Es asombroso como el tiempo y el espacio en el cual se desenvuelve el ser humano hace que sus valores, prácticas y sentimientos permuten con lentitud pero sin pausa. Digo asombroso y quería decir lamentable, porque muy raras veces estas permutaciones son hacia cambios transformadores, revolucionarios, pero si así es por alguna razón será. Estos cambios más bien responden a adaptaciones a la realidad que nos circunda, acomodaciones que responden a una necesidad de equilibrio, de estabilidad. Dos fuerzas opuestas que se anulan una a la otra y para que exista dinamismo es necesaria una tercera, ¿es la esencia de la vida?. Como diría Carlos Marx; el paso de un tipo de sociedad a otra se efectúa como resultado de la oposición de dos fuerzas que se enfrentan por el poder. Sin embargo, el poder económico que controla a los otros poderes (cultural, social, político, jurídico, religioso, sindical, etc, es decir a la superestructura del Estado Capitalista), se anula con el poder de la clase obrera organizada, pero mediatizada por los antivalores del poder dominante (esto lo demuestra la realidad Venezolana). El resultado no es el salto a una nueva sociedad, hace falta una fuerza desequilibrante, que proporcione dirección a esa masa de fuerza productiva rebelde al poder capitalista, una masa inconforme pero inconsciente, desorganizada, sin norte. Necesita de una vanguardia que canalice o le inyecte energía, la convierta en una clase consciente, revolucionaria, con objetivo, con principios y estrategias, dotada de herramientas de análisis y evaluación, que permitan la lucha por el poder y su transformación en correspondencia con sus intereses de clase. Pero como vanguardia, ¿debe esta surgir del seno de la propia clase obrera?.
El PCV, ¿surgió como una alternativa a esa vanguardia?, ¿nace en la clase obrera? o ¿es una creación de intelectuales, descendientes de la clase media alta, que inconformes con la realidad pretendieron constituirse en los formadores de conciencia revolucionaria entre los obreros?. Los partidos políticos de izquierda han desarrollado una misión que pareciera coincidir con los religiosos, solo que esta última responde a “intereses” espirituales mas que materiales. El parecido es que quieren mostrar a los obreros, productores de toda mercancía que se consume en la sociedad, como alcanzar la mayor suma de felicidad en este o en el otro mundo (si no se puede en este). Otro parecido es que, los que quieren alcanzar este estado de felicidad deben ir a una iglesia a recibir la palabra transformadora, una llena de valores y rituales capitalistas.
En el partido, entre ellos el PCV, se necesita que el “pueblo” (una mezcla de clases), se dirijan a los centros formadores de cuadros, donde los valores y rituales capitalistas crearán a los revolucionarios que garantizarán la fuerza opositora a los oligarcas. Pero no necesariamente la fuerza transformadora, pudiera ser el segundo partido del bipartidismo electoral. Si quiere pregunte a un cuadro del PCV si durante su formación no se le enseñó que habían dentro del partido, diferentes niveles organizativos y por lo tanto de liderazgos: dirigentes de base, locales, regionales, nacionales, buró político, etc. Una estructura organizativa verticalista imprescindible para poner en práctica tácticas y estrategias necesarias para alcanzar el poder, poder burgués amigos comunistas del PCV.
Por ello no es sorprendente que ayer pelearán con el comandante bolivariano por alcanzar cuotas de poder político y “económico”, ¿económicos también verdad camaradas? Están ustedes conscientes que esta revolución la creó nuestro comandante, no el PCV y sus cuadros, no la clase obrera formada por el PCV. Esto debe molestar algo, tener que aceptar que no es el PCV, el partido de la clase obrera, quienes nombren los beneficiaros de esta lotería. Son espectadores como todos, por lo que eso de vanguardia les queda feo, más que eso, es contradictorio. Hoy no existe una vanguardia revolucionaria, ustedes no son sino un partido socialdemócrata más, como casi todos los partidos que “hasta ahora” se han constituido para representar la clase obrera. Clase que sigue sumida en el sindicalismo burgués, esperando que el presidente les cree nuevos espacios de participación (consejos obreros), especie de cogobierno que demuestren como es posible una sociedad donde capitalistas y socialistas pueden convivir en paz, sin violencia, sin enfrentamiento como lo manifestó Carlos Marx.
