O como Chávez no siempre puede salvarnos

El despecho 23N por Miranda, Carabobo y Zulia

El despecho lo da la rocola, no el desamor. Vos te ponéis a escuchar La copa rota, Cuatro cirios, Amor gitano, Noche de ronda, ¡La calandria! y agarráis un guayabo ¡primo! de esos que te hacen comer balas.

Algo así le esta pasando a algunos camaradas después del 23N. Se han quedado pegados a la “rocola” de los “medios” de la oposición y andan –algunas y algunos- que hay que recogerlos con cucharita. Otros y otras se declaran “preocupados”, que es una forma más sutil de decir, en buen venezolano, que están “cagaos”.

La razón del despecho y/o de la “cagazón” es que “la oposición avanzó”, que ganó Miranda, Carabobo y la Alcaldía Mayor, “qué ganó los estados más importantes”, ¡en fin! La razón de tanto despecho no es otra que la “ranchera” desafinada de la “rocola” mediática oposicionista.

¿De verdad Miranda y Carabobo son los estados más importantes del país? No incluyo Zulia porque aquí ya gobernaba la oposición. Pero Carabobo, por ejemplo, es más importante que Aragua, que lo tiene al lado. Miranda es más importante que Lara o que Bolívar. ¡Échele cabeza! ¿Todos los estados llaneros son menos importantes que Miranda y Carabobo? Anzoátegui, Sucre, Monagas, Falcón, por separado y en conjunto, son menos que Miranda y Carabobo.

¡¡Por favor camaradas enguayabados!!, si la oposición sólo hubiera ganado en Delta Amacuro, en Apure o en Yaracuy, la “rocola” mediática se hubiera dedicado a decir que esos son estados “estratégicos” o se hubieran inventado cualquier otra historia para hacer de ellos otra “plaza Altamira”, como ahora intentarán hacer con Miranda, Carabobo y Táchira.

Esos tres estados sólo son más importantes que los 17 estados donde ganó el Psuv, en el discurso mediático de estos días, al que muchos, lamentablemente, se han sometido sin antídoto a la mano.

¡Ah! Es que están más cerca de Caracas, en el caso de Miranda y Carabobo, ¡bueno! eso coincide con la visión que la cuarta República tenía del país. Los adeco-copeyanos pensaban y veían a Venezuela desde Caracas y hacia Caracas. Mientras más cerca estabas del Palacio de Miraflores más importante eras, no me extraña que los “medios”, como “viudas” del fenecido régimen adeco-copeyano, se alegren porque ganaron estados cerca de Caracas.

Pero eso, en verdad, ¡piénselo bien!, no hace a Miranda y Carabobo los estados más importantes del país.

¡Qué son los más visibles! –insisten algunos enguayabados- ¡Claro! ¿Quién los hace visibles? Las mismas televisoras, radios y periódicos que se han dedicado a decir que son los más importantes.

¡Pero ganaron Caracas también! –lloran algunos desconsolados- Si, es verdad, ganaron la Alcaldía Mayor ¿y? ¿Qué esperaban? ¿Vos creéis que se pueden hacer malos gobiernos y seguir ganando elecciones porque sois rojo rojito?

Otra cosa, ¿no te acordáis que en el proyecto de reforma que se sometió a referendo el 2D y que perdimos, se incluyó lo de pasar al Distrito Metropolitano a Distrito Federal o algo así? Desde hace rato todos y todas en el país sabíamos que la cosa no andaba bien con la llamada Alcaldía Mayor, que su capacidad para funcionar es muy limitada, ¿por qué no se hicieron los correctivos a tiempo por otras vías? ¿Por qué se corrió la arruga con la Alcaldía Mayor?

Además, ¡mirá pa´ca! De los 3.177.433 electores que tiene la Alcaldía Mayor, donde perdimos, 2.091.317 corresponden al municipio Libertador, donde ganamos.

De tal forma que no debería preocupar tanto la pérdida de la Alcaldía Mayor –entiendo que de arrechera, sobre todo tener que calarse a Antonio Ledesma- como el hecho de que en el municipio Libertador, con uno de nuestros mejores candidatos, el camarada Jorge Rodríguez, no ganamos por paliza, pero ganamos.

En el caso de la Alcaldía Mayor, como en el de Miranda y Carabobo, seguimos chocando con los símbolos del país que creo la “cuarta”. Si vemos el asunto desde otras perspectivas, por ejemplo, desde el punto de vista de la seguridad del Estado, es más grave o peligroso que hayamos perdido la Alcaldía de Maracaibo –en cuya jurisdicción han capturado últimamente varios capos del narcotráfico internacional- que perdiéramos la Alcaldía Mayor.

Los “medios”, como viudas de la “cuarta”, se empeñan en decir que Carabobo, Miranda y Táchira son los estados más importantes del país para maximizar su triunfo, pero ¿vos creéis que a la oposición no le está doliendo aún haber perdido Guarico, Sucre y Aragua, que ya creían de ellos? Sobretodo Aragua, eso seguro les está ardiendo.

