Una vez más, la aventura bélica es respaldada por los medios de comunicación en manos de la oligarquía latinoamericana. No importa si esto origina la muerte de miles de hermanos latinoamericanos, siempre y cuando favorezca a las pretensiones del imperio y sus ambiciones hegemónicas.
He venido denunciando que toda esta sarta de declaraciones de voceros del Departamento de Estado, más la declaración efectuada por George Bush en Monterrey, conforman un código tendiente a crear las condiciones para exterminar cualquier gobierno en América Latina que no esté dispuesto a aceptar las condiciones del ALCA; muy especialmente, el gobierno legítimo del Comandante Hugo Chávez Frías.
En la columna de D’artagnan del Diario El Tiempo.com, con fecha de hoy domingo, 18 de Enero, el articulista juega a la cierta posibilidad de guerra entre Colombia y Venezuela, cuando expone que “por un lado, porque tanta distancia ideológica como la que separa a Uribe de Chávez se hace cada vez más protuberante en materia de hechos. Y, por el otro, porque si tales hechos se tornan tensos y agresivos, resulta difícil pedir que Colombia no asuma, como Estado, un papel inevitablemente más activo y beligerante frente al tema” – y agrega – “Tema que en cualquier momento puede convertirse en conflicto. ¡Conflicto bélico, se entiende! Porque si bien la Cancillería ha obrado con discreción al no pisar las múltiples “cascaritas” que ha puesto Chávez, todo tiene sus límites y ya sabemos que la paciencia no es propiamente una de las características de nuestro mandatario. Paciencia que hace verdaderos sabios, según se dice. Pero que naturalmente también se entiende que no puede llegar a los límites de la indignidad”
¿Qué coño está buscando la oligarquía al servicio del imperio? Y digo oligarquía generalizando porque involucro, tanto a la colombiana como a esta basura de la oligarquía venezolana, que vive soñando con una intervención norteamericana sin importar las consecuencias e implicaciones de un acto de esa naturaleza. El plan para derrocar a Hugo Chávez no culminó el 11, 12 y 13 de Abril. Al contrario, se intensificó cuando nuevamente encontraron resistencia popular en el Paro Petrolero y se replegaron a preparar las condiciones para que un nuevo ataque fuera fulminante. Ese que, a partir del nuevo año 2004, se eleva hasta la máxima figura del orate que se encuentra en la Casa Blanca y sus declaraciones en Monterrey.
El Plan Colombia y la entrega manifiesta de Uribe, marcan la pauta para un frente muy peligroso de confrontación que se había preparado previamente, en caso de fracasar en los intentos de golpe interno que afectaron al estado venezolano. Ahora, el orate Bush, mueve sus piezas en el vecino país, incluyendo al mismo bastardo enemigo instalado en los medios de comunicación, para crear el escenario de una futura confrontación bélica aupada por el ejército imperial.
Dentro de Venezuela, Cisneros y su grupo de cancerberos, han arreciado en descalificativos al CNE para deslegitimar un pronunciamiento evidente que los limite en lo concerniente al referendo consultivo. Las pruebas de un fraude infame son tan evidentes, que no podrían soportar un mínimo de revisiones.
En consecuencia y sin apoyo popular, prefieren ver a un Comandante gringo instalado en Miraflores, que permitir un gobierno popular que les arrebate el poder cada vez más disminuido. Dan vergüenza y no podemos dejar de sentir arrechera por un círculo de traidores que solo están interesados en vender a nuestro país. No les importa un coño establecer alianzas con la putrefacta basura mediática, cómplices de tanto abuso y del descalabro económico de nuestros pueblos y, así, convertirnos en colonia del imperialismo.
Ya Chávez hizo una advertencia continental antes de su salida a Monterrey. Existe una amenaza cierta y evidente de utilizar el Plan Colombia como punta de lanza para cercenar el proceso bolivariano.
Esto hay que denunciarlo al mundo con mucha responsabilidad. No se trata ya de unos payasos que han estado jugando a la desestabilización, pues un payaso no sale del área de un circo a estar cometiendo torpezas para hacer reír a un público determinado. Se trata de una maniobra imperialista bien estructurada y macabramente articulada para cometer un genocidio que les permita hacerse de América Latina por las buenas o por las malas.
Ellos tienen el poder bélico, pero ¡Carajo! Nosotros tenemos la dignidad. Los pueblos de América Latina deben estar muy atentos a esta maniobra expansionista que rememora cualquier acto colonial impuesto en nuestro continente. Está en juego la dignidad de nuestros pueblos y la instalación en el área de regímenes peores que el impuesto por Augusto Pinochet en Chile.
Ya basta de tanta agresión impune por parte de la oligarquía mediática y esa agenda intervencionista del Departamento de Estado en los asuntos latinoamericanos.
marioaporrea.org
msilvagayahoo.com