Durante los últimos cuatro años se han efectuado siete procesos electorales en Venezuela, de ellos, tres nacionales (una sola boleta en todo el país): el referendo revocatorio de 2004, las elecciones presidenciales de 2006 y el referendo constitucional del 2 de diciembre de 2007. En los dos primeros se sometió a consideración popular la propia legitimidad del presidente Chávez y en el último, una amplia propuesta para la reforma de la constitución. El siguiente cuadro resume el comportamiento de la población electoral en esos comicios:
Nacionales |
R.R. 2004 (%) |
E.P. 2006 (%) |
R.C. 2007 (%) |
Promedios (%) |
Chávez |
41,32 |
46,30 |
27,18 |
38,26 |
Oposición |
28,41 |
27,19 |
27,96 |
27,85 |
Nulos |
0,18 |
1,01 |
0,73 |
0,64 |
Abstención |
30,08 |
25,30 |
44,11 |
33,16 |
Como puede observarse, "la oposición" se ha mantenido en el mismo nivel. Es más, la sumatoria de los votos de sus candidatos a gobernadores, el 23-N pasado, también se acercó a su promedio.
En cuanto a "el chavismo", puede apreciarse con claridad que, cuando se ha tratado de la permanencia del comandante en la presidencia, el respaldo popular ha alcanzado sus picos más altos. Por el contrario, para el proceso del 2-D el presidente sirvió de "portaviones" y sólo contó con la aprobación de sus seguidores más comprometidos. Se montó sobre sus hombros una propuesta de reforma que abarcaba múltiples aspectos y cuya aprobación dependía, no sólo de su liderazgo, sino de una acertada elaboración, una clara y profusa difusión y una maquinaria electoral eficiente. Ya hemos hablado sobre los errores que se cometieron entonces.
Ahora, el referendo que habrá de ser convocado para la aprobación de la enmienda del artículo 230 de la Constitución, dado el carácter plebiscitario que le están imprimiendo ambos polos y ya que versa sobre un solo aspecto, vinculado a la posibilidad de la prolongación futura de su mandato, lo más probable es que se constituya en un mecanismo para medir, nueva y exclusivamente, el liderazgo del presidente Chávez. Por esta razón podemos deducir que, si el triunfalismo no nubla la visión de la vanguardia revolucionaria y no se incurre en pifias tácticas, su victoria en esta consulta estaría garantizada.
Esta derrota que les espera ha generado la consabida reacción opositora, siempre mediática, compuesta por la repetición de supuestos argumentos jurídicos emitidos por supuestos académicos reconocidos en contra de la celebración del próximo referendo. Si "la oposición" tuviese alguna posibilidad de triunfo sus voceros no se estarían oponiendo a la realización de la contienda electoral, ni el presidente Chávez la habría propuesto. Así de sencillo.