos mil tres será
recordada por los trabajadores de la empresa Bridgestone Firestone
Venezolana C.A., como el inicio de una larga cadena de despidos que
prometen ser masivos para el mes de enero del dos mil cuatro.
Los datos obtenidos, por quien suscribe ésta nota periodística, indican que
la transnacional del caucho que opera en la ciudad de Valencia, estado
Carabobo, se prepara, desde ahora, para despedir, por lo menos, a 300
obreros, incluyendo allí los casi treinta cesanteados de éste último mes
del año, aunque existe inamovilidad laboral. Para el día lunes 29 de
diciembre está previsto comparezca la empresa a la instancia administrativa
para dirimir la razón de su decisión de apartar injustamente a los
trabajadores de sus puntos de empleo.
Firestone, produce en Venezuela un promedio de 9 mil 600 cauchos diarios,
pero de acuerdo a los trabajadores, la empresa supera las 15 mil
quinientas llantas por día, de las cuales más del 80 por ciento son
exportadas para los EE.UU. y al mercado andino. ¿Estará al tanto el SENIAT
de esta situación?
En nuestro país, Bridgestone, obtiene la materia prima y la mano de obra a
menor costo que el que tendría en el mercado consumidor, siendo ésta la
gran ventaja de la corporación nipona.
Para los días 22 y 23 de diciembre de este año, los trabajadores fueron
convocados a trabajar para producir 20 mil unidades, con la oferta de
percibir un estímulo de 500 mil bolívares (265€), pero en realidad no había
tal incentivo, sólo era un préstamo; el cual deberán cancelar en dos
partes, una primera cuota en marzo de 2004, y la segunda, al momento de
las vacaciones individuales. En cambio los gerentes y supervisores sí
recibirán el monto señalado como premio a la jornada especial de los
obreros. Esta es “la búsqueda de oportunidades con una filosofía
fundamental: de calidad”.
SINDICATO Y EMPRESA UN EXTRAÑO MARIDAJE
En mayo de 2002 la empresa despidió a la actual directiva del Sindicato
Brifi, debido a la gran cantidad de irregularidades cometidas por ésta:
Nunca les han rendido cuentas a los trabajadores de las finanzas producto
de sus cotizaciones; les hacen descuentos exagerados (1000 bolívares en
caso de fallecimiento de un trabajador y 500 bolívares cuando se trata de
un familiar) por concepto de montepíos semanales; los operarios aducen que
es imposible que semanalmente fallezca uno de ellos o un familiar.
Con todo y eso, la empresa cambió de criterio y los reincorporó en sus
cargos cancelándoles una indemnización de 12 millones de bolívares (7 mil
euros) y como prueba de su afecto los llevó de paseo a México en junio de
2003 con todos los gastos pagos.
Al regreso del país de los manitos, los sindicalistas llamaron a los
trabajadores de diez en diez para explicarles “la difícil situación de la
empresa”, que había que duplicar la producción, ya que podría pasarle a
Firestone lo mismo que a la cauchera azteca Euskadi: cerrar operaciones por
falta de productividad. Les mostraron fotografías a sus compañeros de
trabajo estrechándole las manos a los empresarios y gráficas de los buenos
momentos vividos en la ciudad más poblada del mundo. ¡Cualquier parecido
con Ciacco es pura casualidad!
Un colectivo de trabajadores dice que el viaje se hizo para negociar la
Convención Colectiva de Trabajo que está por vencerse y para convencerlos
de las bondades del ALCA; no en vano el presidente de la compañía, el
mexicano Humberto Gómez, estuvo conversándoles del progreso que les traerá
a los trabajadores de América Latina, incluidos los de Firestone de
Venezuela, la puesta en práctica del acuerdo de libre comercio para las
Américas (ALCA).
Bridgestone, ya da por asegurado el respaldo del sindicato en la discusión
contractual venidera, por eso se rasga las vestiduras defendiéndolos de las
denuncias que le hacen sus compañeros; pero hay otro agravante, y es que el
nuevo contrato colectivo ya fue elaborado y redactado por los abogados de
la empresa, sólo espera por la rúbrica de los sindicaleros y falsos
bolivarianos Pedro Martínez, Salvador Urbina, Ramón Elías Rodríguez,
Oswaldo Márquez, José Gregorio Rojas, Rafael Heras, César Bracho y Carlos
Zambrano.
Esta directiva del Sindicato Brifi, como todos los trabajadores saben, es
producto de unas elecciones fraudulentas; las mismas fueron convocadas por
una comisión electoral escogida a dedo por la directiva sindico-patronal;
su forma debió hacerse por medio de planchas cerradas y no uninominales
como se efectuaron; además, no tuvieron la supervisión del Concejo Nacional
Electoral (CNE) y prácticamente, obligaron a los trabajadores a
respaldarlos bajo amenazas de ser despedidos.
Además, en la jornada electoral fraudulenta del 30 de octubre, aparecen
como votantes personas muertas, como es el caso de José Montilla, quien
había fallecido en un accidente de tránsito el año dos mil; igualmente, el
caso de José Pinto trabajador del departamento de vulcanizado, fallecido
por un accidente cardiovascular en el año dos mil uno; y el de Luis Rojas,
quien estando suspendido aparecía en el listado de electores.
