Crisis burguesa

Con el rotundo triunfo del SÍ, para enmendar los cinco artículos de la Constitución Bolivariana, promovidos por los diputados de la Asamblea Nacional y con el apoyo del pueblo, según los resultados emanados del arbitro electoral, en la recién consulta refrendaria que fueron favorables al proceso revolucionario. Por esta razón estamos obligados a acelerar la marcha para profundizar el socialismo.

Estos resultados que les fueron adversos a la burguesía en sus esperanzas tan anheladas, hizo que entraran en una crisis terminal, el plan jaque al rey que meticulosamente les organizó la CIA en Puerto Rico, (el palangrista Ravell y su combo, se lo tubo que meter por donde estoy pensando) no les proporcionó los frutos tan ansiados para salir de Chávez. Por lo que tenemos Chávez hasta el dos mil siempre.

La crisis de esta burguesía, conjugándose con el imperialismo, multiplicó, sin embargo, el empuje del pueblo: entusiasmo nacional y movimiento revolucionario son inseparables, un conflicto de clases apoya y exacerba el patriotismo, apoyando al Presidente Chávez y a la Revolución Bolivariana. Los burgueses oponen el fascismo al pueblo, del que se mofan; lo cual apoyan muchos de los inmigrantes, perseguidos y excluidos en sus países de origen que moran en Venezuela y combaten en las filas de la burguesía. Para el pueblo se trata de salvaguardar y promover el socialismo. El futuro de nuestra Patria está en juego; el poder reside en el pueblo.

La patria ya no es tan sólo una palabra que la imaginación se halla complacida en embellecer; es un ser al que se ofrecen sacrificados...; que se ha creado con grandes esfuerzos, que se educa en medio de las inquietudes, y al que se ama tanto por lo que cuesta como por lo que se espera de él. La patria no se concibe, para los ciudadanos pasivos, más que en el acceso a la igualdad real de derechos.

Ahora bien, los problemas del país, al sobreexcitar el sentimiento revolucionario, acentúa los enfrentamientos sociales en el propio seno del pueblo. Más aun, la burguesía se inquieta, un espectro los atormenta: la ley de tierras, las empresas de producción social, y el socialismo, esto es, el reparto de la propiedad. En el momento de dar el paso, temiendo poner en peligro si no la propiedad sí al menos la preponderancia de la riqueza, la burguesía está asustada del movimiento popular que no les favorece. Es que Chávez los tiene turulatos.

No obstante, más allá de las estructuras sociales y de los antagonismos fundamentales que dan cuenta de las causas profundas de la Revolución, conviene precisar los factores que explican una fecha: 27 de febrero de 1989 y 4 de febrero de 1992. Lo que nos explica que la Revolución no es en modo alguno un acontecimiento fortuito. Ha tomado, es cierto, a los burgueses de improviso, y sin embargo no es más que el complemento del trabajo más largo, del término repentino y no violento de una obra en la que han trabajado y trabajan varias generaciones.

La democracia se puede mantener sólo en la medida en que las contradicciones de clase no llegan a ser explosivas. Para mitigar las fricciones sociales la chula burguesía en Venezuela, se ve obligada a mantener un amplio sector de “intelectuales y artistas” pequeños burgueses, a la Iglesia Católica y a la burocracia laboral. Cuanto mayores son las prebendas, más ardiente es su “social-patriotismo”.

La casi docilidad carneril de las “democracias latinoamericanas” no es un producto del amor a la paz sino de la debilidad. La causa de esta debilidad no reside en el régimen democrático como tal sino en la desproporción entre las bases económicas de los centros metropolitanos y las de los imperios coloniales heredados del pasado. A esta desproporción se agrega la lucha por la liberación de los pueblos. En estas condiciones la “democracia social” se convierte realmente en una fuente más de la debilidad para la decadente y vieja burguesía.

La “pacifica democracia” de los Estados Unidos (USA) se apoya en la liquidación de los movimientos democráticos nacionales de los centenares de millones de habitantes de Latinoamérica, en función de las superganancias que extraen de nuestros países.

Los únicos países que en la actualidad pueden mantener el comedero imperialista son los que pudieron acumular vastas riquezas gracias a la explotación del mercado mundial y el pillaje de las colonias y los países ocupados. En otras palabras, en la decadencia del imperialismo el régimen democrático sólo es indispensable a la burguesía en la época de la libre competencia. Al capitalismo monopolista, que no se basa en la libre competencia sino en la dirección centralizada, la democracia le es inútil, le pone obstáculos y dificultades. El imperialismo puede tolerar la democracia como un mal necesario solamente hasta un cierto punto. Pero su tendencia lógica es hacia los gobiernos dictatoriales.

Todos los venezolanos tenemos el derecho de ser igualmente bien alimentados, vestidos, alojados, instruidos, cuidados, tratados en todo; como todos tenemos el deber de ser cónsonos igualmente para toda la comunidad.

Somos nosotros, el pueblo llano y excluido, quienes pagamos siempre con nuestra sangre y nuestro trabajo las malas acciones de la burguesía.

Ahora SÍ con más razón, vamos por todo y con todo, para profundizar el proyecto Bolivariano y socialista.

¡Uh! ¡Ah! ¡Chávez no se Va!

Salud Camaradas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria. Socialismo o Muerte.

¡Venceremos!

manueltaibo@cantv.net


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Manuel Taibo


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