Camaradas no se puede decir, no se puede traducir en un solo análisis e interpretación de la realidad concreta, que los resultados obtenidos de las elecciones regionales y locales realizadas, fueron una derrota para el proceso de transición revolucionario, en el que llevamos siquiera significativamente diez años de construcción y confrontación política e ideológica interna y externa, de combate contra la teoría y la praxis cual todavía mantiene el sistema capitalista sobre nuestro pueblo y los pueblos del mundo, a la que le presentamos la propuesta formidable del Socialismo desde nuestras propias particularidades, carácter, formas y esencia que abordan las contradicciones de clases de la sociedad venezolana que hemos heredado, de la sociedad venezolana que tenemos hoy.
Ante todas estas consideraciones podríamos hacer los ejercicios de catarsis sujetos a las considerables conclusiones y reflexiones necesarias que apremian la discusión del ¿que hacer? en pro de seguir aportando a la profundización de la transformación política, social, etc; que nos dibuja la realidad, muy bien parte fundamental de esas consideraciones las estimara, las valoraciones del examen critico como herramienta revolucionaria que nos sirve de espejo y radiografía de nuestra actuación como fuerzas y destacamentos militantes del proceso revolucionario tanto igual como el curso de la revolución bolivariana y su dirección política, por decirlo de alguna manera, del papel de la dirección que emana el “Consejo Central del proceso bolivariano”.
Ciertamente ganamos 17 a 5, ganamos por goleada, superamos en números la abstención y obtuvimos cuantitativamente mas espacios de gobernalidad municipal y locales, pero muy bien como expresa este recordado camarada de batalla José Miguel Casado, aja, pero a donde queda lo sustancial, lo cualitativo.
Es allí que cabe la pregunta ¿porque perdimos?, en esa razón y perspectiva seriamos unos politiqueros y unos demagogos de la critica y la autocrítica como principio revolucionario y de la concepción del socialismo continuamente prostituida por los oportunistas coleados en este proceso de liberación nacional; no explicarles a nuestros camaradas y a las grandes mayorías de los trabajador@s y explotad@s que apoyan a la revolución bolivariana y que son sujetos conscientes del momento histórico que vivimos, no demostrarles en ¿que fue lo que perdimos?.
Los resultados electorales nos refleja que indudablemente hemos perdido saldos cualitativos y factores objetivos que por nada se pueden perder en un proceso revolucionario que apuesta a la construcción de la sociedad socialista.
En el trabajo de esos esfuerzos cuales todavía forman parte de los obstáculos por superar en las contradicciones políticas y fundamentalmente ideológicas, expresadas en el carácter sobre, el que se suscribe, el proceso revolucionario bolivariano en su fase actual que lideriza el Comandante Chávez.
Desde esa panorámica, sin pragmatismos, contextualizamos las fallas y errores que derivan las causas de la situación que tenemos que asimilar sin cortapisas el planteamiento de las 3 R, que debe hacerse para mejorar y no para asolapar el contrabando ideológico abstracto, que puede seguir poniendo en desbalance o en picada la objetividad de la construcción del socialismo.
Muy bien hay que señalar el producto del resultado mirando mas allá de los porcentajes, que solo sirven para resaltar cifras pero no lo que contiene el ejercicio, en ese sentido llamamos a los “opiniologos” voceros de la revolución, a referirse con seriedad acerca de la realidad de que fue lo que perdimos, a mirar con ojo clínico como sucedió que perdimos el epicentro de la política nacional del país, la zona metropolitana de la Gran Caracas, Miranda y dos de los estados sumamente importantes en su contexto fronterizo, cuales cubren el relacionamiento binacional de complejidad y dinámica política-militar de alta peligrosidad por el avance de las fuerzas paramilitares y filtración del narcotráfico con la hermana nación de Colombia que se desarrollan en los estados Zulia y Táchira, además de la importancia que cobra el núcleo industrial de Carabobo que ha venido sirviendo para el desplazamiento de mafias del mercado de la droga, mercancías y de los aparatos de inteligencia yanquis.
