Unidad para cambiar y modificar y transformar y revertir debe ser nuestra consigna, y con ella alcanzar el bienestar colectivo. Inclusive permitiendo la incorporación de otros pensamientos, otras experiencias, otras realidades y otras visiones del mundo. Un mundo a punto de escaparse ante el asombro de las mayorías tele-invidentes. Nuestras manos podrían quedar vacías, simplemente por razones humanas: odios, egoísmos y mezquindades. Al final ninguno logra caminar en contra de la corriente. El orden natural termina imponiendo su criterio. Los ríos, por muy tumultuosos que parezcan, corren hacia la mar tranquila. De todos depende esa paz marítima y marinera.
Unidad en la diversidad. Incluir a los excluidos. Volverlos protagonistas de sus acciones. Darles herramientas para su reconocimiento como habitantes y como ciudadanos. Incorporarlos. Y juntos labrar un futuro. Porque éste es de todos. Y no pertenece a unos pocos. A quienes se acostumbraron a controlar todo, les llegará su hora. Ellos, tarde o temprano, rendirán cuentas frente al dios natural o el dios religioso. Dios o Naturaleza para dirimir situaciones mundanas. Dios y Naturaleza para equilibrar nuestros desequilibrios. Las sociedades no pueden colaborar alegremente en su propio exterminio y en la desaparición del planeta entero.
Los venezolanos de buena voluntad y corazón templado (porque aún son mayoría) deben apuntar hacia ese logro. El país es de todos y para todos. Las mejores conciencias están obligadas a participar en esta tarea. Aunque difícil, no resulta imposible. Si todos nos incorporásemos, no habría divisiones ni fraccionamientos ni divisiones de clase. Hasta no harían falta los partidos políticos. Ni elecciones. Ni representatividades. Cada cual estaría en donde mejor se desempeñe, y unidos alcanzaríamos la meta deseada: transformarnos en una gran Nación. Con individuos honestos y capaces. ¿Utopía? Puede ser. ¿Sueño? Quizás.
Tenemos todo a nuestro favor. El momento histórico nos ofrece esa posibilidad. Conocemos quiénes son los enemigos del progreso venezolano y de la Integración Latinoamericana. La oportunidad no suele presentarse dos veces. Las rivalidades políticas y económicas nos asfixian y acaban beneficiando a quienes nunca ofrecen su cara ni su cuerpo. En las guerras pocas veces mueren los generales. La muerte afecta a quienes ponen la carne para el cañón del matadero. Banderas y patrioterismos corren hacia finales trágicos.
Todos los venezolanos, sin distingo, estamos en una encrucijada histórica. Momento de definiciones. O avanzamos hacia el futuro, o la Patria nos cobrará un precio muy alto por nuestra osadía. Recuperar lo valioso de nuestro pasado e incorporarlo a la comprensión de nuestro presente. No tenemos alternativa posible.
Si reconociéramos cuánto esfuerzo y cuánta energía acaba diluida en enfrentamientos que sólo fortalecen a sectores apátridas, seguramente el país nacional no estaría atravesando las situaciones actuales. Porque --no podemos ocultarlo-- mientras muchos "malgastamos" nuestro tiempo y arriesgamos, incluso, nuestras vidas, unos pocos satisfacen sus apetencias personales en detrimento del beneficio colectivo. ¿Cuándo despertaremos realmente y comprenderemos que sin unidad libre y desinteresada, no habrá transformación posible?
Unidad para construir un mejor destino. ¿Para qué atesorar riquezas si tenemos una muerte segura en el momento menos esperado? ¿Para qué acaparar bienes si esta acumulación sólo impide el disfrute de las mayorías? Si éstas tuviesen libre acceso e iguales oportunidades, no existirían tantas desventajas para encontrar respuestas y soluciones en un mundo cada vez más globalizado. Todos en igualdad de condiciones. El bienestar no permite aristas. Si todos nacemos libres e independientes, ¿por qué el sistema establecido fractura nuestra relación con la naturaleza y el prójimo semejante? ¿Pueden, nuestras modernas sociedades, seguir creando divisiones e impidiendo la necesaria unidad? Si no apostamos por ella, jamás habrá cambio. Seguiremos enfrascados en enfrentamientos inútiles; correrá sangre a borbotones; la especie humana irá directa al despeñadero y sobre el planeta entero caerá definitivamente la espada de Damocles.
Reflexión necesaria: Chávez ha sido el único Presidente que ha desafiado abiertamente al poder establecido. ¿Alguien lo duda? Quienes en la oposición caminan como sonámbulos tras unos "líderes" de cartón deberían repensarse y repensar al país. ¿Qué ofrecen estos "tigres de papel" de cara al futuro venezolano? Más sombras y oscuridades, cuando lo urgente es aportar luces para salir del laberinto.
Esta nota ha sido leída aproximadamente 2464 veces.