Casi todos los miembros de todas las clases sociales aspiran ascender
a la inmediatamente superior, los de la baja a la media, los de la
media a la media alta, y los de ésta a la alta. Este deseo o
aspiración se refleja de distintas maneras. Para ilustrarlo recurriré
a una tipología que supongo resulta muy familiar y frecuente y que
llamare "el renegado".
En líneas generales describiré al renegado como aquel que rechaza su
clase social y busca (vanamente sin saberlo) la aceptación de los
miembros de la clase superior, el que para tal fin considera menester
aprender a portarse como ellos, despreciando en el proceso los
indicadores de pertenencia a la clase que desea abandonar,
modificando, entre otros, sus hábitos de vestimenta y apariencia,
alimentación, los valores y léxico característico de su clase, para
adoptar los de la otra, por lo general a un costo superior al de sus
posibilidades económicas reales. Comenzará a comportarse así aun
cuando todavía no posea indicadores materiales reales de adscripción a
la nueva clase social. Honestamente no se cuantos renegados componen
la sociedad venezolana, pero estimo que su ocurrencia es bastante
significativa.
Es de notar igualmente que el renegado es una figura típicamente
urbana que puebla las ciudades de mayor estratificación social, aun
cuando es factible encontrárselo en casi todo el país.
Desde el inicio, el proceso de ilusorio "ascenso" del renegado se
caracterizará por un cambio de actitud, dirigido a lograr la
aceptación de los miembros de la clase superior. Para convencerlos,
deberán ser evidentes su admiración, adulación y supeditación
incondicional a los miembros de la clase target, y el velado o
virulento desprecio hacia su propia clase, el cual puede llegar a
incluir violencia y exclusión. En particular deberá ser notorio un
cambio en el contenido y estridencia de lo que comunica oralmente para
poder "demostrar el status superior".
Este proceso de "ascenso" social incluye por supuesto las preferencias
políticas. Resultara lógico entonces que un líder como nuestro Hugo
Chávez, que adopta como línea de identificación los valores y hábitos
característicos de la clase baja y del límite inferior de la media, se
encuentre con el rechazo de los renegados, rechazo que será mas
marcado o virulento mientras menos seguro esté de haber convencido de
su idoneidad a los miembros de la clase target. Ya no sólo hablará
en voz alta de indicadores materiales de clase, sino que también
proferirá el conveniente desprecio hacia Chávez y el Chavismo,
haciéndole gratis favor a los que nunca le permitirán acceso a su
círculo cerrado. El renegado en este sentido actúa como el mulato
aquel que le dice al de piel un poco mas oscura: "Yo soy mas blanco
que tu" y mas si con esa actitud logra el refuerzo de que algún
target le sonría con condescendencia.
La figura del renegado como realidad social es un elemento de
consideración dentro de la estrategia electoral de los amigos y
particularmente de los enemigos del proceso, Repasemos un poco
nuestra historia electoral en ese sentido.
Pese a que no pocas ejecutorias del gobierno han favorecido el ascenso
de la clase media, de nuevo la oposición y el mismo Hugo Chávez se han
ocupado de identificar la imagen del Presidente con elementos de clase
que solo remontan hasta el límite inferior de la clase media. Límite
a partir del cual aumenta la "antipatía social-electoral" del
renegado, la cual es explotada diariamente y hasta el infinito por los
medios comerciales de comunicación y los partidos de oposición (perdón
por la redundancia, como diría el Nolia)
Sin embargo, hasta el presente, visto los resultados de una decena de
procesos electorales, es evidente que ha sido poco el éxito que ha
tenido el discurso opositor dirigido exclusivamente hacia el renegado
que aspira ingresar a la clase media alta. De hecho, aun grandes
sectores de la población son proclives a un Presidente Chávez, que en
general promete llevar a la clase baja, la más numerosa, hacia la
clase media, segunda más numerosa. Así, la primera tiene ahora acceso
a salud, educación, vivienda, prestamos, alimentación balanceada,
etc., cuando antes sólo comenzaban a verse estos "privilegios" a
partir de la clase media.
La alegría con esos nuevos accesos encuentra un limite cuando el
votante percibe amenaza hacia un importante elemento de clase, la
propiedad privada, incluso cuando aun no la disfrute, y solo aspire a
disfrutar de ella, y sobre todo cuando perciba, como ahora, un
aumento progresivo del poder adquisitivo. Así, la pérdida de la
propiedad privada como resultado de la implantación del socialismo es
un argumento demostradamente peligroso cuando es utilizado por una
oposición insidiosa y mentirosa.
Precisamente fue ese el punto clave de la estrategia de oposición en
el 2007: realzar fraudulentamente, y al máximo, el riesgo de perder la
propiedad privada en nombre del socialismo, logrando la inhibición de
los votantes de clase baja y media que no querían "perder" lo logrado,
o por lograr.
La campaña del 2008 por el contrario se caracterizó por NO explotar el
riesgo de perder la propiedad privada, pero al mismo tiempo hizo mas
explicita la intención de implantar el socialismo del siglo XXI.
Hemos visto por un lado como Chávez recuperó la votación respecto del
2007 a nivel de todo el país, y como por el otro cedió espacio en las
ciudades con mayor número de renegados que emulan sin pensar el odio
de las clases sociales target hacia el socialismo, sin olvidar que
vimos también a lideres de la oposición de alta alcurnia aguantar el
asco de abrazar mulatos y gente humilde en los pueblos de Miranda lo
cual también tuvo sus resultados en esa población.
El nuevo intento de aprobación de una Enmienda Constitucional deberá
considerar estas percepciones de los votantes. La oposición insistirá
en que la reelección indefinida representa un peligro para el ascenso
social, sobre todo si se elige de nuevo a un "ordinario como Chávez
con todos sus delirios comunistoides igualitarios y retrógrados".
Ante lo cual el gobierno debe dar muestras de que garantizará un
modelo de sociedad que evidencie una verdadera promoción social a
nivel general, sin abandonar la prioridad que debe dar a los más
estancados, asegurando la permanencia de los indicadores de mejora en
los niveles de vida y propiedad de las clases bajas y medias, los
cuales por supuesto nunca estuvieron amenazados, sino mas bien
garantizados en el texto original del Proyecto de Reforma
Constitucional del 2007.
Para una victoria contundente, Chávez debe proyectarse como el futuro
deseable del país, como factor indispensable para el bienestar y la
promoción social general y permanente. Debe lograr al mismo tiempo
desenmascarar a los líderes de la oposición para que sean expuestos
como lo que siempre han sido y han terminado siendo hasta ahora: el
pasado, la opción política que nunca promovió sino mas bien impidió e
impedirá el ascenso social, donde el renegado nunca fue mas, y nunca
será mas, que un lacayo sin otra oportunidad que la de ser usado y
desechado. Es un deber socialista rescatar al renegado de su error y
permitirle abrir los ojos a la verdadera dinámica social que le
esperaría del lado de los lideres de la desdeñosa, racista, clasista y
verdaderamente retrograda oposición. Hay que integrar a los renegados
con la revolución para imprimir no una derrota por un millón de votos,
sino una derrota que haga justicia a la verdadera calaña de la elite
opositora.
alvenmiguel@gmail.com