Contrario a cuanto se dijo en la década de los ochenta, la ideología
está viva y seguirá siendo el azimut que guíe los procesos económicos,
sociales o culturales. Luego de concluído el proceso electoral es
urgente debatir sobre el sustento ideológico del socialismo del siglo XXI.
La formacióin de verdaderos apóstoles del socialismo que unan
armoniosamente en sus personas la ortodoxia, la ortopraxis y la ortofrenia es
tarea fundamental para enfrentar las agresiones del imperio y sus "pitiyankis"
criollos. La derecha venezolana, para variar, floja, indolente y soberbia, sólo
plantea el debate en el ámbito de la propaganda. Para ello tienen un lugar común
gastado por lo socorrido pero aún eficaz: señalar los supuestos males del
socialismo a partir de experiencias fallidas a lo largo del siglo XX,
especialmente en la URSS. Eso que es tan disparatado como negar los valores
del pensamiento cristiano a partir de los mil seiscientos años de praxis
cruel e inhumana de la Iglesia Católica sigue ofreciéndole beneficios. Esgrimir
eso como fundamento de un debate sólo muestra la pobreza de ideas de quienes lo
sustentan y el valor que le confieren a la propaganda pura y simple. Un avión no
es malo, o se pueden discutir sus bondades, a partir del hecho de qué un piloto
inexperto y malo estrelló uno. Eso sólo demostraría la incapacidad del piloto.
En todo caso le corresponde al apostolado socialista, a los cuadros o misioneros
imponer la verdad, contagiarla a partir del conocimiento profundo y el ejemplo
de vida.
Hay que ir al terreno de las ideas. Es en ese ámbito en el cual el
adversario del socialismo como propuesta debe ser obligado a demostrar su
superioridad. Si intrínsecamente el capitalismo fuese capaz de representar
una esperanza para los pueblos del mundo, estoy seguro que la inmensa mayoría de
los socialistas por convicción lo aceptaríamos. Pero no es así.
El capitalismo es una maldición y el camino más seguro al infierno.
Hay que preguntarse, ¿qué posibilidades hay de que en el corto, el
mediano o el largo plazo los pueblos pobres del mundo puedan superar las
deficiencias que los mantienen en la miseria en el conjunto de una sociedad
global dominada por la filosofía económica del mercado?, ¿qué ofrece la economía
de mercado como alternativa al planteamiento socialista?. Observemos el
pensamiento de algunos de los más connotados sacerdotes del capitalismo
para alcanzar conclusiones, veamos lo que dice Lester Thurow, en su obra "El
Futuro del Capitalismo":
"El mercado, y sólo el mercado manda. Nadie lo pone en duda.
Solamente el capitalismo aplica las creencias modernas acerca de la
individualidad y aprovecha los móviles humanos más fundamentales, la codicia y
el interés propio, para producir niveles de vida crecientes. Cuando se trata de
satisfacer las necesidades y deseos de cada individuo, sin considerar que tan
triviales puedan ser esas necesidades, ningún sistema lo hace tan bien"
Este pensamiento no revestiría mayor gravedad, - al fin, la mente humana
da para todo- sino fuera porque, efectivamente, esa es la filosofía dominante en
el mundo desarrollado y la que pretenden imponer al resto de la humanidad.
¿Cuál? El progreso del individualismo, del egoísmo y en general de la cultura
del bienestar personal, por encima de cualquier valor humano. Con enorme fuerza,
el Capitalismo, apoyado en los descubrimientos fantásticos de la ciencia, las
comunicaciones globales y el poder tremendo de una productividad orientada a la
ganancia, intenta diseñar un mundo a su imagen y semejanza. Necesita imponer los
criterios de la selección natural, la competencia, la codicia y el
individualismo. Aún en medio de una enorme crisis capitalista como la
que se está desarrollando en todo el planeta, el capitalismo tiene mucho poder y
continuará siendo un formidable enemigo de la humanidad ahora quizás más
peligroso por estar herido.
No se trata pues de algunas propuestas de ciertos intelectuales al
servicio de esta filosofía de vida, sino de algo mucho más serio. Veamos
este pensamiento:
"El capitalismo necesita el fin de
ciertas ideologías y religiones. En el medioevo la codicia era el peor de los
pecados, y el comerciante o prestamista jamás podía ser grato a Dios. El
capitalismo necesitaba que la codicia fuera una virtud y el comerciante grato a
Dios. El individuo necesitaba creer que tenía no sólo el derecho, sino también
el deber, de hacer tanto dinero como le fuera posible..." (Jerome Segal, Teorías
Alternativas) Esto significa que han colocado a la religión
al servicio de su filosofía económica, algo que ocurrió a partir de los aportes
que hizo Calvino y explica -entre otras cosas- el uso de los púlpitos para
sembrar las ideas
capitalistas.
