La corteza terrestre se ha recalentado y tiende a aumentar la temperatura, no sólo por la irracionalidad y falta de preservación del medio-ambiente, sino por el aumento de los conflictos armados y la inestabilidad social, política y económica. La cuerda se va tensando y la locura de los poderosos no mide las consecuencias para la vida de los pueblos que son ignorados en la puja del poder.
América Latina y el Caribe tienen un larga y dolorosa experiencia de guerras y conflictos de baja intensidad. Aun existen heridas no cicatrizadas y la memoria de los pueblos trata de superar el drama vivido y luchan por la Verdad y Justicia. Mantienen la resistencia para la construcción democrática.
Haití es un país devastado y hambreado desde hace muchas décadas; es el país de mayor pobreza en todo el continente americano. Como bien lo señala Rodolfo Mattarollo, quien fuera el director de Naciones Unidas en Haití, durante cinco años, "el presidente depuesto Jean Bertrand Aristide, solamente podía re-distribuir sueños"; sin ayudas y el bloqueo impuesto, sin proyectos y con graves problemas estructurales, sumado a las imposiciones de los EE.UU. y los intereses en pugna de una minoría poderosa, haitiana, que reside en el extranjero.
Es un país ingobernable con un profundo deterioro social y del Estado. Uno de los factores de esta situación fue la falta de diálogo, por parte del gobierno, con sectores de la oposición política, que en otro momento fueron aliados del gobierno. El gobierno de Aristide sufrió una demolición permanente y condicionamientos constantes.
Quienes encabezaron el golpe armado para derrocar al presidente, son responsables de graves violaciones de los derechos humanos; son asesinos al servicio de grandes intereses económicos y políticos. El presidente depuesto señaló en sus declaraciones; que las fuerzas norteamericanas lo sacaron a punta de armas. Es un claro golpe de Estado y una ingerencia extranjera en Haití.
Cabe preguntarse: ¿quién armó a los insurrectos para derrocar a un gobierno constitucional?
Nuevamente las tropas de EE.UU. y Francia ocupan ese país alegando la defensa de sus intereses y de la democracia que vienen pisoteando. Evidentemente la guerra de baja intensidad que se va extendiendo en el continente, es un llamado de alerta para todos los gobiernos democráticos, así lo señala Stella Calloni, periodista de reconocida trayectoria en el análisis sobre los procesos en el continente americano.
Otro de los hechos preocupante es el constante asedio y violencia para derrocar al gobierno democrático venezolano que preside Hugo Chávez, quien resiste y enfrenta a una oposición que no repara en medios para alcanzar sus objetivos, y que genera violencia y por consiguiente, un profundo daño al país.
Esa guerra de baja intensidad se da en los medios de comunicación que buscan demonizar al gobierno y justificar el accionar de los grandes intereses económicos y políticos en pugna.
El golpe que impuso en el gobierno a Carmona, un empresario poderoso, fracasó por el accionar del pueblo y el apoyo internacional. Hoy el gobierno venezolano se ve acosado por nuevos intentos de provocar la salida de Hugo Chávez. La violencia desatada con muertos, heridos y detenidos está debilitando al país.
El gobierno de Hugo Chávez, es jaqueado con la intervención y apoyo de los EE.UU. a la oposición encabezada por los empresarios y medios de comunicación, lo que abre serios interrogantes sobre estas formas de "guerras de baja intensidad", que buscan derrocar a gobiernos elegidos democráticamente.
Los interrogantes son muchos sobre lo que puede ocurrir en todo el continente latinoamericano con el intervencionismo extranjero que se asume como "regulador de la democracia de otros países" y que sienta un grave precedente para otros países. Caso Colombia, con la tensión y violencia tanto del gobierno, como de las guerrillas que lleva más de 40 años. Sin embargo Colombia es considerado un país democrático, simplemente porque votan, no por la vigencia de los derechos ciudadanos y por los derechos humanos.
Entre las preocupaciones: creo que se están aplicando experiencias pilotos para controlar gobiernos díscolos que no respondan a los intereses de los centros de poder.
¿Qué puede pasar con los gobierno de Lula y de Kirchner si intentan tocar los intereses de las grandes corporaciones o enfrentar al FMI y al BM? Las campañas mediáticas, las usinas de rumores, los lobby, tienen experiencia para derribar gobiernos que consideran indeseables.
La embajadora de EE.UU. en Brasil, señala que a Lula le pueden tolerar algunas posiciones, pero aquellas que hacen a la política de los EE.UU. para América Latina. Por ejemplo: apoyar a Fidel Castro y a Hugo Chávez. La democracia de la gran potencia llega a los límites de sus intereses. Es decir, hasta donde les conviene.
Es preocupante escuchar a ministros argentinos que dicen: "Estamos esperando la aprobación de Bush, para pagar al FMI, los intereses de la deuda externa". "Nos tiene que dar una señal de aprobación".
Los emperadores no miran ni escuchan a sus esclavos y súbditos, simplemente los usan cuando los necesitan.
En otros términos, están esperando que el emperador Bush levante o baje el pulgar. ¿Es ese el país que queremos?. El circo romano está vigente y las fieras están hambrientas y hay muchas en la arena y buitres esperando los despojos. Pero siempre surge Espartaco que luchará por la libertad.
*Premio Nobel de la Paz
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