Que en la patria de Bolívar se está profundizando un proceso considerado peligroso por los más altos poderes y potestades universales de esta fase última del sistema capitalista, en la cual el verdadero poder pasa en forma arrolladora y progresiva del Estado clásico a las Corporaciones, al punto de que menos de un par de centenas de éstas manejan, sin representatividad, legitimidad popular o legalidad un PIB equivalente al 85% del planeta, no debe dudarlo nadie a riesgo de ser peligrosamente ingenuo o cómplice.
Que desde el momento mismo en el cual los sátrapas criollos descubrieron la imposibilidad de controlar este proceso por las muy socorridas vías del bajeo, el endulzamiento, el contagio del exquisito encanto de la burguesía y otras muy utilizadas por estos sectores a lo largo de toda la historia republicana, por cierto las mismas que convirtieron en fino y educado al Catire Páez, o que le colocaron a un conspicuo miembro de la godarria caraqueña como “ministro de bragueta” al general patriótico Cipriano Castro, la guerra a muerte contra este proceso y particularmente contra la persona que lo encarna se declaró. Por eso no estamos ante una nueva conspiración sino ante la aceleración y afinamiento de un único plan de destrucción del peligroso ejemplo de dignidad que está dando Venezuela y eso no lo puede dudar nadie.
Que si tienen éxito en sus fines y propósitos macabros lo ocurrido en el Chile de Allende será un juego de niños en comparación con la operación quirúrgica ejemplar que aplicarán sobre todo vestigio de soberanía y dignidad, al mejor estilo de las cabezas empaladas y fritas en aceite del ineficiente imperio español, tampoco puede dudarlo nadie.
Que este proceso desestabilizador y conspirativo está entrando en una nueva fase, curiosamente igual a la de los cercanos días de Marzo y Abril de 2002 y Octubre y Noviembre del mismo año, tampoco puede dudarlo nadie, no sólo a riesgo de ser ingenuo o cómplice sino pasmosamente amnésico.
Hagamos un trabajo de investigación superficial y primario, nada de profundidades que supongan altas exigencias académicas y veremos cómo:
La punta de lanza del plan conspirativo, -los medios de difusión masivos- han reiniciado con renovados bríos, igualito que en los tiempos citados.
1. Deslegitimando todas las instituciones del Estado, (CNE, TSJ, DP, FISCALÍA y por supuesto el EJECUTIVO).
2. Haciendo cobertura a toda hora, falsificando con el comentario montado de “periodistas” lo que las mismas imágenes presentan, a cuanto acto desestabilizador se produzca de común acuerdo: juicio del general de la Guardia Nacional; citación de implicados en sucesos delictivos en Mérida; reavivando la misma campaña, -incluso los mismos videos- sobre los nexos del Presidente con la guerrilla colombiana.
3. Llamados a rebelión por parte de políticos de micrófonos. Convocatorias a la formación de una Junta Cívico-Militar por parte de militares altamiranos. Acusaciones de traición a la patria contra el Presidente. Campaña de desprestigio contra oficiales de la Fuerza Armada. Información sobre formación de milicias armadas con los cubanos y los círculos bolivarianos. Denuncias sobre corrupción al boleo y muchas otras.
Debo advertir que cuanto señalo está en los titulares de la prensa del día de hoy 30 de enero de 2004 y en los programas matutinos de “opinión” de los canales televisivos y radioeléctricos. Esta misma mañana, en cadena que encabeza Globovisión, se les dio oportunidad de hacer cuanto he referido a gente como: Felipe Mujica, Antonio Ledesma, Patricia Poleo o el general González González, todo ello bien aderezado con viejos videos - “llegados vía satélite” según estos periodistas apátridas – para ir creando el clima que permita el calentamiento del ambiente como para justificar (¿crear?) probables enfrentamientos que justifiquen, bien pronunciamientos militares o intervenciones de organizaciones que como la OEA, han respondido y responden sumisa y fielmente a las ordenes que emanen del verdadero enemigo, que no es por cierto el circo de payasos fracasados reunido en la CD o en el BD, sino el poder corporativo del gigante del norte.
Ante esto, y pueden creer que no soy susceptible de caer en estados de angustia por nimiedades, yo me pregunto: ¿qué aprendimos de los acontecimientos de abril y diciembre?, ¿Dónde está el Estado de Derecho para impedir que estas aguas se salgan de cauce?, ¿Cómo puede cualquier persona, por mucho dinero que tenga y por muy dueño de medio que sea planear y ejecutar un plan destructor de la Constitución y las Leyes?, ¿Cuánta sangre inocente será necesario derramar debido a tanta arrogancia?, y por último: ¿hasta cuando permitirá este pueblo esto?. ¡Ya estamos cansados de vivir angustiados!
Un abrazo solidario y bolivariano para todos y mosca porque cigarrón atora