Vos creéis que no les duele haber perdido alcaldías como la de San Francisco y Cabimas en el Zulia y el bojote de alcaldías que perdieron en todo el país. Es verdad que algunas de estas alcaldías las ganamos porque los votos de la oposición se dividieron, pero eso sólo hace doble la derrota para ellos: están perdidos y divididos.

Que la opinión: “Miranda y Carabobo son más importantes que los 17 estados en los que ganó el Psuv” se impusiera sobre el resto de las opiniones o interpretaciones de los resultados de las elecciones del 23N sólo revela algo que ya sabemos, que en materia de comunicaciones ellos nos siguen llevando la delantera.

Esto ya está muy largo, pero si aún tienen ganas de leer, vamos a entrarle un poquito a los números.

El camarada Cheo Peñalver, a quien felicito por su acucioso artículo El municipio Sucre o el mito de una derrota (II), hace un análisis con base a los números electorales que es irrebatible, como el mismo lo señala, es la “realidad de los números”.

Lo que Peñalver dice sobre Miranda coincide, además, con todos los demás estados del país, si se compara la votación de la oposición en las elecciones del 2004 con la votación del 23N pasado, se notará que hay un “crecimiento” en algunos casos de hasta 200%. El voto chavista también creció, pero no tanto como lo hizo el oposicionista.

Ahora, metamos otras consideraciones en el análisis a ver que pasa:

1.- Las elecciones del 2004 fueron dos meses después del referendo revocatorio del mandato en el que el presidente Chávez le metió una “coñiza” democrática a la oposición. Del tal forma que cuando se presentó a las elecciones para gobernadores y alcaldes, -¡dos meses después de la “coñiza”- la oposición estaba en su peor momento, anímica, moral y económicamente, incluso, perdieron estados en los que la mayoría pensamos que tenían que ganar como Miranda y Carabobo.

2.- ¡Coño!, ahora los coñazos son para nosotros, han pasado cuatro años, hay un desgaste inevitable, hay que considerar, además, la evaluación que los electores hacen de las gestiones de gobernadores y alcaldes aunque estos sean muy rojos rojitos.

3.- En las elecciones del 3 de diciembre de 2006 el presidente Chávez ganó los comicios con una votación que superó los siete millones de votos; aunque los gobernadores y alcaldes chavistas ya tenían dos años de gestión –algunos incluso tenían un periodo anterior cumplido-, es decir, los electores habían tenido tiempo suficiente para hacer una evaluación de sus alcaldes y gobernadores, esta evaluación, de haber sido negativa, no pareció afectar a Chávez. Al parecer, los electores distinguen claramente entre Chávez y los alcaldes y gobernadores chavistas.

3.1.- El municipio Maracaibo puede ser emblemático en esto. Fue el único o uno de los pocos en los que el presidente Chávez perdió en las elecciones del 2006, pero no se le puede atribuir al entonces alcalde Gian Carlo Di Martino, que ya tenía un periodo cumplido e iba por la mitad del segundo, el revés de Chávez en Maracaibo. Ya dijimos que lo más probable es que los electores diferencien entre Chávez y los alcaldes y gobernadores chavistas.

4.- La oposición abandonó su discurso de no participar en elecciones, dejó de desconocer al CNE y, en general, se animó en buscar la unidad que le garantizara ganar unas 12 o 16 gobernaciones, según estimaciones de la misma oposición.

5.- Del 2004 al 2008 la población electoral en Venezuela se ha ido incrementando de manera significativa. Ahora votó más gente.

Tomando estos cinco elementos en cuenta, me parece que el “crecimiento” de la votación de la oposición en Miranda que nos muestra Peñalver y que se repite en todos los estados del país, no significa realmente un “avance” de la oposición, sino más bien su recuperación. Su recuperación de la derrota del referendo revocatorio en 2004.

En aquel momento un filón del electorado que se anota en la oposición no se expresó, simplemente, fueron a la contienda derrotados. Recuerden que la abstención en las elecciones del 2004 rondó el 60%.

Un dato que parece confirmar que estamos ante una recuperación de la oposición y no ante un verdadero avance, es el total de votos obtenidos por la oposición en los comicios del 23N.

De acuerdo con datos suministrados por el PSUV, el total de votos obtenidos por la oposición el 23N fue 4.593.851, una cifra bastante parecida a la que obtuvieron en el referendo para la reforma constitucional de 2007, que fue 4.504.354 en la pregunta o bloque A. La que a su vez es ligeramente superior a los votos de la oposición en las presidenciales de 2006, 4.292.466.

¡A ver! La oposición se mantiene en el mismo rango de votación a nivel nacional desde el 2004 hasta ahora, entonces ¿avanzó o se recuperó?

El cuestionamiento que podríamos hacernos es que dejamos, en cuatro años, que la oposición se recuperara.

