¿La Oposición?*

Hacer oposición es ejecutar la acción de oponerse a algo o a alguien, es expresar contrariedad o resistencia. Pero entre la palabra, gramaticalmente entendida, y la acción políticamente practicada, hay tantas diferencias como formas y razones para oponerse existan o se tengan. Políticamente hablando, puede haber oposición hasta entre integrantes de una misma organización. No en pocos casos en la historia política mundial, sectores de una organización pactaron con otras organizaciones, aun contrariando las posiciones de compañeros de su propia organización. Tal es la complejidad de la oposición.

Pero, cuando nos referimos a la oposición que en Venezuela se practica –no la que se habla-, contra el gobierno actual, considero que es un error establecer que existe una Oposición –la mayúscula intenta aludir a organización-, que funciona coherentemente organizada, sin diferencias, con similares intereses, con iguales métodos, con influencias y prácticas políticas idénticas, con una visión ideológica igual; es decir, casi como un partido monolítico. Esta caracterización de los factores en la oposición venezolana, metidos todos dentro de un mismo saco, puede ser útil en un momento político, pero puede resultar inútil, y hasta peligroso, en otro.

No se trata de un problema de belleza lingüística o de exageración analítica, se trata, más bien, de un problema vinculado a la expresión de las fuerzas que se manifiestan en la lucha política y, sobre todo, de una lucha política donde lo que está en juego no es un gobierno, sino concepciones o visiones diferentes del poder, de su ejercicio, del Estado y de la sociedad.

Es absolutamente erróneo afirmar en Venezuela, que la Oposición obtuvo en las recientes elecciones venezolanas un resultado exitoso, medio o desastroso. Más bien debería decirse que el factor Un Nuevo Tiempo (UNT) obtuvo la gobernación y cuatro alcaldías en el Zulia; la Alcaldía de Baruta, en el estado Miranda y la de Maneiro (2.814) en Nueva Esparta. Es más apropiado afirmar que el partido Primero Justicia obtuvo la gobernación del estado Miranda, la Alcaldía del Municipio Sucre de ese estado y de Arismendi (3.334), en Nueva Esparta; es correcto decir que COPEI (118.477), aun moribundo, obtuvo la gobernación del estado Táchira y la Alcaldía de San Cristóbal (51.915), la Alcaldía del Municipio García (2.758), en Nueva Esparta, Simón Bolívar (6.611), en Zulia y que el denominado Proyecto Venezuela se ha hecho de la gobernación del estado Carabobo (217.786), ganando apenas la Alcaldía de Naguanagua (21.198), pero perdiendo en El Hatillo (265). Hay tantas complejidades en la política de los factores de oposición que a veces no sabe si el Alcalde electo del Distrito Metropolitano, es de Alianza al Bravo Pueblo, partido del cual es su líder principal –o único (22.197 )-, o de Primero Justicia, partido que aportó el mayor caudal de votos (236.587), o de Acción Democrática (91.839), quien lo propuso e impuso, y del cual formó -¿o forma? parte. Caso semejante ocurre con Morel Rodríguez en Nueva Esparta, donde AD aporta 41.341 votos (adeco es adeco hasta que se muera), o se trata de un proyecto personal y, cuando más, familiar.

También está el caso de Leopoldo López, quien gana con Graterón en Chacao la Alcaldía con un aporte de "iniciativa propia" de 11.950 votos (23,34%) y ningún voto de UNT, partido del cual se supone, es uno de los principales dirigentes.

Si esto se toma en consideración, entonces será fácil entender que muy pronto Ledezma y PJ, podrían entrar en divergencias; y que Rosales, López, Borges (¿o Capriles?) y Salas- sin olvidar a Ledezma-, estarían ya disputándose candidaturas presidenciales.

No puede perderse de vista a AD, quien se hace de la Alcaldía del El Hatillo (6.520 votos), Aricagua (1.521), Libertador (23.521), Miranda (3.960), Tovar (6.519) y Zea (1.517), en el estado Mérida; Mariño (9.768), en Nueva Esparta, Santa Rita (6.133), en Zulia, pero con unos 600 mil votos a nivel nacional, convirtiéndose en el tercer factor opositor y desplazando a PJ, respecto de las elecciones de 2006.

Dicho de otro modo, si esto se analiza desde la brevedad individual de cada factor y, no sólo –mucho menos exclusivamente- como un factor monolítico e inquebrantable-, es posible entonces trabajar sobre las divergencias, diferencias, contradicciones y aspectos insalvables de esos factores que, en realidad, no son uno solo, ni constituyen una alternativa frente a sus seguidores y mucho menos frente al pueblo venezolano. Carecen de programa, de visión única y hasta de intereses comunes.

La cosa es tan cierta que ya cada factor ha comenzado a sacar sus cuentas, a "inventariar" sus aportes y a buscar las maneras de exigir las cuotas que le corresponden. Cada cual comenzará a "cobrar" y cada cual a ver si paga o se lleva la cabuya en la pata.
Un caso curioso es el de Barinas, si se afirmara que la Oposición obtuvo 43,95% de los votos (Julio C. Reyes), entonces habría que preguntarse, ¿por qué Rafael Simón Jiménez, candidato por MAS, AD, COPEI, etc, etc) afirma que la oposición (factores) obtuvieron apenas el 4,93% de los votos (14.505)?.

La política se ha vuelto más compleja, más interesante, más dinámica. ¿Cuántos factores opositores asumirán la democracia como la vía para confrontarse, cuántos intentarán desde sus nuevos espacios de poder, adelantar caminos distintos?. De cómo se desenvuelvan las caracterizaciones y contradicciones entre estos factores, también dependerá el curso de la lucha política de los próximos meses.


*No hemos indicado todas las alcaldías obtenidas por cada factor en la oposición, y le hemos atribuido la ganancia, al factor que encabezaba. Tampoco hemos incluido los legisladores regionales que cada factor ha obtenido.


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