De tal manera que podemos hacer una lista de las causas porque perdimos en esos estados y en la Gran Caracas, específicamente el Municipio Sucre y Miranda:
1. El sentido del pueblo no falla cuando de castigar se trata y en eso los revolucionarios nos podemos titubear, si realmente propiciamos el desarrollo de las transformaciones sociales, esta tiene que ser efectiva a la hora de resolver los problemas mas inmediatos, los mas sencillos, los que aspira y anhela la gente en las comunidades, en los barrios; en los cerros de Petare al que cabe acotar concentra uno de las ghettos mas grandes de Latinoamérica, es decir que es Petare la referencia histórica de nuestro pueblo olvidado por los vejámenes de Gobiernos pasados, es donde esta el 25% de los electores para elegir la Alcaldía Metropolitana, entonces quien puede decir que Petare no es factor decisivo en medio de la batalla electoral para no atender y estar de lleno reivindicando, atendiendo, organizando y trabajando por el bienestar que exige el atolladero de las vidas olvidadas y oprimidas que existen en este populoso sector de Caracas-Miranda a cambio en todos estos últimos periodos reino fue la ineptitud, la ineficiencia, la demagogia que mas podíamos esperar que esa parte del pueblo volviera a legitimar a la sinverguenzura.
2. La grave conciliación con la burguesía, para los revolucionarios esto es imperdonable, es irracional e ilógico tender puentes con tu enemigo de clase, tenemos que ser conscientes que la lucha de clases es antagónica entre la Burguesía y la clase trabajadora. Tener entre nuestras filas del proceso revolucionario agentes de la burguesía en cargos de vital importancia para el curso del proceso revolucionario. Pues el pueblo no es tonto, no se chupa el dedo, los tiene identificados y conoce de ellos y claro que en un momento u otro los tiene que sacar del camino revolucionario.
3. Los vicios del viejo Estado liberal adeco-copeyano, (la corrupción, el nepotismo, el trafico de influencias, el maltrato, etc.) afecta sobre manera en el curso de la dirección del proceso revolucionario, le resta firmeza al avance de las fuerzas progresistas y revolucionarias del pueblo al contemplar de frente que cuesta asimilar con ejemplos la aniquilación de estas plagas retrogradas.
4. No puede ser que Chávez sea el único que crea en la portentosa fuerza de las masas obreras y trabajadoras, en la movilización del pueblo, en la concepción del poder popular, en la organización del sujeto histórico consciente de su papel como clase y sea una minoría en la dirección del Estado quien lo acompañe, todavía existe una mayoría considerable del ejecutivo quien cree que la institucionalidad va ser el garante de la revolución, mientras tengamos ese contrabando socialdemócrata a cuestas en el seno de la creación del nuevo Estado será muy difícil avanzar con ese concepción que pertenece al programa de la derecha capitalista.
En este animo como militante del PSUV felicito al avance cualitativo obtenido en nuestro primer compromiso de elección en el transito del proceso revolucionario, convocando a la atención de no obviar bajo ninguna forma la agudización de la lucha de clases y de ponernos a la altura del desarrollo de los acontecimientos, asumiendo la crítica y la autocrítica revolucionaria, principios de los que no podemos despegarnos para así recomponer las correlaciones de fuerzas y adelantar con juicio el máximo progreso de las tareas por la transformación de la sociedad que nos conduzca a la desintegración de las estructuras del Estado capitalista, de la burguesía nacional y sus lacayos pitiyanquis, de la propiedad privada por la propiedad socialista.
Ahora tenemos un escenario por demás de interesante, en el que no podemos quedarnos como simples observadores, merece de nuestra respuesta contundente puesto en la acción táctica y estratégica; al enemigo de clase no lo podemos dejar instaurarse en nuestros espacios que hemos conquistado, ellos intentaran envilecer con su discurso conciliador y demagógico a las masas del pueblo en su real objetivo de volver a recuperar el poder y mantener las formas de dominación instaladas por el mandato de Washington, del imperialismo norteamericano, retrocediendo al entreguismo colonialista de nuestros recursos energéticos no renovables.
De nosotros depende la continuidad y la profundización del proceso bolivariano, de lograr la victoria de la lucha de clases, de seguir siendo la esperanza de nuestros pueblos hermanos latinoamericanos y del mundo, de vencer la utopía y templar con puño de acero la sociedad socialista.