"En los períodos como el actual, las ideas religiosas y las
ideologías en general no compiten con las tecnologías. Ambas terminan siendo
compatibles y coherentes. Este es un proceso complicado ya que, lo que es
posible depende mayormente de lo que creemos. Las creencias filtran las
experiencias, condicionan las visiones de la realidad y modifican las
tecnologías y los sistemas que serán desplegadas. Pero las nuevas tecnologías
modifican las creencias así como ofrecen nuevas opciones éticas"
Es decir qué, las mismas nuevas tecnologías crearían un mundo donde la
economía es la base de un sistema de valores enteramente nuevo. Por primera vez
en la historia, la cultura y los valores humanos están siendo modelados por un
modelo económico de máximo provecho individual. Nunca antes las sociedades
habían quedado tan supeditadas al mercado comercial para determinar sus valores
y modelos de vida. La televisión y la informática han creado una fuerza cultural
penetrante como nunca se había visto antes. La televisión, la informática y las
películas han reemplazado al sistema educativo y aún las familias en la
creación de valores condicionando la visión del mundo. Esto es peor aún cuando
estos medios no se encuentran en manos de los estados, -a fin de cuentas con
alguna responsabilidad ante sus ciudadanos- sino que su propiedad y uso reposa
en las pocas manos de unos plutócratas investidos de poder omnímodo sobre las
sociedades y ninguna responsabilidad social. Empresarios traficantes de
información, de opiniones e ideas que ante nadie responden, nadie los elige, y
no poseen más legitimidad que la que les confiere una abultada chequera.
En un mundo determinado por la ideología del mercado en el cual en forma
progresiva y avasallante tratan de imponer el criterio del
Estado-Árbitro Parcial, en contraposición al Estado-Protector. Un arbitrio que,
por cierto, de acuerdo a la filosofía neoliberal, debe limitarse a garantizar
las reglas del juego dentro de un clima de igualdad de competencia y en todo
caso usar su monopolio de la violencia contra los pueblos, y que por tanto
renuncia a la deuda que tiene de parcialidad por los más débiles es el
camino al infierno para la humanidad entera. Una sociedad global que tiende a
eliminar políticas que protejan al débil, para ponerlos a competir por el
bienestar en "igualdad de condiciones". Unas estructuras que se proponen
arbitrar un combate entre un desnutrido y famélico, contra el boxeador peso
pesado Mike Tyson, y cuyo deber moral debe limitarse a que no se peguen por
debajo del cinturón, y los guantes sean del mismo tipo y onzas. ¿No está
propiciando la más grave de las desigualdades? ¿Tiene alguna
oportunidad el débil de algo más que ser destrozado?
El hombre deja de ser buen samaritano, a lo que está llamado por su
naturaleza de orden superior, para ser un animal sanguinario cuya
entidad interpreta tan bien el sistema de mercado -, al desechar los
valores de: solidaridad, justicia, compasión y caridad, que deben ser los que
orienten y determinen el uso y el hacer de las tecnologías. Es, por decirlo así,
la sabiduría necesaria para tanto conocimiento lo que hace falta y niega este
sistema de antivalores. En este caso, Karl Popper en su libro "Conjeturas y
Refutaciones del Neoliberalismo", lo expresa así:
"El Estado es un mal necesario, por lo que sus poderes no
deben multiplicarse excesivamente. No obstante su necesidad es insoslayable.
Para demostrarla, no se tiene que apelar a la concepción del hombre sustentada
por Hobbes: "Homo homini lupus" (el hombre es un lobo para el hombre). Por el
contrario, puede demostrar su necesidad, aun si suponemos que "Homo homini
angelus", es decir que, a causa de su bondad evangélica, nadie perjudica a
nadie. Pues, aun en tal mundo, habría hombres débiles y fuertes, y los más
débiles no tendrían ningún derecho legal a ser tolerados, y menos ayudados, por
los más fuertes, sino que tendrían que vivir agradecidos de su bondad por
soportarlos. Quienes, débiles o fuertes, piensen que este es un estado de cosas
insatisfactorio, y que toda persona debe tener derecho a vivir y ser protegido
contra el poder del fuerte, estará de acuerdo en que necesitamos un Estado que
proteja los derechos diferenciales de todos"
Esa es la discusión que debe darse. Frente a una propuesta que coloca lo
social por encima del interés individual, la complementariedad frente a la
competitividad, la igualdad frente a la explotación del hombre por el hombre, la
solidaridad frente al egoísmo ¿Qué tiene que ofrecer la ideología capitalista?
¿Qué esperanza tiene el ser humano en general y el venezolano en particular, de
alcanzar la felicidad y justicia necesarias, dentro de un sistema que se
fundamenta en los antivalores que hemos indicado por boca de algunos de sus
exponentes más conspicuos? Ese es el debate. ¡Vamos a debatir ideas, valores y
principios!. Venezuela, Latinoamérica y el mundo lo exigen y no merecen nada
menos.