Chávez, y con él cualquier compatriota con sentido profundo del deber no tendría en esencia el "derecho" a postularse para un cargo de elección popular, tendría –eso sí- el deber de postularse y responder afirmativamente al requerimiento del pueblo cuando éste así lo demande al aprobarse la Enmienda. El torbellino de sandeces en el cual ha sumido la campaña contra la Enmienda Constitucional una oposición teledirigida por las empresas de desinformación privadas ha impedido que se haya reflexionado sobre el asunto como lo demanda su importancia vital para la Soberanía del Pueblo.
La Enmienda propuesta devuelve la soberanía a su legítimo dueño. El Artículo 5 de la Constitución Bolivariana establece que “la Soberanía reside intransferiblemente en el pueblo…” Resulta evidente que la estrategia opositora ha eludido –con éxito- el meollo del asunto que reside en el concepto de Soberanía Popular. Los sectores que le piden al pueblo votar contra la Enmienda son aquellos que han secuestrado en su beneficio la Soberanía Popular y pretenden que este mismo pueblo siga actuando contra él mismo. Votar Sí por la Enmienda significa asumir plenamente el derecho soberano del pueblo.
A mediados del siglo XVI, cuando el hundimiento del Sacro Imperio urgía por la conformación de Naciones, Jean Bodin, produjo su obra fundamental con su texto “Los seis libros de la República”. Resultaba evidente que sólo podría alcanzarse la formación del estado-nación si un poder soberano se imponía por sobre la disputa de poderes fácticos que lo impedían. De un lado los monarcas debilitados, por otro el poder terrenal de la Iglesia Católica, y del otro los señores feudales con su poder, fuerza militar y fueros urgían por el advenimiento de un poder soberano.
Según Bodin habría diversas formas de gobierno, teniendo en cuenta donde se concentre la soberanía. a) Democrático si el pueblo como cuerpo colectivo posee el poder soberano. b) En el gobierno aristocrático u oligarca donde la soberanía es poseída por la menor cantidad de personas, y c) En la monarquía donde la soberanía se concentra en una persona.
Las características intrínsecas de la Soberanía son descritas por Bodin como el "poder absoluto y perpetuo…", y soberano es quien tiene el poder de decisión, de dar leyes sin recibirlas de otro, es decir, aquel que no está sujeto a leyes escritas, pero si a la ley divina o natural. Según este autor, soberano debía ser el monarca, y se caracterizaba dicho poder por ser absoluto, perpetuo, supremo, ilimitado, indivisible e imprescriptible.
Dos siglos más tarde, en 1762 Juan Jacobo Rousseau retoma la idea de soberanía pero con un cambio sustancial. "El soberano es ahora la colectividad o pueblo, y ésta da origen al poder enajenando sus derechos a favor de la autoridad. Cada ciudadano es soberano y súbdito al mismo tiempo, ya que contribuye tanto a crear la autoridad y a formar parte de ella, en cuanto mediante su propia voluntad dio origen a esta, y por otro lado es súbdito de esa misma autoridad, en cuanto se obliga a obedecerla"
El pueblo venezolano es soberano y libre, porque entre otras cosas no se puede ser soberano y esclavo, por tanto, si es libre ha de poder ejercer esa libertad en la toma de decisiones que le agencien su plenitud y felicidad. Conforme a estos dos conceptos vitales para comprender en profundidad la naturaleza de la propuesta de Enmienda Constitucional, nada ni nadie puede impedir que el pueblo soberano decida quien gobierna para él, cuando gobierna para él y cuánto tiempo debe permanecer a su servicio.
Resulta más que evidente que la redacción de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución Bolivariana colocan límites a la soberanía y libertad del pueblo y por tanto deben ser enmendados para que respondan a los derechos soberanos del pueblo. Lo que se decidirá el 15 de febrero no será entonces el destino del Comandante –aunque también lo sea- sino el destino del pueblo. Votar Sí será votar por la soberanía, por la libertad enunciada y practicada. Votar No sería decirle NO a la soberanía popular, a la libertad y a la vida.
Este es el verdadero desiderátum del referendo. En el marco de este objetivo fundamental está lo circunstancial: Chávez y su rol imprescindible en la conducción del proceso revolucionario. Una revolución no entrega a su líder ni lo manda de vacaciones cuando la tarea exige de su concurso. Una revolución es un proceso profundamente cargado de amor, de lealtad y nobleza, y Chávez atesora, como nadie, esas virtudes. Amor con amor se paga y el amor es siempre un profundo sentimiento de doble sentido. Chávez es amor, Chávez es revolución y Chávez es socialismo, por eso... porque somos un pueblo soberano y libre la Enmienda Sí va, y porque esta soberanía y libertad requiere de su hijo más necesario, la Enmienda con Chávez Sí va y.... punto.
¡CONCIENCIA Y COHERENCIA RADICAL!
Nuestras primeras necesidades.
¡VENCEREMOS!