Si es cierto que la oposición esta conformada, fundamentalmente, por la clase media alienada, apartida, disociada y pitiyanqui, y sabemos que la fulana clase media venezolana sólo representa, aproximadamente, el 25% de la población del país, tras cuatro años de gobiernos chavistas, a escala nacional, regional y local, la confrontación Chávez-oposición no debería mantenerse en 60%-40%, como aún se mantiene, sino que debería ser, por lo menos, 75%-25%.

Si los chavistas solemos decir con sorna que el mejor aliado de Chávez ha sido la oposición torpe y golpista, entonces ¿Quiénes son sus verdaderos adversarios?

Ya se que esto está muy largo, pero hay un dato que aún no hemos considerado y que es vital para entender lo que paso el 23N. Me refiero a la participación, que llegó al 65,45%. Por primera vez en unas elecciones regionales y locales en Venezuela no se habla de “abstención”, sino de “participación”.

¿A qué crees vos que se deba este incremento de la participación en unas elecciones para gobernadores y alcaldes? ¿Qué ocurrió en estas elecciones que no había ocurrido en ninguna otra?

En efecto, la intervención del presidente Chávez. No afirmamos que sea la única, pero sin dudas, la principal causa del incremento de la participación parece estar asociada a que Chávez –que debía mantenerse en el palco reservado para el Cesar- bajó directamente a la arena y, literalmente, se echó al hombro a varios de sus gladiadores.

Chávez intentó transferir su capital político, contabilizado en votos, a sus candidatos, pero esta operación no siempre es posible hacerla con exactitud.

Nuevamente el municipio Maracaibo se nos hace emblemático. Si la operación de transferencia de capital político fuera exacta, nuestro candidato a Alcalde de Maracaibo, Henry Ramírez, y nuestro candidato a Gobernador, Gian Carlo Di Martino, debieron haber sacado, por lo menos, 270 mil 475 votos cada uno, que fue la votación lograda por Chávez en Maracaibo en las presidenciales 2006.

Pero Ramírez sólo logró 229 mil 374 votos, mientras Di Martino, 226 mil 100, es decir, 41 mil 101 votos y 44 mil 375 votos menos, respectivamente.

Desde este punto de vista, en dos años, de 2006 a 2008, la votación chavista en Maracaibo se contrajo o, la operación de transferencia de capital político no se logró con la mínima exactitud posible.

Pero miremos el caso del municipio Mara, también del estado Zulia. Di Martino sacó 40 mil 568 votos, casi la misma votación que obtuvo Chávez en ese mismo municipio zuliano en 2006, 40 mil 104 votos. Entre tanto, nuestro candidato alcalde, Luis Caldera, fue reelecto alcalde con 42 mil 710, unos 2.600 votos más que los obtenidos por Chávez en 2006.

El dato de Mara nos resulta aún más interesante cuando recordamos que en 2004, cuando fue electo por primera vez, Luis Caldera no era el candidato oficial del chavismo, y fue electo con apenas 18 mil 775 votos, mientras el candidato oficial del chavismo, José Castillo, sólo sacó 7.900 votos.

¿Por qué en el caso de Mara la transferencia de capital político pareció funcionar con exactitud, incluso, con intereses, pues Caldera logró 2.600 votos más, y no funcionó en Maracaibo, ni con el candidato a alcalde, ni con el candidato a gobernador?

Evidentemente, hay otros elementos en juego que no estamos considerando, por ejemplo, el perfil del candidato receptor del capital político, la percepción y el conocimiento que los electores tengan de éste, la calidad de la gestión que el mismo haya realizado, en caso de ir por la reelección o aspirar otro cargo, y las características del electorado regional o local.

En el Zulia, por ejemplo, esta operación aritmética de transferir capital político viene fracasando desde Jorge Duran, elecciones 2000.

Veamos el caso de Miranda, Chávez ganó en 2006 ese estado con 692 mil 717 votos, pero Diosdado Cabello lo perdió, tras cuatro años de gestión, con 506 mil 753 votos, 185 mil 964 votos menos.

Si la transferencia de votos hubiera sido mínimamente exacta, Cabello hubiera derrotado a Enrique Capriles, que sacó 583 mil 795.

En Carabobo los votos logrados por Mario Silva están lejos de los obtenidos por Chávez en 2006: 201 mil 823, de tal forma que nadie llore por los pingues 56 mil 290 que sacó Luis Acosta Carlez.

Ningún candidato del Psuv, al parecer, igualó o superó la votación de Chávez 2006, pero la transferencia de capital político, sumado a veces al propio capital político de los candidatos, fue suficiente para derrocar a la oposición. En 12 estados, la diferencia mínima a nuestro favor fue de 10 puntos, llegando a veces a 19% y 33%.

Ya dijimos que las gestiones de gobernadores y alcaldes chavistas, en caso de que la evaluación del electorado haya sido negativa, no afectaron a Chávez en 2006; parece evidente, también, que Chávez no siempre puede salvarlos.

ylich@hotmail.com


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