Carta abierta al Presidente Chávez

La conciencia

 
 

Estimado compañero Presidente: 

Voy a votar  SI en el Referendo sobre la enmienda constitucional y en el frente de mi casa colocaré un cartelón que diga SI para que mis vecinos se sientan convocados por mí a votar SI.

Para llegar a eso fue muy importante que usted reconociese que la postulación indefinida sólo para el Presidente o Presidenta era un grave error, y que, en cambio, la postulación indefinida para todos los cargos de elección popular era la sustitución del criterio que apuntala lo que tenemos hoy en la Constitución Nacional Bolivariana, y que podríamos resumir en “la permanencia en el mando por largo tiempo degenera al gobernante”, por otro criterio que podríamos resumir en “nada debe privar por sobre la voluntad del pueblo soberano”.

La postulación indefinida sólo para el presidente carecía de criterio.

Después todo fue más sencillo.

Definirse por el SI en el Referendo de la enmienda constitucional para alguien que ha vivido en lucha, como se llamaba el periódico del entrañable sindicato UTIT, procede de un análisis de intereses más que de la confrontación de principios morales eternos e inamovibles. Cuando digo análisis de intereses no piense que lo voy a arreglar con lo de los intereses de clase, aunque su presencia y su tensión son incontestables, pues me parecen demasiado acartonados para expresar la verdadera confrontación de intereses que existe en torno al Referendo por la enmienda constitucional. Yo creo que están enfrentadas las pretensiones de regresar al pasado de sumisión al poder imperial norteamericano contra las pretensiones de continuar el proceso de liberación de éste que se inició con su gobierno en febrero de 1999. Esos son los intereses en pugna para mí.

Me voy por atajos para no perder el tiempo. En el plano nacional me preguntaría por la posición de FEDECAMARAS, la Conferencia Episcopal Venezolana y el CEN de Acción Democrática.

Si tres de los organismos más representativos de la dominación imperial (el primero ya se sabe, qué podría decir el sindicato de los patronos, el segundo también, pues la historia nos enseña que  están jalando para su lado desde mucho antes del terremoto de 1812, cuando dijeron que éste era castigo divino por habernos declarado independientes, y del tercero qué decir, si el Comité Ejecutivo de la CTV, que es una forma de decir AD, tenía el cinismo y la desfachatez necesaria y suficiente como para ir a celebrar el 1° de mayo a la casa del embajador de Estados Unidos) me llaman a votar NO, cómo haría uno para no votar SI?

En el plano internacional la cosa es aún más demoledora. El que quiere que votemos NO es el Departamento de Estado Norteamericano. ¿Cómo  hace uno para desentenderse de eso? Dicho de otro modo, el que más se alegraría de que votáramos NO sería George W. Bush y el complejo industrial militar que gobierna al mundo y que a estas horas debe estar destripando niños en Gaza.

Por otro lado, con la honestidad que lo caracteriza,  el reconocido intelectual estadounidense Noam Chomsky ha sostenido que la América Latina que hoy porta en su seno procesos como el argentino, el uruguayo, el paraguayo, el boliviano, el ecuatoriano, el brasileño, el nicaragüense, el guatemalteco, el hondureño y  el cubano, sería inimaginable sin el proceso revolucionario bolivariano y en particular sin su persona, Presidente Chávez.

Como ve, Presidente, si yo quiero que mi voto sea para que siga el proceso de liberación de ese productor de miseria y alienación que es el imperio norteamericano, proceso que se inició con el gobierno que usted preside y para enfrentar las pretensiones de regresión al pasado lacayuno de sumisión, mi voto no puede ser sino SI y para llegar a ese convencimiento no necesité ni propaganda ni musiquita. Apelé a mi conciencia.

Pero mi conciencia no termina ahí. Y es por algunos problemas de conciencia que yo le escribo esta carta. Yo no le escribiría para decirle solamente que iba a votar  SI.

Creo que existen amplias, profundas, diversas y, a mi juicio, muy justificadas áreas de descontento en el que se reconocería así mismo como pueblo bolivariano-chavista. En esa que es su máxima población votante, la de diciembre de 2006, conjunto humano del que me honro en formar parte, hay evidentes manifestaciones de desilusión, frustración y desaliento como resultado de lo que se considera una pérdida del rumbo que se tomó en 1999. Creo que es necesario desentrampar la percepción que estos sectores del pueblo tienen  de acuerdo a la cual decir SI en el Referendo sobre la enmienda constitucional es cohonestar las cosas con las cuales no están de acuerdo al interior de su gobierno.

