Matavotos y matavotantes

El 24 de febrero de este año en mi artículo "Matavotos" reseñé personajes del Gobierno o de la oposición dedicados a aniquilar los sufragios de su propio bando.

Entre los Matavotos reseñé el candidato sin obra, ideología ni trayectoria; el nombrado a dedo sin consenso de las bases; el autoreelegido por sí mismo; el inventor de trámites inútiles que vuelven martirio cualquier diligencia; el legislador que no legisla; el gobernador que no gobierna, el fiscal que no fiscaliza, el contralor que no controla, el defensor que no defiende, el Conatel que no aplica Ley Resorte.

Cada quien se topa con el Matavotos que no se merece. Hidrocapital envía la factura después de que está vencida, corta el agua sin aviso y después cobra 42.000 bolívares por restablecer el servicio. Imagínense cuántos sufragios asesinó en una población urbana condenada a morir de sed. Gracias, Hidrocapital, por votos aniquilados.

Hace semanas gestiono copia de una partida de nacimiento que necesita una joven para inscribirse en la universidad. En el Registro Central dicen que Baruta no le envía los libros; en Baruta dicen que ellos no expiden copias porque los libros están en restauración, y envían a Los Teques, donde el Matavotos encargado remitirá al solicitante al Archivo de Indias. Así se asesinan votos.

Los Matavotos son infinitos, pero caben dentro de dos especies que clasificó Manuel Vicente Romero García: las nulidades engreídas y las mediocridades consagradas.

Nulidades engreídas pudieran haber granjeado para el proceso bolivariano la pérdida de Carabobo, Zulia y Táchira con la consiguiente amenaza de Media Luna secesionista; acarreado la pérdida de parte de la capital y del estado que estratégicamente la domina.

Mediocridades consagradas de la oposición evitaron que ésta superara su cuota histórica de 41,6% de sufragios, le acarrearon la pérdida de Guárico y Sucre y de 263 de 326 alcaldías.

A juzgar por los resultados, hubo cerrada competencia de Matavotos en ambas filas.

Reconocemos los indiscutibles méritos como genocidas de sufragios que exhiben candidatos y partidos opositores, pero no podemos esperar que toda la vida sigan llamando a la abstención para regalarle a los bolivarianos la Asamblea Nacional entera o el mapa rojo rojito.


Admitimos los señalados merecimientos de exterminadores de votos de renombradas personalidades del proceso bolivariano; pero la oposición no puede seguirles entregándoles eternamente un Poder Legislativo íntegro y un Poder Estadal y Municipal casi completo para que los utilicen en no hacer la Revolución.

No basta con esperar a que el adversario mate sus votos: también hay que sembrar los propios.

En este país todos nos conocemos. Siembra confianza y por lo tanto votos el candidato conocido por su obra, su ideología y su trayectoria.

Candidato con cero trayectoria, cero ideología, cero obra es el descanse en paz de los sufragios.

Cosecha masivamente votos el candidato que hace lo que predica y predica lo que hace. Quien receta socialismo y practica capitalismo o practica enriquecimiento sin causa mientras encomia el socialismo sin defectos, desaparece votos y fondos públicos.

Trabajar es sembrar votos. Sembrar casinos es sepultarlos.

La familia de quien siembra votos son sus votantes. La parentela del matavotos son sus empleados.

Viene una nueva y decisiva consulta popular: la ganará quien más éxito tenga en expulsar a sus propios matavotos y enviárselos al adversario.

La culpa no la tiene el matavotos, sino quien le da la podadora.

Mientras los comandos de cada grupo calculan e interpretan porcentajes, tres noticias escalofriantes se cuelan entre la cortina de sufragios.

Grupos de la oposición que ganan o creen haber ganado elecciones regionales expulsan por la fuerza de sus locales personal de lasmisiones,médicos,trabajadoressociales.

El cónsul de Colombia en Maracaibo, Carlos Galvis Fajardo, es retirado por su propio Gobierno cuando se divulga una conversación en la cual afirma a José Obdulio Gaviria, asesor del Presidente de Colombia, que "las cosas salieron muy buenas acá en el sitio donde estoy", que "las dos personas son muy buenos amigos y pienso que, para el trabajo nuestro de allá, debe ser maravilloso"; que el ganador en Zulia, Pablo Pérez, es un "muy especial amigo acá de nosotros", al igual que Rosales, y que "ya en la mañana hablé con ellos, y nos vamos a reunir para mirar a tomar unas acciones ya a nivel de gobierno".

Casi simultáneamente, la noche del 27 de noviembre son asesinados los dirigentes sindicales Luis Hernández, Rafael Gallardo y Carlos Requena, después de apoyar a los trabajadores en un conflicto laboral con la fábrica colombiana de alimentos Alpina. El crimen se perpetra con técnicas de sicariato, en la más pura tradición del arreglo de conflictos sindicales por empresas radicadas en Colombia, como la CocaCola. Dos de las víctimas pertenecían a la UNT; otro era candidato en las elecciones.

La falta de sanción contra los homicidas de centenar y medio de dirigentes campesinos rinde así su previsible fruto: el sicariato se vuelve método ordinario e impune para resolver controversias sindicales y quizá electorales.

Estamos en un punto pivotal de nuestra historia: si el Estado no toma medidas contundentes y ejemplares contra tales crímenes, ello equivaldrá a confesar que ha perdido el control de la situación y que corresponde a la sociedad asegurar su legítima defensa.

Desde hace años denuncio una infiltración paramilitar que se inició por Zulia y el Táchira y que, según mi servicio secreto, ya llegó a la frontera con Guayana Esequiba.

La vía pacífica al socialismo no puede ser cerrada por quienes andan por los caminos de la guerra. O se los sanciona, o las próximas elecciones no se decidirán matando votos, sino matando votantes.

PD: Circula mi nuevo libro Socialismo del
Tercer Milenio en edición de Monte Ávila
Latinoamericana.

luisbritto@cantv.net
http://luisbrittogarcia.blogspot.com


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Luis Britto García

Escritor, historiador, ensayista y dramaturgo. http://luisbrittogarcia.blogspot.com

 brittoluis@gmail.com

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