El desprecio


El título de esta nota bien pudiera ser el de una de esas “instructivas” telenovelas que diariamente nos ofrecen esos canales de televisión dedicados a “fomentar la cultura en el pueblo venezolano”. Pero no, se trata más bien de la baja pasión, que desde el punto de vista de quien escribe, orienta la conducta de los dueños de algunos medios de comunicación, de un grueso sector de la oposición y del grupo de periodistas que le hacen barra.

Quizás usted, amigo lector, no coincida con esta afirmación, pero veamos el por qué de la misma.

Desprecio por la democracia: Por cuarenta años y con la ayuda de los medios de comunicación le hicieron creer a los venezolanos que la democracia consistía en votar cada cinco años con tarjeticas de colores. Violaron los derechos humanos hasta la saciedad y masacraron al pueblo en cada oportunidad que manifestó contra el orden establecido.

Cuando el pueblo se cansó y los desplazó del poder; se convirtieron en golpistas y a la menor oportunidad que tuvieron, abolieron la democracia, impusieron una dictadura y desataron una feroz represión, que afortunadamente sólo duro cuarenta y siete horas.

Desprecio por los humildes: El pobre les sirvió por años para respaldarlos con su voto. En ese entonces su espíritu democrático era mostrado como ejemplo en América Latina. Sin embargo, fueron condenados a vivir en ranchos, a morir de mengua en los hospitales, a rogar por un trabajo y a ver como sus hijos crecían en la ignorancia.

Cuando despertó y se abrazó a la esperanza de un proyecto que les ofrece una sociedad más justa y a un gobierno que a pesar de las dificultades prioriza las necesidades de los humildes; dejó de merecer aquellos calificativos para ganarse el de chusma u horda.

Desprecio por el ideal bolivariano: Siempre han despreciado el ideal de Bolívar; por eso intentaron convertirlo en una entelequia. Por ello redujeron el espacio para él a unas aburridas clases de historia y a unos actos protocolares; donde más que rendirle homenaje al Libertador iban a asegurarse que estuviera bien muerto, como dijera el cantor del pueblo.

Retomaron el poder por pocas horas, pero suficientes para expresar su rabia por el rescate que del ideal bolivariano se ha intentado en este proceso. Creo que nadie ha olvidado como eliminaron los cuadros de Bolívar en el Palacio de Miraflores y como vitoreaban la decisión de aquel dictadorzuelo de eliminar el nombre que como homenaje al padre de la patria, se le anexó a la república.
Desprecio por la voluntad popular: Nunca la respetaron mientras gobernaron este país; pero en verdad jamás habían sido tan descarados en su irrespeto. La eliminación de una constitución aprobada por voluntad del soberano, el desconocimiento de autoridades legítimamente elegidas y la represión desatada contra quienes se opusieron a esas acciones en aquellos días de abril, son una clara demostración del desprecio que sienten por la voluntad popular.

Desprecio por las instituciones: Cuando fueron gobierno las corrompieron; las llenaron de militantes políticos leales, pero incompetentes; las utilizaron para saquear impunemente al país y para protegerse de cualquier intento por cambiar las cosas.

Desde que fueron desalojados del poder, no han dejado un minuto de atacarlas para desprestigiarlas ante la opinión pública nacional e internacional; en una clara demostración del desprecio que por ellas sienten. Al mismo tiempo siguen apostando a su corrupción mediante la compra de jueces, magistrados y sentencias.

Usan las policías para agredir al pueblo y ordenan a las “fichas” que tienen en la administración pública que torpedeen cualquier acción de gobierno. La CTV es usada para oponerse a la inamovilidad laboral y Fedecamaras para promover paros y saboteos; mientras que la Iglesia es convertida en uno de los partidos de oposición.

Desprecio por la vida del opositor: La historia de la falsa democracia venezolana está llena de ejemplos del desprecio que por la vida de quienes se les oponen, tienen quienes gobernaron este país por cuatro décadas. Por miles se cuentan los venezolanos que murieron víctimas de “excesos policiales” o quedaron tendidos en las calles producto de la represión.

En oposición no son diferentes. Allí está como ejemplo, la frialdad con la que planificaron la muerte de venezolanos para justificar un golpe de estado; el descaro con que ensayaron el anuncio de las mismas, antes de que ocurriera el primero de los asesinatos. ¿Y que decir de la práctica de contratar sicarios para asesinar campesinos o de la frialdad con que se ordenaba la muerte de su propia gente en la plaza Altamira?

Si esto no refleja un desprecio infinito a los principios cristianos y a la vida de los semejantes; entonces yo estoy equivocado.



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Alexis Arellano


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