De otro lado, los resultados de los comicios no fueron homologados por la
Inspectoría del Trabajo, a tal punto, que la intendente laboral Dra. Lilian
Rosa Pérez, los declaró ilegales; y mucho menos por el CNE, que no tuvo
ninguna participación en su realización, aún siendo solicitada su
intervención, en virtud de que la Ley Electoral lo faculta para tal efecto.
En sus asambleas los sindicaleros de Firestone disfrazados con boinas rojas
no reúnen a más de ochenta personas —pudimos averiguar— habiendo una
plantilla de 882 asalariados; con todo y eso, lo primero que hicieron al
asumir arbitrariamente los cargos, fue alargarse el lapso del mandato de
dos a tres años, obviando a la asamblea de trabajadores, que es la máxima
instancia de cualquier organización sindical.
Mientras tanto, la directiva del Sindicato Brifi es esperada en los
próximos días en las oficinas del Cuerpo de Investigaciones Penales y
Criminológicas, antigua Policía Técnica Judicial, para que declaren en
torno a la denuncia que pesa en su contra por apropiación indebida de las
finanzas de la afiliación sindical.
El CASO DE LUIS ROJAS
Luis Rojas es uno de los casi mil obreros de Firestone, es ayudante de
cortadores, es decir, encargado de pegar, una sobre otra, las telas que
conformarán más tarde los neumáticos; la empresa lo suspendió el día 4 de
noviembre de 2002, por el hecho de haber mostrado pruebas en una asamblea
de los trabajadores que comprometen al Sindicato Brifi en actos de
corrupción, y por decirles que el presidente de la compañía se los había
metido en el bolsillo.
Sin embargo, prosperó un reclamo que Rojas efectuó en la Inspectoría del
Trabajo de la ciudad de Valencia; él logró con el fallo administrativo que
le pagaran los salarios caídos, pero resultó imposible su reenganche.
Posteriormente, el día 06 de mayo de 2003, una nueva decisión emanada de la
oficina de protección laboral motivó que fuera reincorporado a sus labores;
el día 07 de mayo le pagaron nuevamente los salarios retenidos, pero,
sorpresivamente, el día 08 de mayo fue despedido definitivamente.
En vista de tales atropellos, Rojas, ejerció un Recurso de Amparo ante el
Tribunal Contencioso Administrativo del Estado Carabobo, el cual lo
declaró con lugar el pasado 17 de diciembre, día de la muerte del
Libertador Simón Bolívar, reestableciéndole con esa decisión judicial todos
sus derechos constitucionales violados. Ahora, espera por la publicación de
la providencia contenciosa para volver a su puesto de trabajo.
Tiempo atrás (1991-1994), Luis Rojas, había emprendido una tenaz lucha por
la cancelación justa del bono lácteo, ya que el mismo no había sido
cubierto en su totalidad. Bridgestone canceló las obligaciones con gran
tardanza, o sea, ocho años después; pero, lamentablemente, los trabajadores
fueron esquilmados por la empresa, siempre con la complicidad de la
directiva del sindicato que los agrupa, con una suma que asciende los 700
mil bolívares (350€), cuando correspondía el doble de lo pagado.
¡FELIZ AÑO NUEVO 2004!
Los despidos injustificados, realizados en la víspera de la natividad del
Señor, es una clara advertencia de lo que les espera a los dirigentes
combativos identificados con el proceso de cambios que vive Venezuela. Una
guillotina oxidada por la traición y la corrupción espera por las cabezas
de Víctor Sosa, Pedro Castellanos, Pedro Castillo, Jimmy Benítez, Nerio
Rodríguez, Domingo Lucena, José Cheo Villegas, Sixto Partidas y Álvaro
Moreno, miembros de la plancha contraria a la de la práctica engañosa, la
del sindicalismo patronal.
El sable del verdugo de Chalier lo tiene esta vez en sus manos Ramón Elías
Rodríguez, el Fouché de Sinti Brifi. La Convención de París, es decir,
empresa-sindicato, ya emitió su decreto aleccionador: ¡Fuera los verdaderos
bolivarianos de Firestone!
En Bridgestone Firestone Venezolana C. A., hay en lista de espera de 300
personas para ser despedidas, pues, en mayo de 2004 se discutirá el nuevo
contrato colectivo, por lo tanto, se necesita abonar el terreno para
asegurarse una jugosa negociación en nombre de los trabajadores y de la
revolución bolivariana.
Está por verse cómo soplará el viento en el mes de enero del nuevo año,
cuando deban reanudarse las faenas en la milagrosa empresa japonesa que
opera en Venezuela desde hace más de 49 años. Tal vez del bolsillo derecho
salga una dosis de inflexibilidad neoliberal, o quizás del bolsillo
izquierdo brote un gesto de humanismo societario, que en palabras de los
fascistas venezolanos sería una mueca de bondad del capitalismo con rostro
humano. Pero también puede suceder que París caiga sobre Lyón (IS).
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