No pretendo representar a nadie más que a mí, pero ejerciendo mi derecho a la crítica constructiva pienso que contribuyo a desactivar esa trampa que impide diferenciar la que debe ser una posición de conciencia frente al futuro inmediato y frente a la historia en el Referendo, de la crítica a una conducta determinada  del gobierno bolivariano en un momento determinado.

Antes de exponer mis críticas debo informarle que proceden de alguien que desde mayo de 1999 hasta septiembre de 2008 fue funcionario de su gobierno y que de ello le quedó gran orgullo. Los seis primeros años en tres empresas hidrológicas filiales de HIDROVEN (Hidrocapital, Hidrolago e Hidrocaribe) trabajando en el impulso de las Mesas Técnicas de Agua y los Consejos Comunitarios de Agua, después apoyando en la Dirección de Educación Ambiental y Participación Comunitaria del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente y finalmente, para asumir los problemas derivados de la descomposición de la Lemna, en el Instituto para el Control y la Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (ICLAM). Desde el 17 de enero hasta el 28 de mayo de 2007 fui miembro del Consejo Presidencial para el Poder Comunal. Allí tuve oportunidad de conocerlo personalmente durante las dos reuniones en las que participé con usted y en las que planteé algunos de los elementos que están implícitos en las críticas que aquí formulo.

Reconozco en su gobierno dos períodos claramente diferenciados. El primero, desde febrero de 1999 hasta diciembre de 2006,  y el segundo, desde enero de 2007 hasta el presente. El primero está signado por el espíritu de inclusión y lo acompaña la victoria, el segundo está marcado por el espíritu de exclusión y lo persigue la derrota.

En el primer período la macolla oligarca-imperial nos dio con todo lo que tenía: nos sometió a la presión mediática más tremenda que pueblo alguno haya vivido jamás; nos lanzó el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002, del que insurgió ese pueblo hermoso que tronó un cacerolazo descomunal el viernes 12 por la noche para autoconvocarse en Miraflores al mediodía del sábado 13 de abril, hasta que usted apareciera, y reventó con su actitud “patria o muerte” la cautela militar que sólo entonces se sumó al fragor del pueblo en la calle y así juntar las fuerzas para terminar de traerlo, como lo trajimos, de la muerte a la vida, y otra vez a la silla de Miraflores; nos emboscaron con el sabotaje petrolero y durante sesenta días, del dos de diciembre de 2002 al dos de febrero de 2003, sometieron al pueblo a una tortura colectiva de la que salimos más fuertes, más independientes y dueños de nuestra industria petrolera; nos sometieron a Referendo revocatorio en agosto de 2004 y les enseñamos cómo un pueblo defiende su gobierno; nos zumbaron la maniobrita del forfeit en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2005, la más desembozada presencia del Departamento de Estado Norteamericano en el país explicándole a Julio Borges y Manuel Rosales, los más empecinados en mantener la participación electoral, dónde era que torcía la puerca el rabo o quiénes eran los que estaban al mando.

No fue sólo la capacidad de responder a la agresión. A eso hay que sumarle que durante ese lapso se convocó al pueblo todo a reanudar su proceso educativo en el nivel que estuviere, desde el analfabetismo en adelante, para lo cual se desplegaron las misiones educativas Robinson, Ribas y Sucre; se adquirió para Venezuela la atención primaria en salud que jamás había tenido y que hoy se conoce en todo el país como Barrio Adentro o los médicos cubanos, haciendo para ello con la hermana República de Cuba una luminosa negociación en la que se intercambiaba asistencia petrolera por asistencia médica, rompiendo así el bloqueo asesino de Estados Unidos de Norteamérica contra el heroico pueblo cubano, dándole al pueblo venezolano una presencia médica en los sectores más pobres; en petróleo qué no decir, mejor nada, algunas bagatelas como la reconstrucción de la OPEP, el control de la producción, la recuperación de los precios, le generación de una década de bonanza económica que nadie podría negar y menos que menos la Asociación Bancaria Nacional, así que resumamos diciendo que la extrema agresión no fue excusa sino más bien acicate para desplegar una obra de gobierno que en diciembre de 2006 el pueblo premió con una reelección en la que se aumentó la votación por usted en términos absolutos y relativos respecto a la del año 2000. Teníamos una sensación de país con rumbo que no la brincaba un venado.

