Sólo esperaba que se hicieran los análisis, los golpes de pecho, los sangramientos por las heridas, y todo lo que puede decir de unas elecciones como las pasadas para hacer unas breves reflexiones sobre este acto histórico. Queda entonces a la calma y a la meditación moldear el detonante para una nueva historia, un nuevo período, nuevos retos.
Es hora que América Latina
comprenda que la propuesta de la Revolución Bolivariana no se sustenta
en un acto emocional, trazado por las pasiones de un momento, de un
gobierno o de un heroísmo protagónico circunstancial, sino a un profundo
cambio de estructuras sociales a todos los niveles que este pueblo exige.
Ni siquiera se trata de la
razón carismática de un líder como Hugo Chávez, que tiene todos
los méritos para llevar adelante este proceso, sino de todo un nuevo
modo de vida en el que la socialización de todos los sistemas de producción
se ponen a la orden de la grandes mayorías para suplir necesidades
y arribar a una estadio social superior, que el Comandante Presidente
ha retomado la bandera y las palabras que en su momento expreso Simón
Bolívar para identificar el objetivo “la mayor suma de felicidad
posible” para este pueblo latinoamericano.
De manera que el triunfo de
la Revolución Bolivariana en este proceso electoral no se corresponde
con enormes gastos en publicidad, del mensaje sensiblero, o la emoción,
la misma derecha que hace uso de la desorientación para vender sus
productos electorales fue sorprendida cuando el pueblo voto masivamente
y decidió los resultados vistos. Se trata del reconocimiento de una
gestión de alto nivel, de los hechos y las respuestas a las demandas
satisfechas de toda la población venezolana sin discriminación, incluyendo
por supuesto a la clase media, incluso a aquellos que no votaron rojo
y que sin embargo se ven servidos por una serie de acciones favorables
en el ámbito social, económico, político y cultural, de la vivienda,
reivindicaciones laborales, las finanzas, la bonanza comercial etc.
Ahora decir que no ha habido
bonanza social y económica en estos años, es colocarse unas
gringolas globovizadas y aceptar la mentira como un hecho como lo hacen
alunas emprsas de comunicación privadas. Estamos entonces ante un fenómeno
que merece ser analizado con calma y con sumo cuidado porque hubo resultados
especialmente negativos para la derecha, y también hubo sorpresas dentro
de la revolución bolivariana.
Podríamos especular en el
segundo de los casos que la gente ya sabe la significación de lo que
es el socialismo, lo siente, lo experimenta, pero cuando la oferta electoral
no comulga con los resultados y los hechos de una gestión supuestamente
socialista, este pueblo no perdona, es difícil entenderlo a veces,
uno se pregunta ¿cuáles son los parámetros que el pueblo tiene para
seleccionar a casi todos los alcaldes chavista de un estado y no elige
a un gobernador chapista del mismo estado?. ¿Qué vieron y sintieron
ellos para expresarse de tal manera? No hay dudas que fue una respuesta
a la gestión tanto en Miranda, Carabobo, Táchira y Caracas.
No obstante el revés parcial
en esas cuatro regiones, la gran victoria obtenida por el Chavismo en
el escenario político nacional nos deja claro el mensaje, el pueblo
ha madurado y quiere cambios sustanciales. Esta vez el compromiso se
asume con responsabilidad y en cabal conciencia del significado de lo
que es el socialismo y no una simple palabra para arengar tratando
de copiar los llamados del Presidente Chávez. No se trata de copias,
se trata de hechos y realidades, se trata de socializar los medios,
se trata de darle poder efectivo a las clases populares y que ellos
asuman a través de los mecanismos competentes las soluciones a sus
necesidades con el apoyo del estado revolucionario.
La consecuencia y persistencia
del Presidente Chávez en los objetivos políticos que desde hace mucho
tiempo propuso, tiene una significación importante, pero esa cualidad
por si sola no daría resultados sino hay un acompañamiento social
masivo como lo demostró el pueblo venezolano y lo seguirá demostrando
con los dirigentes regionales y locales del PSUV, pero que nadie se
llame a equivocación con el pueblo porque ya este proceso de conciencia
socialista no la detienen ni los paramilitares acompañados por agentes
del terror norteamericano, que con seguridad arreciarán sus ataques
con las puertas abiertas en dos estado fronterizos con Colombia: Táchira
y Zulia, en el objetivo de generar descontento y zozobra social.
Ahora el reto es quizás más
sencillo que el que acaba de concluir, se trata de una nueva conquista
que el pueblo venezolano tiene delante y que derivará en la reelección
del Presidente Chávez y en las nuevas formas políticas orgánicas
que el país requiere para seguir desarrollando su potencialidad socioeconómica.
Para allá vamos con todo.