Por lo menos Hugo Rafael Chávez Frías tiene una actitud consecuente con lo que planteó desde sus inicios, llevar a la sociedad hacia la mayor suma de felicidad para todos, sólo que se ha dado cuenta que sin él esa propuesta no tiene defensores, es la historia calcada de Simón Bolívar, “arar en el mar”. Luego de dar toda su energía y su vida se encuentra con la triste realidad, que sólo él entendió lo que se estaba buscando. El objetivo no era común, mucho menos la estrategia y los valores. Hace falta un partido de vanguardia, formador de cuadros revolucionarios, que usen la estructura del estado burgués para demostrar como no se deben hacer las cosas y porqué. Que tomen ejemplos de la realidad, el fracaso contundente de Diosdado Cabello en la gobernación de Miranda y el éxito de Henri Falcón en Lara. Explicar este fracaso y este éxito, a la luz de la ciencia subversiva revolucionaria, poner en evidencia cuál de los dos casos está más casado con el objetivo revolucionario de la clase obrera.
Analizar la propuesta de reelección bajo la óptica del interés de la clase obrera y en definitiva, plantearse si es verdadera esta propuesta de que la clase obrera es condición necesaria para la transformación de la sociedad. El Comandante Bolivariano ha logrado alcanzar el poder y mantenerlo, lo ha colocado en beneficio a las clases excluidas y ha mantenido los intereses capitalistas regulados en un margen que pudiese llamarse “humanista”. Es decir, la explotación de obreros existe, no se ha eliminado, pero satisfacen sus necesidades de alimentación, vivienda, educación, salud, recreación, haciendo uso de los tributos de las empresas públicas y privadas, de fondos del ingreso petrolero (¿la tercera vía?). Le plantean al capitalismo, que si lo desean mantengan el nivel de vida que les proporciona el capital, eso sí sin esa avaricia demente, egoísta, excluyente, y desproporcionada, que ante la deslumbrante avalancha de privilegios burgueses está la muerte por hambre y la miseria de un grueso sector de la población.
El Socialismo del Siglo XXI, planteamiento del comandante bolivariano, debe ser tomado por un partido de vanguardia, que lo construya ideológicamente, lo plasme en un conjunto doctrinario, que sea digerido por el partido y lo ¿lleve a la clase obrera para su comprensión y desarrollo?. ¿El PCV podría hacer esto?, lamentablemente esto se pone en duda, su casi desaparición del espectro político nacional cuestiona esta posibilidad. Los resultados del 23N, dicen que los simpatizantes son muy escasos y su militancia mucho menor aún. Debe por compromiso histórico hacer esfuerzos por sintonizarse con la realidad, revisar su doctrina, sus principios y tratar de ver sus orígenes, en caso contrario únanse al PSUV y desde allí construyan el socialismo del siglo XXI.
El comandante ha dicho que no desea una nueva clase rica, formada desde los puestos de trabajo directivo de las empresas del estado, pero está sucediendo y no hay como detener esto. Manifiesta que debe ser evitada la corrupción pero no hay forma de hacerlo. Que no debe haber abuso de poder desde el gobierno, pero no parece haber forma de contenerlo. Ante la imposibilidad de reformar la constitución para crear el poder popular, por un error suyo en la presentación de la oferta, y por limitarse en el texto constitucional a una solicitud en el mismo período, solo queda un camino: mantener el poder ejecutivo nacional, sólo posible con un candidato, el comandante bolivariano mismo. “Por ahora”, esa debe ser la tarea “revolucionaria”, pero sigue el problema, ausencia de un partido vanguardista casado con la clase obrera y su papel revolucionario en la historia de la humanidad.
* Militante del Batallón Socialista Paraiso Unido