En el segundo período la macolla oligarca-imperial ha tenido bastante menos trabajo en tanto que aprovechando  nuestros errores nos han infligido más daño que con el más fuerte de sus ataques.

En el primer período convocábamos a todo el pueblo a organizarse en torno a sus problemas cotidianos para cambiar la vida de todos los días. Así el agua, la vivienda, la salud, la educación, la producción, el trabajo se transformaban en motores de organización popular. A nadie se le preguntaba color político porque la Revolución Bolivariana asumía que era el gobierno de todos, y lo construía asambleariamente.

En el segundo período se observan conductas como la de “vamos a hacer el Consejo Comunal del barrio, los que no sean socialistas se pueden ir”. O la práctica, que he combatido sistemáticamente, de sacudirse el problema de hacer comunal a un Consejo Comunal, admitiendo y aceptando como buena, como necesaria, la característica esencial de cualquier comunidad que es la diversidad, o sea, el chavista, la de oposición, el apático, aquella a quien su religión no le permite hablar de política, en fin, todas y todos, mediante el truco de no tener que ponerle al Consejo Comunal el nombre del sector sobre el que está llamado a ser la primera célula del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, sino que un grupo de amigos y amigas del, por poner un ejemplo, barrio El Aguacatico (debe haber como sopotocientos barrios El Aguacatico en toda Venezuela) en vez de organizar el Consejo Comunal del barrio El Aguacatico organizan el Consejo Comunal “Fieles de la Revolución”, les “bajan” los recursos y no tienen que presentarle cuentas a ningún “escuálido”. Debe ser por eso que el Contralor General de la República, Clodosbaldo Russián, ha declarado que más del 70% de las denuncias sobre corrupción administrativa proviene del universo de los Consejos Comunales.

Presos como pareciésemos estar en el “síndrome del novato y del converso” pisoteamos principios sacrosantos de la construcción del socialismo como lo es el de que la organización política no instrumentaliza, no se come a la organización de base, que el partido no coloniza al sindicato, para decirlo con las palabras de antes. Cuando el PSUV dice “vamos con todo” parece que del bolsillo chiquito del pantalón se sacara a los Consejos Comunales (que ya no serán de la comunidad sino del PSUV), a las Mesas Técnicas de Agua (que ya no le pertenecerán a los que se organizaban en torno a ella sino al PSUV), a los Comités de Tierra Urbanos y así sucesivamente. Igualito, exacto, lo mismo que hacía Acción Democrática con la Confederación de Trabajadores de Venezuela.

No hay peor servicio a la causa de la construcción del socialismo del siglo XXI que hacerlo aparecer como algo obligado. El socialismo, o es porque se quiere, porque se llega a él por voluntad propia, o no es socialismo y adicionalmente a eso el pueblo venezolano está genéticamente programado para no hacer nada obligado. Como dice el refrán: “Obligado ni pa’l cielo”. Si a eso le sumamos el deber histórico que tenemos de inventar para no errar, de crear para no equivocarnos, como nos lo enseña nuestra raíz robinsoniana, debemos descartar la imposición del socialismo. Una tal Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas nos demuestra eternamente que eso no sirve.

Tal parece que del apuro sólo nos está quedando el cansancio. Creo que si la línea de las tres erres (revisión, rectificación y reimpulso) era justificadísima después del 2 de diciembre de 2007, lo es muchísimo más después del 23 de noviembre de 2008.

Creo que es posible lograr una contundente victoria del SI en la medida que lo identifiquemos como una oportunidad que el pueblo se da, sin obligarse a ella, para que en diciembre de 2012 tenga todas las alternativas y entre ellas la que representa usted, presidente Chávez. Creo que hay que trabajar con ahínco sobre la idea que enmendar a la Constitución Nacional Bolivariana para introducir en ella el criterio de que “nada debe privar por sobre la voluntad del pueblo” no significa estar de acuerdo con prácticas del gobierno bolivariano que se consideran no sólo incorrectas sino además nefastas.

Fraternalmente

Caracas, 16 de enero 2009


santiago_arconada@yahoo.es


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Santiago Arconada Rodríguez


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